Poco después de publicar la primera parte de este post, en la que tomé por “tu ciudad” esa donde resides, donde vives, que puedes ver siempre que quieres, fui unos días a mi lugar de origen. Por eso, ideé esta segunda parte, donde dar algún consejo para redescubrir el lugar que te vio nacer. La idea es que después de leer estas líneas, te entren ganas de ser turista en tu ciudad.
En los últimos tiempos y cada vez más, la gente es nómada, deja sus ciudades o pueblos para vivir en otro lugar más próspero o simplemente, más grande, distinto, nuevo.
Desde el punto de vista viajero, este tipo de situaciones son una oportunidad para redescubrir los lugares y destinos que se dejaron atrás. En mi caso, dejé mi pueblo –una pedanía situada al lado de Pola de Siero, en Asturias– con 18 años para ir a estudiar a Madrid y me he convertido, como muchos otros, en madrileña de adopción. Por eso, ahora aprovecho para hacer turismo por Asturias cuando subo a ver a mi familia y amigos y puedo aprovechar para volver y conocer mejor a las ciudades cercanas, “haciendo noche” en mi casa. El alojamiento es gratis. Esta es una buena razón.
Todos coincidimos en que España es turísticamente un país maravilloso (así lo confirman los rankings viajeros) y pensamos que debemos conocerlo mejor (declaraciones autárquicas de ministros al margen), pero muchas veces es el último destino en el que pensamos a la hora de organizar unas vacaciones, máxime cuando ampliamos miras. Somos solo una pequeña parte del mundo. Pero está bien volver a tu lugar de origen y contemplarlo, tranquilamente, verlo con otros ojos. La foto que inicia el artículo son las vistas con las que trabajé durante la semana que estuve en Asturias. ¡Qué gozada!
Otra de las ventajas de visitar tu ciudad es que allí conoces mucha gente que te puede recomendar qué visitar, qué hacer, donde comer y además, seguramente, te ofrezca compañía. Una guía turística compuesta por todos los gustos y la sabiduría de tus familiares y amigos. Antes de ir, escríbeles con tu propuesta: quieres volver a descubrir tu pueblo o tu ciudad. ¿Cuáles son los sitios más recomendables?
En mi caso, elegí Gijón, una ciudad (¡me he vuelto urbanita!) para hacer una visita turística por mi tierra. Aunque en cierto modo miento porque ya el primer día del fin de semana, después de trabajar, salí a correr por los alrededores de mi pueblo. Hicimos una carrera de once kilómetros por las localidades de alrededor: Llorianes, Tiroco y La Parte, todos situados en el concejo de Siero, uno de los 78 que componen la pequeña pero completa región asturiana.
En el camino, pude volver a ver el típico y precioso paisaje asturiano: montañas nevadas al fondo, enormes prados verdes con animales como caballos, vacas, ovejas o burros, hórreos (construcciones típicas asturianas donde se guardaban los alimentos para mantenerlos lejos de la humedad). Todo muy bonito, muy tranquilo, muy auténtico.
Ya el sábado, madrugué bien para conocer Gijón a fondo. En este caso, volví a cambiar mi mirada sobre la ciudad y me sorprendí.
Fue curiosa nuestra primera visita. De camino al centro de la ciudad vimos indicaciones para El Musel, el puerto de la ciudad. Había escuchado una referencia a él en una canción de Nacho Vegas y sugerí entonces conocerlo. Mis padres, con quienes iba, no sabían si se podía entrar. Aún así lo intentamos y una vez allí volvimos, pues no está abierto al público. No obstante nadie puede decir ahora que no conozca El Musel y el Arbeyal, una playa artificial que está justo al lado y a la que siguen las playas urbanas de Poniente y San Lorenzo, la principal de Gijón.
Otro consejo pues es no dar nada por hecho, si algo te suena pero no sabes bien donde está o no sabes bien qué es, ¡prueba! El ensayo prueba-error vale para aprender en todos los campos de la vida. También a nivel turístico, ¿por qué no?
Después nos acercamos a uno de los extremos de la ciudad, conocida como la Providencia, donde hay un gran parque verde que da al mar y por donde pasa una de las rutas costeras hechas para hacer senderismo por Asturias. Nos fijamos porque mis acompañantes están haciendo estos recorridos de vez en cuando.
Esta es la última indicación que puedo ofrecer para que te acerques a tu ciudad y te conviertas en turista por unos días: haz cosas diferentes. No te limites a ver a tus amigos y ya está. Haz senderismo, deportes de aventura o vete de sidrerías, pero ve a varias, quédate con donde están y empápate del ambiente.