Aunque en el primer día en Córdoba ya vimos sus principales atractivos turísticos (Mezquita, plazas varias, calle de las Flores, museo del flamenco o de Julio Romero de Torres y largos paseos por el Barrio de la Judería), aún quedaban sitios que recorrer en esta ciudad. Me dio la sensación de que tenía muchas cosas que ver, por mucho que fuera fácil de recorrer. Tenía la impresión de poder encontrarme con una sorpresa en cada rincón; una plaza más bonita que la anterior, o una iglesia poco conocida pero espectacular.

Como no salimos excesivamente el día anterior, a las diez estábamos otra vez en marcha, después de desayunar el pleno centro por solo dos euros y medio (Córdoba es una ciudad muy barata y como turista se agradece).

Paramos en la sinagoga de la ciudad (Calle de los Judíos, 20), una de las tres únicas que hay en nuestro país. Aunque es pequeña, merece la pena visitarla. Después, en esa misma calle, que nos quedaba muy cerca del hotel, descubrimos el Mercado Artesanal del Zoco, un complejo con varias tiendas de artesanía y un gran patio muy bonito. De hecho, junto con el del hotel, uno de los pocos que vimos, pues a los que están abiertos al público pero cobran una tarifa por las molestias, preferimos no entrar.

zoco

*Nota: En estos textos, recorremos la ciudad, pero más adelante entraremos a opinar qué nos gustó y qué no, así como a dar otros datos prácticos como presupuesto, indicaciones para buscar un hotel para dormir en Córdoba o información sobre excursiones desde la ciudad.

Además de poder hacer unas compras, en el Mercado Artesanal del Zoco puedes hacer fotos y llevarte un recuerdo de que estuviste en Córdoba rodeada de flores. Allí vimos un cartel de 1933 del Festival de los Patios Cordobeses, un concurso para determinar cuál es el más bonito de la ciudad y cuyo premio era por entonces de 500 pesetas. Hasta hace poco se creía que ese fue el primero en realizarse, pero se tiene constancia de que este evento ya tuvo lugar en 1921.

La zona donde están los patios más conocidos es el barrio de San Basilio. Para llegar, debes ir primero al Alcázar de los Reyes Cristianos y tomar la dirección que se aleja del centro. Merece la pena pasearlo y puedes visitar los siete patios por el módico precio de cinco euros. Esta peculiaridad en la arquitectura cordobesa cobra mucha importancia en la ciudad; junto con el centró histórico, está reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Nosotras preferimos dar un paseo por el barrio y fijarnos en las flores de los balcones y ver sitios como la Puerta de Sevilla (en la ciudad hay otras como la Puerta de Almodóvar, que marcan el paso a la ciudad antigua).

flores

Después volvimos, una vez más, al barrio de la Judería, el alma de la ciudad. Compramos varios regalos y como era la “hora del pincho” decidimos ir al bar Santos, en una de las calles de la Mezquita, concretamente en Magistral González Francés, 3. Este local es conocido porque hace tortillas de unos cuatro kilos y que miden entre doce y quince centímetros de ancho. Tiene mucha fama y no habíamos entrado antes por la cantidad de gente que había a todas horas, pero llegó nuestro momento.

tortilla

No obstante, tengo que decir que me decepcionó. Como curiosidad, puede tener su gracia, pero sinceramente la tortilla en sí no es nada del otro mundo. Por no decir que no me gustó. Estaba medio dura y no sabía especialmente bien. Aún así, al comerla en el exterior, en los muros de la mezquita, nos permitió despedirnos de la mejor forma. Llegaba la hora de irnos; el viaje tocaba a su fin.

por Irene

Periodista desde 2008. Inquieta y curiosa de toda la vida. Abierta a todos los planes; ¡no hay destino que no merezca la pena!

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