Llevo leyendo este blog desde que se creó, pues tengo la suerte de que su madre, Irene, es una íntima amiga mía. Lo he visto nacer y, con el tiempo, he descubierto medio mundo entre sus renglones. Yo también soy viajera, y periodista. Trabajaba en España hasta que descubrí Tailandia, y el buceo, y decidí convertir mi afición en un modo de vida. Vivo en Koh Tao desde hace ya un año, y me ha hecho cambiar mi manera de viajar. Ahora trabajo, de sirena, y voy descubriendo lugares (mucho mejor si es una isla tropical).
Si me enamoro del mar, de la arena, del sol, de los peces… me quedo, no cuento los días, no hago muchos planes, simplemente vivo. Hasta que la rutina me robe la ilusión, entonces hago mi maleta y voy en busca de una nueva aventura. De momento, mi pareja más estable se llama Koh Tao. Koh Tao está de moda. Es una realidad. Cada vez viene más gente, y no les culpo.
Es la isla más pequeña del Golfo de Tailandia; en tan sólo 21 kilómetros cuadrados te lo da todo: playas, selva, tranquilidad, fiesta, sonrisas, comida tailandesa, hamburguesas. Son muchos lugares en uno. No, no es la más bonita de Tailandia, la reina de la belleza sigue siendo Koh Phi Phi, pero no está nada mal y tiene mucho rollo. Koh Tao, sin duda, es la más sexy.
Mi lugar favorito en la isla
Es difícil elegir un lugar favorito de la isla de mis ojos: de hecho, si tengo que hacerlo, serían varios lugares en uno. Es el fondo marino de Koh Tao: corales y peces de millones de colores, rayas, tiburones de arrecife, cangrejos, gambas, tortugas… si a este precioso paisaje le añades la sensación de ingravidez y la paz que te dan el estar bajo el agua, la suma da tranquilidad, asombro y fascinación. Bucear es sumergirse en otro planeta.
Y cuando hablo de bucear, hablo de bucear, el esnórquel está bien si lo que te va es la leche desnatada, la cerveza sin alcohol o los refrescos de cola sin cafeína. Lo siento, pero no es lo mismo. Ni se disfruta, ni se siente igual. Yo tengo la enorme suerte de haber convertido mi hobby en mi profesión, así que sí, soy instructora de buceo. La escuela en la que trabajo se llama Dpm Diving, y, aunque en un principio estaba orientada al público latino y español, cada vez somos más internacionales y crecemos más,¡ahora hasta tenemos nuestro propio barco!
Vivir en un sitio como este es todo un lujo, y más viniendo desde Madrid. Ojo, ciudad que me encanta, pero el mar, las vistas, la gente, la comida, la cultura… de Tailandia me han robado el corazón. Si a todo esto le sumamos el poder trabajar de lo que más me gusta en el mundo, tenemos todos los ingredientes para una vida que, ni en mis mejores sueños, pensé que iba a tener. Desde aquí hago un llamamiento a todas las almas intrépidas, las personas aburridas de su trabajo, las que no se deciden, las que tienen miedo, las que lo han pensado pero tienen un trabajo estable que les ata… a que den el paso. No lo dudéis más, sacad el billete de avión y convertid las pasiones en modos de vida. Os vais a sorprender de lo que sois capaces de hacer.
Irene 
Vaya, parece que soy de las de la leche desnatada ;-( y me conformo con el snorkel. He intentado hacer submarinismo pero mi claustrofobia me impide que me tranquilice bajo el agua, al menos es la explicación que le doy. Y conste que me da mucha rabia porque soy una persona deportista pero con la inmersión, no puedo. Me cabrea sobre todo porque me pierdo lugares tan increíbles como los que muestras en el blog. Lo seguiré intentando…
jeje, bueno Carol, hay para determinadas actividades que uno por fobias o miedos no se atreve tanto 😉
Pero seguro que todos tenemos nuestro punto débil. Yo mismamente soy muy miedosa con esta actividad, aunque Bea me dice que cuando vaya a verla veré como no es tan difícil tranquilizarse bajo el agua 🙂
Quizás con confianza y alguien que te tranquilice podría ser diferente… no sé. Ya te digo que yo también tengo reparo.
¡Algún día! ¿O no? 😉
un beso,
Ire
¡Carolina! Puedes intentarlo de nuevo, pero no te autosugestiones, bucear es mucho más mental que otra cosa; y si no lo pasas bien, pues esnórquel, que la vida es para disfrutarla. 🙂 Aunque siempre lo diré, a mí me cuesta más respirar por el tubo de esnórquel, que te entra agua fácil, que por un regulador de buceo. Gracias por el comentario, un abrazo y, si te animas, ¡aquí te espero!