Entre marzo y noviembre aún se puede disfrutar de un trayecto originario del tren Orient-Express que va desde Francia a Estambul. Pero hay muchas otras paradas que se pueden disfrutar a bordo de este tren de lujo: Praga, Viena, Dresden, Londres, París, Venecia, Bucarest, Roma, Budapest y Cracovia. Es por tanto una opción de conocer Europa en tren, aunque sea una opción de alto nivel.
Con mucho sabor a pasado (su origen se remonta al 4 de octubre de 1883), nostalgia, lujo y escenario de mucha literatura y cine, muchos turistas lo tendrán idealizado y querrán, alguna vez en la vida, ir a bordo. Además, de alguna manera ya se ha democratizado, pues en un principio, sirvió a artistas, nobles y aristócratas para desplazarse, pero hoy, como el resto del mundo de los viajes, es accesible a una porción más grande de gente.
Actualmente, los compartimentos tienen un sofá que se convierte en cama y cuenta con un pequeño cajón. Además, los viajeros tienen albornoz, zapatillas, toallas o complementos de higiene. Las comidas se sirven allí y la cena se acompaña con un violinista que toca música para acompañar.
Eso sí, el sueño no es barato: Los precios rondan los 2.000 euros por persona en cabina doble. Aún así, si de verdad quiere hacerse ese viaje, se hará.