Playas, ¡benditas playas! Parece que no hay unas vacaciones que estén completas sin perdernos en alguna bonita, dar paseos sobre arena fina y refrescarnos cada cierto tiempo. Y en Filipinas, un destino que nos encantó, hay cientos de ellas. Seguramente no haya disfrutado de un 1% de todas las que tiene. Borácay es una isla donde los viajeros buscamos fundamentalmente eso: playas paradisíacas que nos hagan olvidar que hemos pasado un año en la ciudad trabajando duro. Por eso, hoy os recomendaré las mejores playas de Borácay según mi experiencia.
White Beach, la reina
Seguramente viajar a Borácay ya merezca la pena solo por conocer la White Beach. Cuatro kilómetros de playa de aguas claras y arena de un blanco casi pulcro que haga el día que haga, luce casi siempre radiante. Nosotros tuvimos la mala suerte de tener casi todos los días mal tiempo y aún así la playa siempre estaba preciosa, manteniendo ese azul claro que se pierde en otras cuando el mal tiempo acecha. La única pega es que es el lugar en torno al cual se erige el turismo de la que es también la isla más turística de Filipinas, por lo que os podéis imaginar la cantidad de gente que hay y que en el paseo haya cientos de bares, restaurantes y hoteles que desmerecen un poco el conjunto.
No osbtante, la playa es tan larga, que siempre parece que hay un rincón para ti. Sobre todo recomiendo, pasear y llegar al norte de la playa, cerca ya de Diniwid Beach y «acampar» allí, pues siempre hay menos gente, debido a que hay menos hoteles. Además, descubrimos de nuevo otra perspectiva de la playa en la que el azul radiante nos conquistó de nuevo.
Creo que hay que ser conscientes de que buscamos en Borácay si vamos. Movernos por la isla nos mostrará también pueblos que viven humildemente y donde se juega a la Rayuela o se hacen peleas de gallos, pero el mayor atractivo es sin duda la playa. La White Beach te encantará si te gusta el concepto de playa que es. Si buscas otras cosas, quizás no sea tu favorita.
Puka Beach, la playa estrella del norte de Borácay
Puka Beach es una alternativa ideal si te parece que en White Beach hay demasiada gente. Nosotros fuimos en enero, el mes más turístico en Filipinas, y apenas había nadie disfrutando de este trozo de costa, más salvaje y desenfadado que el anterior que puede ser perfecto para echar una tarde. He comparado mi opinión con otros viajeros y la gente siempre habla bien de este arenal.
Nuestro problema fue el tiempo, que no nos dio tregua, y que fuimos un poco tarde y ya no tuvimos ganas de bañarnos. Pero sobre todo que con sol seguro que sus aguas habrían lucido radiantes, como sucedía en la White Beach la mayor parte del tiempo. Aquí el mar es más bravo y quiénes sí se estaban bañando, jugaban con las grandes olas que se formaban. Nosotros comimos en alguno de los bares/restaurantes improvisados que hay cerca de la playa y fue una experiencia más auténtica que en otras partes de la isla, pues están menos preparados para el turismo y la comida se acerca más a lo que come un filipino en su día a día.
La playa Ilig-Iligan, la más salvaje
A unos cuantos pasos más al norte de Puka Beach, hay otra playa que me encantó: Ilig-Iligan. Es la más salvaje de las que vi y quizás por la experiencia, también una de la que me llevo un recuerdo peculiar y diferente. Fue un día muy gris cuando decidí visitarla. Mi novio se quedó haciendo kite-surf en otra zona de la isla y no dudé en tomar un triciclo e ir para allá. Lloviznaba y no quería que el tiempo estropease mis planes, así que pensé que era una buena idea visitarla aún así. Llegué y lo mejor del mal tiempo que hacía es que en la playa no había nadie. Así que me pareció una gran playa, pues la tenía sola para mí. Pronto llegaron dos grupos, pero no me sentí en la isla tan masificada de la que habla la gente cuando se refiere a Borácay.
La playa está dividida en dos y tiene varios islotes frente a ella que le dan un aspecto bonito. Por eso, dediqué un tiempo a pasear y a deleitarme con su paisaje. Después me senté a escribir, sin tener demasiado calor para bañarme y bajo un cielo gris que amenazaba tormenta. Un chico que conocimos en nuestro hotel nos contó que en un día en que el mar estuvo en calma, habían hecho snorkel -en la zona donde están los islotes- y ¡habían visto un pez globo! No era sin embargo el día que yo fui, pues el mar estaba revuelto. Estuve un rato largo, hasta que comenzó a llover con más fuerza y me fui. Dejando atrás una playa que me hubiera gustado disfrutar de otro modo…pero que aún así disfruté mucho igual.
Diniwid Beach, a golpe de paseo
Aunque me había apuntado Diniwid Beach como playa sugerente que poder disfrutar, acabé llegando a ella dando un paseo por la White Beach, una de mis actividades favoritas en Borácay. Como os he comentado, la mejor zona de la playa central es la conocida como Estation 1, situada al norte del arenal. Continuando por el paseo, llegas a una zona de piedra donde poco después accedes ya a Diniwid Beach. Si estás muy lejos, siempre puedes tomar un triciclo. Pero si no estás muy al sur de la isla, el paseo es la mejor opción, pues no te llevará mucho tiempo.
La zona tiene un encanto especial, ya que está llena de pedruscos a los que poder subirte y rodearte de mar. Es un rincón muy fotogénico e ideal para visitar al atardecer. Cuando fui, lo bueno es que tampoco había demasiada gente, a pesar de que hay muchos que se alojan en esta zona. Y donde hay hoteles… siempre hay gente. Como fuimos tarde, no disfrutamos de un baño, pero es tan perfecta para ello como todas las anteriores.
*Aunque las playas son el punto fuerte de Borácay, hay otros planes que poder disfrutar en la isla, como subir al monte Monte Luho, aprender kite-surf y volar en las aguas de Filipinas o disfrutar del atardecer en la zona más animada de la White Beach. Te invito a que leas nuestro recorrido de 3 días por la isla y que apuntes todos los planes, que no son pocos y que demuestran que merece la pena más allá de las playas, aunque son estas sin duda su punto fuerte. También os invito a leer nuestro recorrido de viaje entero, de tres semanas por Filipinas, pues siempre recomiendo pasar allí al menos 15 días (y ya es poco). Un país seguro, amable y precioso, que nos encantó y que recomendamos a todo el mundo.