Nueva York tiene un encanto especial y eso lo sabe muchísima gente, ya que esta ciudad es capaz de poner de acuerdo a personas muy distintas. Si en el anterior post os adelantábamos cinco recomendaciones especiales centrándonos en barrios y restaurantes (muy importante en una ciudad donde comer bien no es fácil), hoy seguiremos un poco por esta línea, pues la ciudad al final es también un conjunto de muchos barrios y muchos establecimientos, pero también pararemos en atractivos irresistibles de la ciudad, como sus vistas o lugares como el Puente de Brooklyn.
East Village
No queremos dejar pasar la oportunidad de recomendar el barrio de East Village, el bohemio por excelencia en la ciudad y un lugar donde los locales modernos y apuestas de todo orden harán que nos queramos quedar a vivir allí. A mí me gustó especialmente esta parte de la ciudad, pues me había quedado maravillada con NoLiTa, y esta no estaba muy lejos. El East Village mantenía ese espíritu de ciudad algo descuidada, con graffitis callejeros y gente del barrio que le da un encanto especial a una zona.
Nosotros paramos a tomar café en Think Coffee Bowery, que si bien tenía un café bastante regulero, era la típica cafetería que te invita a ir solo, con tu portátil y escribir o hacer algo productivo en un ambiente relajado e inspirador. Es uno de esos sitios donde los compromisos o responsabilidades se hacen más fáciles. Además, me alegró ver a muchas mujeres haciendo gala de este estilo de vida, pues yo lo practico en Madrid y siempre me quejo de que no haya más chicas en los bares, pues en cierto sentido, me parece una forma de “liberación”.
Me quedó pena de no pasar más tiempo allí.
Edificio 230 de la Quinta Avenida
Ya hemos dedicado un post entero a descubrirlos los mejores lugares para ver el skyline en Nueva York. Pero me gustaría repetiros la recomendación del edificio 230 de la Quinta Avenida, pues si os negáis a pagar más de 20 dólares para subir a un edificio a ver las vistas de la ciudad como meros espectadores, aquí podréis hacerlo entrando gratis y pagando tan solo la consumición, que os hará disfrutar de una forma más agradable de las vistas. Se trata de un bloque de oficinas, donde debes coger el ascensor hasta el último piso.
Puente de Brooklyn
El puente de Brooklyn es otro lugar que aunque sea típico, debía estar en esta lista. Fue uno de los lugares que más disfruté al visitar y eso que no pude acercarme a ver la panorámica que ofrece de Manhattan cruzando completamente el puente (estas son las mejores vistas, ya en el barrio de Brooklyn). Tanto antes de cruzarlo (en la plaza del Ayuntamiento, donde había un gran ambiente), como en plena faena, la experiencia es muy chula. Y las vistas en mitad del camino, impresionantes.
Shake shak
La verdad es que aunque no pueda deciros que soy una fan de las hamburguesas, no podíamos irnos de la ciudad más representativa de EEUU sin probar una de las que tienen fama. En este sentido, el Shake shak, una hamburguesería ubicada principalmente en Madison Square (pero ahora también en otras localizaciones como Union Square), es una de los fijas. Situado en plena plaza, las mesas están al aire libre y tiene una hamburguesa deliciosa. Yo disfruté mucho también de la cerveza artesanal que tienen, con un riquísimo toque de miel.
Avenidas, calles y Broadway
Sabéis que patear las ciudades es casi una religión oficial en este blog. Pero en Nueva York esta regla se multiplica por cien. Recorrer avenidas, calles y Broadway, la vía díscola de la ciudad (pues la cruza transversalmente) es una tarea que no podemos evitar si queremos conocer la ciudad y que es una gozada en sí misma. Porque en ella se respira ese ambiente que hemos casi vivido una y mil veces en las películas, porque otro aspecto que nos encanta de la ciudad es su gente –tan abierta y amable como en pocos lugares donde yo haya estado-, porque no podemos escapar al ritmo frenético que se impone, las compras compulsivas, las luces, la comida callejera, los rascacielos, las prisas. Porque al fin y al cabo sentimos que Nueva York es nuestra.
