Cocina tradicional, una preciosa Plaza Mayor y calles empedradas que se agolpan en un casco antiguo de aire medieval son las mejor carta de presentación Chichón, uno de los pueblos más populares de la Comunidad de Madrid. A una escapada de una hora aproximada desde la capital, es una opción ideal para dejarse llevar por el ritmo tranquilo de pueblo, adentrarse en su gastronomía o tomarse algo en su plaza central y olvidarse del caos de la ciudad por un tiempo.
De poco más de 5.000 habitantes, Chichón se sitúa ya cerca de Castilla La Mancha, concretamente en la Vega de Tajuña, y si nos vamos a alguno de sus extremos, podremos respirar aire puro y ver largos campos propios del paisaje más castellano. Es también uno de los cinco pueblos más visitados de la región, junto a Aranjuez, Alcalá de Henares o San Lorenzo del Escorial, llegando a ser señalado como lugar predilecto de domingueros. Y como hay tiempo para todo; también ciertos días, no está mal un poco de domingueo.
Cómo llegar a Chinchón
Chinchón es una escapada tan recurrente que había estado en mi mente tanto tiempo que creía que ya nunca iba a ir; que en cierto modo, era como si ya hubiera estado. Pero por estos tiempos, en los que ya empiezo a conducir con el GPS como única ayuda, no había lugar para las excusas. Así que tomada la decisión y cerrada la compañía, conduje, apaciblemente hasta el pueblo. Aparcamos al lado de la iglesia más conocida del pueblo, Nuestra Señora de la Asunción. No obstante, no hay mayor problema para aparcar; y dado que el pueblo se puede recorrer varias veces sin esfuerzo excesivo, lo ideal, en mi opinión, es dejarlo en los alrededores del centro.
La Plaza Mayor, su mayor atractivo turístico
Elegida de forma popular como la Cuarta Maravilla de la Comunidad de Madrid, se puede decir que la Plaza Mayor de Chinchón es su mayor atractivo turístico. Incluso, osadamente, yo podría decir que ha sido la plaza central que más me ha gustado en un pueblo o ciudad. Me sucedió con ella como con otros monumentos que te parecen una absoluta genialidad y que de alguna forma, no puedes parar de mirar. En todos los paseos que hice por el pueblo –en un primer momento pasamos por allí para subir al Castillo de los Condes, después volvimos a pasar para ir a la Torre del Reloj y finalmente paramos a tomar algo- era una total fijación por ella, intentando fotografiarla desde cualquier ángulo y teniendo claro desde ese momento, que había sido lo que más me había gustado. Solo por ella, acercarse hasta allí merece la pena.
Algo irregular, acogedora, de soportales y balcones que le dan un ambiente más cercano, con el color verde por bandera y llena de bares y restaurantes para tomar esa preciada caña con semejantes vistas, es sin duda ese lugar donde quieres parar después de dar una vuelta por el pueblo. Así lo hicimos, en uno de sus múltiples locales, donde además podéis comer, aunque no os puedo contar mi experiencia porque para entonces, abandonamos ya el pueblo.
Esta plaza mayor fue el lugar donde se hacían ferias de ganado y comenzó a perfilarse como lo que actualmente es en 1499, con el emplazamiento del Ayuntamiento del pueblo. Ha servido como escenario teatral, de juegos populares o como plaza de toros, llamando la atención como una de las más peculiares de nuestro país. Desde luego, sigue conservando ese encanto.
Monumentos en Chinchón
Además de su plaza mayor, Chinchón tiene otros lugares señalados que podemos visitar y que serán nuestro salto en el camino durante un paseo por el pueblo. Tras situarnos en el centro, pusimos rumbo a Castillo de los Condes, en lo alto del lugar y cuya visita es solo exteriormente porque está bastante deteriorado y no se puede entrar.
Este castillo fue construido a finales del siglo XV, pero diferentes ataques -comuneros, de la Guerra de Sucesión y por último, de la Guerra de Independencia- acabaron con él, conservándose ahora en buen estado tan solo sus grandes muros. Las vistas del pueblo no son demasiado bonitas, aunque sí podemos hacernos una idea de cómo es el entorno del pueblo madrileño.
Volviendo a la plaza mayor, justo en una de las calles inmediatamente anteriores, encontramos el actual parador y antes Monasterio de los Agustinos. En su época fue un centro Humanista y con la desamortización de Mendizábal, un juzgado de partido judicial. Hoy está maravillosamente restaurado y aunque no te alojes allí, puedes entrar a observar su bonito patio y grandes los salones de madera.
“Chinchón tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre”
Tras estas dos visitas, volvemos al lugar de donde habíamos partido, ya que habíamos dejado sin visitar el principal centro religioso de Chinchón: la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Nosotros no pudimos entrar, pero además de los estilos que se pueden apreciar en su interior – Gótico, Plateresco, Renacentista y Barroco- lo más destacable es un cuadro pintado por Goya, la ascensión de la Virgen, que se puede ver en el altar mayor de la iglesia. La razón es que su hermano fue capellán en Chinchón y el pintor hizo este regalo a este lugar en 1812, que también había sido saqueado por la reciente Guerra de Independencia. Por fuera, el centro religioso es imponente, por lo que lidera esta zona del pueblo como lo más llamativo, sin lugar a dudas.
Pero muy cerca, se sitúa también un rincón con mucho encanto. Se trata la Torre del Reloj y la zona que queda por delante, aprovechada como balcón con vistas a los tejados y la Plaza Mayor al fondo. Esta torre pertenecía a una iglesia que quedó reducida a escombros en la Guerra de Independencia y a raíz de este hecho, se hizo popular el siguiente dicho en el pueblo: “Chinchón tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre”.
Aquí acabaríamos nuestro recorrido, celebrándolo tomando una caña y un aperitivo en la Plaza Mayor. Así agotaríamos las horas hasta acabar este medio día que nos llevó a Chinchón.
La gastronomía de Chinchón
La gastronomía de Chinchón tiene bastante nombre y si te dejas caer por el pueblo, lo más adecuado es que aproveches para probar alguno de sus restaurantes. No fue nuestro caso, ya que teníamos frío y queríamos llegar a Madrid pronto. Dicen que en sus restaurantes tienen buena comida tradicional castellana, dada la cercanía a Castilla La Mancha y que también hay restaurantes con un toque moderno.
Lo que sí pudimos es probar alguno de los bollos, también un producto típico de Chinchón, a juzgar por la cantidad de panaderías que hay en el destino. Además, el anís o los ajos son productos también que puedes llevarte a casa como souvenir; yo compré unos pocos de los segundos aprovechando que necesitaba.
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