Cueva del Cura, en Valdevimbre: cena con encanto bajo tierra

Hay restaurantes que son mucho más que eso: lugares donde a veces poco importa la comida, pues el lugar, el escenario, es demasiado atractivo para no ser motivo suficiente para ir. Un buen ejemplo son las cuevas de Valdevimbre, varios establecimientos bajo tierra que suponen una opción gastronómica de primer orden en la provincia de León. Estos días tuve la suerte de ir a una de ellas, la Cueva del Cura, y escribo este post para recomendárosla y que la apuntéis si tenéis pensado un viaje por estos lares de la geografía española.

Valdevimbre es un pequeño municipio y localidad situado en la comarca del Páramo, a unos 20 kilómetros al sur de León, conocido por la producción del vino Prieto Picudo, Denominación de Origen Tierra de León y porque esta se hacía habitualmente bajo tierra. Se calcula que las cuevas de la localidad ascienden a un total de 300 y varias de ellas han sido reconvertidas como restaurantes: La cueva del Cura, la Cueva del Túnel, la Cueva de Miñambres o la Cueva San Simón. Tuve la oportunidad de ir a la primera de ellas recientemente, si bien estuve en otras de pequeña y junto a comentarios de conocidos, puedo dar fe de que todas ellas merecen la pena.La Cueva del Cura es un lugar mágico desde la entrada hasta el momento en que se abandona. Exteriormente se puede apreciar el enclave bajo la ladera, formándose una especie de cabañas que recuerdan a la comarca del Hobbit. Por dentro, es además de inmensa, toda una sorpresa. Cada rincón es diferente, cada detalle está cuidado y todas y cada una de las mesas me parecía que tenían su encanto. Si os apetece pedir una mesa aislada, hay varias que permiten un momento íntimo, aunque creo que todas ellas merecen mucho la pena. Pero sientes donde te sientes, da una vuelta por el lugar, pues cada sala es diferente, tiene detalles en las paredes y lugares donde aún descansa el vino. Además, el ambiente es aún más auténtico con una tenue luz artificial y la luz de las velas iluminando el momento.

La carta está formada por platos de la tierra y es bastante amplia. La verdad es que al ir con gente que ya la conocía fuimos directamente a los platos más conocidos. Tanto el chorizo al vino como la tortilla guisada son los platos más típicos de esta zona. Probamos la segunda y está muy buena, así que no dejéis de pedir aunque sea media, como nosotros. También pedimos unos pimientos rellenos de bacalao y pastel de cabracho, ambos correctos. De segundo, el chuletón y el solomillo estaban bien, pero el rabo de buey guisado me pareció el más elaborado y sabroso de todos ellos. De postre, hacen también muy bien la tarta de queso (¡imprescindible!). En la carta de vinos, nos gusta pedir un vino de la tierra así que probamos los dos Prieto Picudo (Pardevalles y Abadía) que había y los dos estaban muy ricos.

Tuvimos una genial velada en esta cueva, que os recomiendo para cenar o tomar algo, pero al menos conocer, ya que es uno de esos sitios que se te queda en la retina para mucho tiempo. Inolvidable.

Datos prácticos

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Dirección: Calle Manuel Cadenas, s/n

Teléfono: 987 30 40 37

Precio medio: 20/30 euros

Necesidad de reservar: No porque es grande, pero conviene.

Servicio: En nuestro caso regular (poco atento), pero creemos que era esa camarera en concreto.

Lo mejor: El sitio: la cueva.

Lo peor: El servicio es lento a la hora de cobrar.

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Cómo llegar: