Perú es uno de los destinos más especiales que he conocido nunca. Fue mi primer gran viaje y lo recuerdo con especial cariño. Lo elegí porque me imaginaba autenticidad así como una amplia variedad de actividades para elegir. No me equivoqué. Hay muchísimas cosas que ver, hacer y explorar en el país andino. De ellas quiero recomendarte cuatro lugares que me encantaron, pero creo que es difícil equivocarse cuando pisas una tierra tan rica en todos los sentidos. ¡Os animo a visitarlo!
De hecho, Perú es un país al que incluso volvería. Para retomar el viaje anterior y poder introducirme esta vez en la selva (la otra vez viajaba sola y quería un viaje más tranquilo). Para explorar aún en mayor profundidad sus zonas de sierra, visitando destinos como Ayacucho (echa un ojo también a las piscinas Naturales de Millpu y seguro que deseas conocerlas ya).
Cuzco: el corazón del Perú indígena
Aunque Cuzco haya sido invadido por el turismo de masas y todo lo que eso conlleva, es uno de esos lugares donde cometemos un grave error si no vamos. Uno de esos lugares que no se te olvidarán nunca.
Es el corazón del Perú indígena, antigua capital del Imperio Inca y puede presumir de un emplazamiento ideal en la ladera oriental de los Andes. Te recomiendo pasear por sus calles empedradas, dejar pasar el tiempo por su plaza de armas y disfrutarla a ritmo tranquilo. Y por supuesto visitar lugares como Sacsayhuamán, una fortaleza inca a dos kilómetros de la ciudad cuyos muros nos hacen admirar las construcciones del pasado. ¡Qué diferente es todo ahora! (aunque no por ello peor).
Cuando visité la ciudad, lo hice con una amiga que por entonces vivía allí y exploré poco su entorno (aunque conocimos la noche de Cuzco y su gente, que también tiene su encanto), pero es también imprescindible conocer el Valle Sagrado, un precioso paisaje donde también hay pinceladas del legado inca. Y por supuesto, obligatorio es también hacer una excursión a Machu Picchu, un icono arqueológico a nivel mundial.
Creo que nadie olvida cuando visita este lugar, especial por muchos sentidos, también porque es imponente a nivel natural. Además, no es de esos lugares donde llegas, miras y te vas, ya que puedes subir a Huayna Picchu, una montaña que hay en el lugar y donde mejorar las vistas que se obtienen sobre este impresionante lugar. Mi experiencia fue maravillosa, pues conocí a varias mujeres que me acompañaron durante la subida y que se quedaron para siempre en mi retina y mente. Hoy en día, puedes cerrar el viaje de Cuzco a Machu Picchu desde casa, por lo que todo es mucho más fácil.
Arequipa: la ciudad más elegante del país
Como comencé diciendo, Perú es un país muy variado y me encantó el contraste de los lugares que más me gustaron del país. Arequipa no tiene nada que ver con Cuzco; ni Cuzco con Lima; ni Lima con Puno. Y como concepto de ciudad sin duda la que más me gustó fue Arequipa. Es una ciudad bonita, tranquila y elegante; y yo la conocí bajo un sol radiante que quizás ayudó a que mi recuerdo esté incluso idealizado. Recuerdo pasear con gracia por sus calles, tomarme algo en sus bonitos cafés y sentirme como en casa porque me alojé en una posada con un propietario majísimo.
Como visitas os recomiendo el Museo Santuarios Andinos, donde visitar a la momia Juanita, descubierta en una montaña donde yacía desde hace siglos y muestra de los sacrificios humanos en época de los Incas. Y más allá de eso, disfrutar de su Plaza de Armas, sus establecimientos y su ambiente. Como excursión, otro must es acercarse al siguiente lugar que no dejaría de visitar nunca: El Cañón del Colca.
El Cañón del Colca: el Perú más natural
El Cañón del Colca fue un lugar que me dejó sin palabras; una de las excursiones más interesantes y bonitas que hice. Es inmenso y a ratos, parece que la vista no alcanza a ver todos los detalles del paisaje que uno tiene delante. Es considerado uno de los cañones más profundos del mundo (con 3.200 metros) y sobre todo uno de los más extensos (más de 200 kilómetros).
Yo elegí una excursión organizada, gracias a la cual fuimos haciendo varias paradas donde pudimos conocer a las populares llamas y encontrándonos con la población local. Además, hice noche en uno de los pueblos de la zona, pudiendo observar también a los cóndores a primera hora de la mañana y disfrutar de las aguas termales que afloran en este espacio natural. Sin duda otra experiencia que encumbró a Perú como uno de los destinos más especiales que he visitado.
Puno: a un paso del tranquilo Lago Titicaca
Puno es una ciudad peculiar porque no la recuerdo especialmente bonita, pero sí muy cuca y acogedora. Además, recuerdo varios cafés y un bar de noche que hicieron mucho más agradable mi estancia en la zona. Viajé sola a Perú pero conocí a muchísima gente y Puno fue una de las ciudades donde más acompañada me sentí. En realidad era un punto de entrada a dos visitas a las que tenía muchas ganas: las islas de los Uros, una visita muy turística pero que no deja de ser interesante; y sobre todo, Taquile, un trozo de tierra en mitad del Lago Titicaca que me robó el corazón.
Un lago de 8.300 kilómetros cuadrados, compartido entre Perú y Bolivia, con una altitud media de cerca de 4.000 metros (el más alto del mundo) y un encanto arrebatador. Eso es el Lago Titicaca. Solo navegar por él me hizo sentir muy afortunada y muy aislada del mundo. Creo que sentirse tan lejos a veces produce el efecto de conectar mejor con uno mismo y sin duda, ese es el mayor recuerdo que tengo de esta parte del viaje. ¡Que no es poco!
Islas del Lago Titicaca
Por su parte, las islas de los Uros son uno de los sitios más conocidos pues se trata de lugares construidos a base de totora (una especie de junco) y así se han levantado terrenos, vivienda y una forma particular de vida. Pero la realidad es que lo que se visita ya no se sabe si es así o no, pues se ha convertido en una actividad turística más que un trozo de realidad que nos acercamos a conocer. Sea como fuere, a mí me sigue pareciendo interesante conocer aunque sea de esta forma el peculiar tipo de vida con el que un día salieron adelante las poblaciones de este rinconcito de Perú. No obstante, es un lugar de paso.
Pero Taquile no lo fue. Fue un lugar donde a pesar de estar un día, sentí que lo que vi fue de lo más auténtico (aunque ya había cosas algo turísticas y supongo que ahora, muchos años después, aún habrá más). Recomendada por la guía Lonely Planet, al llegar a la isla, esperé y recibí la propuesta de un ciudadano local para poder pasar la noche en su casa. Ni siquiera hablaba castellano (hablan quechua), pero nos entendimos perfectamente. Aún recuerdo aquella humilde casa y aquella familia encantadora que me acogió. Taquile no tiene muchos atractivos, pero sí mucha magia y un emplazamiento privilegiado. Mi mayor aliciente fue pasar la tarde viendo cómo los niños del pueblo se entretenían con cualquier cosa y advertir el precioso paisaje que en el punto más alto de la isla supera los 4.000 metros sobre el nivel del mar.
Otros lugares que visitar en Perú
Me he dejado alguno de los lugares que visité cuando fui a Perú porque no me encandilaron de la misma forma que aquellos de los que he hablado. Lima me pareció una ciudad más bien fea y si bien tenía algún punto más o menos coqueto, en general no le hubiera dedicado tiempo si volviera a visitar el país. Huacachina es un pequeño desierto donde el mayor atractivo es un pequeño oasis que tiene, alrededor del cual se hacen diversas actividades divertidas, pero también olvidables. Y por último, la Reserva Nacional de Paracas es también interesante por la fauna que alberga. Pero todas ellas no me dejaron sin respiración, como sí lo hicieron los anteriores.
Otro lugar recomendable pero que yo elegí no visitar porque no me apetecía montar en avioneta y creía que no iba a ser tan espectacular en directo (como sí lo es sin duda su historia) son las Líneas de Nazca. Se trata de figuras realizadas por la cultura Nazca sobre el terreno semidesértico de la zona, creando un colibrí, un árbol, unas manos o un mono. Una expresión que desde luego es interesante y que me hubiera gustado ver con mis propios ojos. Pero a veces un viaje también es elegir. Y desde luego me quedo con todo lo que elegí. Perú es impresionante.