No sé si es una buena época para ensalazar el valor de la política y tampoco es este espacio para ello. Pero como reza una conocida frase, debemos conocer la Historia para aprender de los errores. Y en este contexto, viajar, si se hace con los cinco sentidos, puede ser una magnífica forma de conocer lo que aconteció en el pasado. Y reflexionar sobre si podría suceder en el presente. Hace ya un tiempo -me he retrasado algo en la publicación- pude visitar en Madrid uno de los lugares más simbólicos del Franquismo, la época en la que el pueblo español tenía un régimen político férreo que reprimió al bando caído en la guerra y eliminó la libertad de la que hoy disfrutamos en nuestro país. Se trata del Valle de los Caídos, situado en plena sierra de Madrid, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial.
Tanto histórica como políticamente su visita es muy recomendable. Además, natural, arquitectónica y monumentalmente hablando, sin entrar en lo que representó en su momento y de una forma muy minoritaria aún representa, el lugar es también muy atractivo. Así que si visitas Madrid y tienes un hueco, te recomiendo su visita.
Una obra monumental de sentido político
Las imágenes dan cuenta de la grandiosidad de esta obra, que como rezaba su decreto fundacional fue construida en honor a «la dimensión de nuestra Cruzada, los heroicos sacrificios que la Victoria encierra, y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España». De hecho, la cruz es la más alta del mundo de las cristianas y sus 150 metros de altura se interpretan claramente como un golpe de fuerza, además claro está de la representación de valores como la tradición. Para acceder a ella había un funicular, pero actualmente está paralizado por peligro de desprendimiento.
Por su parte, la Basílica de la Santa Cruz, el enorme centro religioso situado bajo la roca, suma también 260 metros de largo y presume de ser el «templo excavado en roca granítica más grande del mundo». Esta es una representación sin duda del gusto de los dictadores por las obras de grandes dimensiones y de exteriorizar su poder. Y más allá de este parecer, hay que reconocer que aún pasado el tiempo -aunque en muchos aspectos podemos decir que la etapa de la Dictadura no está para nada enterrada- este lugar no puede escapar del significado que le dio origen.
Otro tema además es su actual vigencia, pues aún quedan resquicios de movimientos que ensalzan esa triste etapa de la Historia española y quien a día de hoy, pone flores frescas en la tumba de los dictadores que allí descansan.
Además de los dos símbolos antes mencionados, el conjunto se completa con la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, la hospedería y la gran esplanada situada delante de la basílica. Desde allí se obtienen maravillosas vistas de la sierra y se entiende el emplazamiento de este mausoleo construido en señal también de fuerza: se observa todo lo que queda por delante desde una posición simbólicamente superior. Es el sello de los vencendores.
El monumento fue contruido a lo largo de 18 años (entre 1940 y 1958) y en ello trabajaron miles de presos políticos del bando que perdió la guerra. Este hecho, unido a que fuera un homenaje a “a los que lucharon por Dios y por España”, como aún se puede leer hoy en la basílica y que allí descansen los restos de 33.000 combatientes de los dos bandos, así como del creador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera y Franco, nos recuerda en todo momento el sentido político de este lugar.
Como siempre en estos temas, hay visiones diferentes de los historiadores sobre diferentes hechos, como por ejemplo sobre quiénes construyeron este monumento. Se sabe que se hizo a manos de presos políticos, pero también de otros pesos comunes que con estos trabajos reducían su condena. Por la dureza de la obra, muchos perdieron la vida.
Algo se remueve cuando se piensa en lo que representa: más allá de ciertas ideas, la demostraciónn de un país dividido, del culto al líder y el poder de instituciones tradicionales mucho más que el de la razón, la libertad o la diversidad. Viendo lugares como este uno piensa que en cierto modo es normal que esos valores que creemos intocables se conviertan en endebles en ciertos casos. Mucho más a menudo de lo que deberían. No llevamos tanto tiempo haciendo gala de ellos.
Monumentos del Valle de los Caídos
La Basílica de la Santa Cruz es una construcción imponente que, como hemos adelantado, tiene récords por su envergadura. En el pasillo principal, entre esculturas y tapices, uno puede ir haciéndose idea de su ardua obra. Al final, se encuentra el espacio principal, donde se da Misa todos los días a las 11 (con el único canto gregoriano diario, de niños con edades situadas entre los 9 y 14 años). Aunque si no vas al acto religioso, te piden que no entres, puedes observarlo desde los bancos de atrás unos minutos y la verdad es que el ritual tiene su embrujo. Aún así, no nos quedamos toda la misa.
Una vez acabada, conocimos el lugar más importante: la gran cúpula con un mosaico impresionante, las tumbas de los personajes históricos que antes comentamos muy a la vista y en el centro, Jesús en una cruz de madera. El resto del tiempo lo dedicamos a observar, ya que no se puede hacer fotos dentro. Realmente cuando lo pensaba, casi lo agradecía, ya que es un lugar que va mucho más allá de lo que estamos viendo. Un lugar que en cierto modo se te queda dentro.
Por otro lado, la hospedería estaba cerrada cuando la visitamos, pero además de ser lugar de acogida para eventos espirituales, convenciones, cursillos o residencia de descanso y de estudiantes que preparan oposiciones, tiene un restaurante. La Abadía no se puede visitar. Ambos forman la parte de atrás de la montaña donde está emplazada la cruz, pero es un paseo muy bonito y la zona está muy cuidada.
Datos prácticos
- Cómo llegar: Lo más adecuado es ir en transporte propio, ya que si no habrá que caminar unos 6 kilómetros en pendiente ascendente. De ir en transporte público sería la línea 664 de Autobuses Herranz que sale desde el intercambiador de Moncloa a San Lorenzo del Escorial. Para ver los horarios, pincha aquí.
- Precio de la entrada: La normal es 9 euros; y la reducida 4; los menores de 5 años, no pagan.
- Observaciones: Dado que está situado en plena sierra de Madrid, durante los meses de invierno hace frío. ¡Abrígate!
- Misas: Hay misa todos los días a las 11.
- Fotografías: Se pueden hacer en todo el recinto a excepción del interior de la Basílica.