Me imagino que quienes decidimos viajar a Marruecos en pleno agosto tenemos algo en común: somos intrépidos, con tendencias algo suicidas (por sus sofocantes temperaturas en estas fechas) y amantes de los destinos que nos deparan un gran contraste cultural. Por lo menos, esos fueron mis motivaciones para emprender mi viaje a Fez junto con una suculenta oferta: el billete y 2 días de estancia en un hotel de 3 estrellas, nos salieron por un módico precio de 80 euros.
En los últimos años, gracias a las ofertas de compañías aéreas como Ryanair, viajar a las principales ciudades marroquíes como Marrakech o Fez, se ha convertido en una alternativa turística muy económica e interesante a tener en cuenta.
La medina de Fez: un laberinto de más de 9.000 callejuelas
Una de la de las señas de identidad de la mayoría de las ciudades marroquíes, es su parte antigua o Medina. En estas áreas es donde se concentra su actividad comercial (el zoco), sus lugares de culto (las mezquitas) y donde viven un importante grueso de la población de la ciudad. Aunque la Medina de Marrakech es conocida por su vistoso zoco, la de Fez posee una caraterística muy especial: hay más de 9.000 callejuelas (y pendientes) que se entrecruzan formando un auténtico laberinto.
Por ello, en casi todas las guías turísticas aconsejan contratar a un guía local para que el turista no se pierda en la maraña de calles. Además, suelen recalcar que nos aseguremos de que se tratan de guías oficiales y no de simples oportunistas. Personalmente, os aconsejo ir por libre pero, eso sí, es mejor que intentéis no preguntar direcciones a los lugareños u os saldrán guías espontáneos de debajo de las piedras, a los que os vereis forzados a dar una propina en dirhams.
Sin duda, los puntos de mayor interés en la Medina de Fez son los puestos de artesanía, en los que puedes practicar tus artes de regateo, y las tradicionales curtidurías donde puedes ver en directo cómo curten y tratan el cuero con el que elaboran todo tipo de artículos.
En contraposición a la Medina de Marrakech, en Fez se aprecia un ambiente más tradicional en el que todavía el principal medio de transporte de mercancías, los burros, no ha sido desplazado por las motos que ya abundan en el zoco de Marrakech.
Los mejores lugares para comer y dormir en Fez
Para quienes estéis buscando un buen destino para el deleite gastronómico, Fez es una excelente elección. Puedes encontrar restaurantes económicos dentro de la Medina, en los que podréis disfrutar de un plato de couscous o un tajin por menos de 6 euros (60 dirhams), y de excelentes vistas de la zona.
Para los que no os importe daros un capricho, el Palais de Fez es un restaurante muy recomendable. Está situado en el barrio de Batha, fuera de la Medina, y dispone de un menú suculento y de una excelente panorámica de la ciudad.
Sin duda, otro aliciente gastronómico son los tés de hierbabuena o menta que puedes degustar en casi todos los bares de la ciudad, en su versión más o menos edulcorada.
En Fez existen un gran número de opciones de alojamiento. Desde los tradicionales Riads, los hoteles con una decoración típicamente árabe, hasta otros muy económicos situados a pocos minutos de la medina como es el Hotel Nouzha. Para los más pudientes, en la parte alta de la ciudad se encuentra el hotel de cinco estrellas Les Merinides, a dónde merece la pena ir a tomarse algo tan sólo para disfrutar de sus magníficas vistas.
Para impregnarse de Fez antes de haber pisado la medina, se recomienda la lectura de «La casa de la araña» de Paul Bowles; la guía más auténtica sobre la ciudad!