Imposible no empezar este post hablando de lo que Matavenero representa. La comunidad formada en torno a este pueblo hace sus propias casas, genera la energía que necesita e intenta vivir por sus propios medios, extraídos directamente de la tierra. Es por tanto una llamada de atención sobre el mundo que hemos construido, envuelto inevitablemente en una espiral de consumo y problemas de relación con el medio ambiente. Puedes o no estar de acuerdo en la decisión, pero nadie puede decir que los habitantes de Matavenero no hayan sido consecuentes. Os contaremos que ver en este eco pueblo perdido en las montañas.
Situado en El Bierzo, provincia de León, hace gala también de un paisaje único y especial. Por eso, para llegar, lo más habitual es hacerlo mediante la ruta de la que vamos a hablar. No es difícil, pero tiene alguna cuesta y son cerca de nueve kilómetros, por lo que hay que ir también en cierta medida preparado.
La ruta que nos llevó a Matavenero
Salimos pronto de San Facundo, un pueblo cuidado y también interesante para un paseo tranquilo. Pronto comienza la cuesta, que nunca es demasiado empinada y que suele ser contrarrestada con pequeñas bajadas y caminos bajo acolchados bajo el brezo rosa.
De camino nos cruzamos con bellos paisajes, por lo que debido a las fotos, el inicio se nos hace también bastante lento. Pronto nos encontramos con la Presa de San Facundo, de la que se logran buenas vistas. Es una maravilla porque cada cierto tiempo hay miradores naturales que a merced de las grandes rocas del camino, permite contemplar las grandes montañas que rodean el lugar. Por su parte, los parques eólicos culminan las cumbres.
Varias caídas del Arroyo Rial y un puente de madera son otros de los elementos que nos encontramos en el camino. Grupos de margaritas, grandes robles y brezo rosa y blanco son los reyes en el terreno de la flora, si bien hay muchas especies que aún no conocemos. Y ya al final, tras varios pasos de piedra y otros llenos de musgo, estamos situados en paralelo a Matavenero y vemos sus casas en la parte alta del lado opuesto.
Un poco decaídos al sabernos lejos del destino, cogemos fuerzas, seguimos derechos y encontramos aliento para llegar al fin.
Nuestra pequeña experiencia en Matavenero
Tras parar a reponer fuerzas con algo de comida, nos dirigimos a observar ese mundo alternativo que se ha creado en este pueblo de León. Partió el Movimiento Arcoris, con origen en EEUU en los años 70 y que aboga por la colectividad, las decisiones conscientes, la no-mercantilidad y la paz mundial, entre otros. Todos esos valores que a muchos nos parecen muy bien pero que se quedan a veces a medio camino porque «es el mundo en el que vivimos». Por eso, ellos dieron con su receta: cambiar las reglas más habituales del mundo.
Debido al corte de libertad que tiene el pueblo, en Matavenero han llegado personas de todo el mundo, de lo que te das cuenta rápido al escuchar y ver a la gente. Las casas más allá de ser construidas por ellos, tienen siempre de formas peculiares, con materiales de todo tipo y con acabados dignos de cuento. Me parecen originales y bonitas, y nos entretuvimos un tiempo mirando cada una de ellas. He leído que son en torno a 30 y por lo que pudimos ver, son habitadas por gente amable y activa.
Lo que vimos en Matavenero
Por la forma de vida que están llevando a cabo hay una bodega, una tienda, un comedor, una enfermería, un baño, una panadería y una biblioteca. Todos ellos comunitarios. También vimos como hacían una nueva vivienda y nos gustó ver cómo eran jóvenes y se les veía toda la energía del mundo.
Otra de las curiosidades es una tirolina que tienen para mover los materiales que tienen en una parte más alta del pueblo. Dado lo escarpado del paisaje, toda inventiva es bienvenida. Para acabar el paseo nos tomamos algo en el bar. No venden alcohol pero disfrutamos de un riquísimo zumo de frambuesa, despidiéndonos de un ambiente tranquilo y natural que personalmente me encantó.
Datos prácticos para una visita Matavenero
Vuelta de la ruta: La vuelta fue sencilla, al tener muchas bajadas, y se nos hizo más rápida.
Dónde comer: comimos genial en el restaurante Hermanos Vila en San Facundo. Tienen una carta amplia y también opciones frías, donde destaco especialmente la tortilla de patata, espectacular al incluir queso de cabra y cebolla caramelizada. Además, el sitio es especial porque la terraza está muy bien preparada y con buen tiempo, se está genial.
Aprovecho para recomendaros otro restaurante si estáis por la zona, ya que creo que es de las visitas que más me han gustado en León. Se trata del Palacio de Canedo, un restaurante que también es hotel y tierra de viñedos y que es tan interesante como ideal tanto por comida como por paisaje.
Dónde dormir: nosotros íbamos desde nuestro pueblo, pero os viene bien San Facundo o Bembibre. Toda opción por la zona estará bien comunicada.