Amman es una ciudad parecida a las urbes de Oriente Próximo que imaginé. Ese caos perfectamente ordenado que rebosa vitalidad y exotismo para los ojos de quien la visita por primera vez. Por eso, la primera parada que hice recientemente en mi viaje a Jordania fue una antesala de todo lo que vendría después: la esencia y la atmósfera jordana da sentido a cada paso de tu viaje por el país. Por eso, Jordania es interesante no solo a nivel de histórico, paisajístico y por las aventuras vividas –además de por supuesto disfrutar de una de las siete maravillas del mundo moderno como es Petra-, sino como muestra de un trozo de esta parte del mundo, culturalmente tan diferente e interesante y humanamente tan afín. Por eso, voy a daros varias razones por las que este viaje ha sido tan especial; mis impresiones sobre la que ha sido mi primera incursión en Oriente Próximo. Una sacudida de experiencias donde todo parecía nuevo y disfruté como una niña con zapatos nuevos. Jordania tiene ese efecto y esa virtud: trastoca.
Jordania es un país seguro
Como nos contaba el guía que nos acompañó durante el viaje, Omar, no debería existir la necesidad de justificar que Jordania es un país seguro; sino todo lo contrario. No hay motivos para creer que es inseguro, pues en caso de tener algún percance –del último importante han pasado ya diez años- se trataría siempre de un factor externo, como podría suceder en nuestra propia ciudad. Aunque Jordania hace frontera con Arabia Saudí e Irak al este, Israel y Palestina al Oeste y Siria al norte es un país tranquilo, estable y sencillamente seguro. Al pasear por Amman o visitar Petra, sentí más la curiosidad de los jordanos que una posible sensación de inseguridad.
Quería empezar el post por esta cuestión porque creo que es clave: la única barrera para disfrutar de Jordania es la que nosotros queramos poner. Muchas veces, más por desinformación que por miedo. La única frustración al volver de este hipnótico país es pensar lo poco que lo conocía antes de pisarlo y la ya remota posibilidad de que podría no haberlo visitado nunca, si no hubiera sido invitada a hacerlo.
Constraste de paisajes
Otro factor que ayudó a que Jordania tuviera una atmósfera tan diferente fue el contraste de paisajes del país, tanto respecto a los que existen en España, como entre alguno de los visitados allí. También añadió su punto el clima -muy seco- y el paisaje pedregoso, que se mantuvo desde los panoramas que veíamos desde la ventana del autobús al salir de Amman; haciendo barranquismo en Wadi Mujib, siendo los cantos rodados el impulso para seguir nuestro camino; pasando por la ciudad de Petra; y culminando en el desierto de Wadi Rum, lleno de grandes formaciones rocosas.
Sin duda, en este apartado, incluyo también al Mar Muerto, pues constituye también otro de los enclaves naturales más pintorescos de nuestro planeta. Se trata del punto más bajo del globo y a consecuencia de su alta salinidad, como es bien conocido, se flota en sus aguas. ¡Tengo la prueba!
Jordania a través de la mirada de su gente
Los jordanos son en líneas generales gente amable y hospitalaria, pero como en cualquier otra parte del mundo, se pueden vivir experiencias diferentes con sus habitantes, dependiendo del caso en concreto. Por eso, siempre que entablé conversación o contacto con alguno de ellos intenté hacerlo desde el respeto, de persona a persona, intentando olvidar lo que nos separa, que siempre es mucho menos de lo que nos une, aunque llame menos la atención. Por eso, cuando unos niños se acercaron en la Ciudadela para hacerse fotos conmigo, acepté, saqué mi cámara y me uní al juego, aunque al final tuve que decirles que no un par de veces porque la visita debía continuar y ellos, armados con sus móviles y una infinita curiosidad, insistían en otra más.
Por otro lado, como siempre, tuve en mayor medida la oportunidad de cruzar palabras con los empleados en hoteles, empresas que ofrecían planes en los diferentes lugares turísticos o restaurantes, que siempre con una amplia sonrisa se animaron a decirme de dónde eran, a preguntarme de dónde procedía yo, a hacer referencias futbolísticas o a hacerme fotos mientras llevaba a cabo diferentes actividades. No fue difícil encontrar con la mirada la amabilidad jordana y desplegar el lenguaje basado en un escaso inglés y el poder de la sonrisa.
Quizás el mayor rato que tuve para disfrutar con la gente local y poder disfrutar de una familia jordana de primera mano fue gracias a una actividad en la que pudimos compartir un rato con ellos y conocer cómo viven de primera mano. El proyecto Zikra Initiative impulsa un turismo responsable y de igual a igual con la comunidad local, en el que se podrá hacer pan –conocido como shark-, pulseras u otros complementos o ayudarles a cocinar.
Así, fui saltando de labor en labor, intentando mezclarme con los jordanos y pudiendo crear complicidad con ellos, que resultó de forma natural con dos chicas jóvenes, que rondaban mi edad –quizás tuvieran algunos años menos, pero en esa franja la diferencia apenas se nota-. Aprendí a pronunciar sus nombres y a interpretar sus gestos, dejándome envolver rápidamente por sus métodos rudimentarios. Finalmente una de ellas me invitó también a maquillarme con kohl, que hicieron allí mismo tan solo con un trapo, aceite y una sartén, y que después pusieron sobre mis ojos.
Tras estas actividades, comimos uno de los platos tradicionales de Jordania, Galayat Bandura, preparado con los tomates que habíamos pelado anteriormente, además de pimiento verde y cebolla. Un plato muy sencillo pero con un sabor riquísimo que pudimos degustar de forma austera, sentados en el suelo; momento del que disfruté muchísimo. Quizás sean mis orígenes aldeanos o el recuerdo de infancia de ir de camping en camping que siempre disfruto este tipo de planes, que me resultan del todo auténticos.
Amman: La ciudad imaginada que cobró vida
Decía Gabriel García Márquez en uno de sus últimos libros, ‘Memoria de mis putas tristes’, que «así como los hechos reales se olvidan, también algunos que nunca fueron pueden estar en los recuerdos como si hubieran sido». Y supongo que Amman fue como ver una ciudad, como ya he dicho, cientos de veces imaginada. Digamos algo así como una ciudad árabe tipo que había visto en películas o series de televisión pero que por fin pude observar con mis propios ojos. Por eso, de camino a la ciudadela -los restos de la ciudad antigua-, el paisaje de viviendas apiladas sobre el terreno forman una vista única. Una vez en la colina, las vistas mejoraban, con una gran bandera jordana que ondeaba al viento. Quizás de forma más portentosa, asimilaba, así, el impacto visual de esa imagen.
Aunque en un post futuro os contaré qué hacer en la capital del país, esta imagen, esa sensación al contemplarla, esas referencias tomando forma, fueron quizás la mayor y mejor impresión que me llevé de la urbe.
Petra: una experiencia que justifica por completo un viaje
Petra, ciudad antigua que fue la capital del reino nabateo, justifica de una forma clara y aplastante un viaje a Jordania. Aunque haya muchos otros lugares que han hecho de este viaje unos días geniales, la belleza del Tesoro, el Monasterio o las tumbas reales nabateas en Petra, su importancia histórica, las referencias cinéfilas y de conocimiento viajero, el embrujo, el explorar a costa de tu propio esfuerzo físico el lugar, el paisaje, las vistas y la genial conservación del sitio son razones de sobra para acercarse hasta el lugar y ser partícipe de un hito de tal calibre. En muchos casos, el viajero se quedará sin palabras para describir la belleza del lugar.
Una mención aparte la merece, como no, la fachada del Tesoro, el monumento más conocido de la ciudad antigua de Petra. Este sitio, puedo afirmar sin despeinarme, no tiene comparación a cualquier lugar creado por el hombre que yo haya visitado. Y la sensación, la impresión o lo que tu cuerpo y mente experimentan ante ella comienza por el asombro, pasa por las ganas de pellizcarte con el fin de despertar de lo que no parece real y finaliza en la nostalgia experimentada tras conocer un lugar que quizás no vayas a volver a ver.
No obstante, Petra es mucho más que la fachada del Tesoro, al contrario de lo que muchas personas podrían creer. La ciudad antigua se extiende a lo largo de doce kilómetros y tiene multitud de rutas para explorarla, por lo que la experiencia se convierte también en una aventura de observar cada detalle del desfiladero Siq, que la precede, y su explosión de colores; de subir cuestas empinadas y senderos de piedra donde el paisaje escarpado da sentido al sobrenombre de “la ciudad escondida”; y vistas que dan la sensación de estar perdidos en el fin del mundo. En definitiva, Petra se divisa, se disfruta y alucina; pero también se vive, incluso se sufre, pero sobre todo se goza.
Jordania con los cinco sentidos
Jordania es también, sobre todo a nivel de sensaciones, calor, arena, especias aromáticas, terreno pedregoso, también desértico y ese «algo» propio que hace tan especial a cada país. Me quedaré también para siempre, como no, con su gente y los ratos que compartimos; con la sensación continua de que todo lo que veía era diferente; con esa imagen con la calima, aunque días atrás rogara que desapareciera, ya que añadía un punto más de exotismo; con haber hecho barranquismo por primera vez en mi vida en uno de los paisajes más curiosos que he visto… y con las ganas de saltar al final del camino o con las ganas de seguir cuando volíamos al punto de partida; con la extenuación de caminar en Petra, de haber explotado visual y físicamente este maravilloso enclave arqueológico hasta las últimas consecuencias; con las ganas de experimentar con aún más tiempo la vida tranquila del desierto, tomando té y observando relajadamente el paisaje…
Sin duda, lo mejor fue poder sentir el calor y el aliento de un país tan diferente y tan apasionante.
*Foto del Mar Muerto: Autoría de Juan Antonio del blog Narrogeographip, un encanto de persona.
*Nota: Este post es fruto de una invitación del organismo de Turismo del país para conocer los encantos de su territorio. Desde estas líneas quiero agradecer el mimo que se puso en la gestión y los servicios de los que pude disrfutar, ya que fue un viaje increíble. Si se necesitáis más información o resolver cualquier duda, podéis dirigiros a Visit Jordan.
¡Me ha encantado, Irene! Se nota que has disfrutado, has vivido y te has empapado de la esencia de Jordania, trasmites tus sensaciones que parece que estaba allí, echándome fotos con los niños (qué ricos, ellos).
Qué ganas de conocer Petra, el desierto, flotar en el mar Muerto…
Fíjate, estaba este fin de semana con unos amigos hablando de nuestro próximo viaje (porque todos los años organizamos uno, los dos últimos a Marruecos) y les propuse Jordania (es que le tengo ganas, sí, ¡ahora más!) Y una de las chicas dijo «si se lo digo a mi madre se muere, a Oriente Próximo…» Le voy a mandar tu enlace pero ya, ja ja ja por tanto me parece imprescindible que lo hayas contando, porque el desconocimiento nos planta una barrera mental que hay que superar.
Un abrazo enorme y ¡te sigo leyendo!
Me alegro mucho de que te haya gustado Patri.
Como he intentado explicar, Petra va mucho más allá de las palabras. ¡Tienes que verlo en directo!
Qué bien que ya te plantees ir. A ver si los «engañamos» jeje. Soy la primera que ya sabes que soy muy miedosa pero es una verdadera pena que en ocasiones confudamos miedo y desconocimiento porque el país vive igual que cualquier otro, aislado de problemas, aunque triste de ver lo que sucede a su alrededor.
Gracias por el comentario y un abrazo,
Ire
Dan ganas de ir, He estado en otros paises con algunas cosas en comun como Egipto o Tunez pero supongo que Petra es unica. Hoy Jordania es practicamente el unico pais completamente seguro en la zona.
Sí, Salvador, Petra es única… pero las ciudades seguro que se parecen algo. Ahora me han crecido mucho las ganas de visitar Egipto 🙂
Un abrazo,
Irene
¡Es importante lo que transmites a través de tus impresiones, y destaco en el apartado de la seguridad puesto que eso a veces frena y mucho, y yo que me gusta viajar a veces pienso eso cuando me lo dicen y no me gusta ni siquiera pensarlo porque no disfutas!
En breve estoy yendo a Jordania, y algunos otros destinos, te preguntaré algunas cosas más, así que es posible que te «moleste» un poco con algunas cosas! 🙂
Muchas gracias.
Un abrazo!
Bo
jeje, pues sí que os ponéis las pilas rápido 🙂
Tienes toda la razón; la seguridad como es normal es algo importante y es bueno que alguien nos pueda trasladar la verdad.
¡Estaré encantada de que me molestes!
Un abrazo,
Irene