Es curioso el proceso por el que elegimos visitar un lugar. La publicidad, haber sido iconos de películas o ser lugares peculiares cuya imagen ha viralizado en las redes sociales son hoy en día algunos motivos para colocar un destino en el mapa. Las Bardenas Reales llegaron a mí por la tercera de las formas. “Un paisaje similar al Gran Cañón del Colorado” es la referencia que me dieron y yo repetí a aquellos a quienes fui contando que iría. Mostrando, cómo no, también, sus imágenes más características. Y encontrado el momento, lo visité. Además, este curioso paisaje se encuentra a unas horas en coche desde mi casa. ¡Más fácil, imposible!
Situémonos. Las Bardenas Reales están en el sureste de la región de Navarra, cerca de Tudela y de la frontera con Aragón y a una hora más o menos de Pamplona, la capital de la provincia. El rasgo más particular de este vasto territorio semidesértico son algunas formaciones que se producen a causa de materiales de diversa naturaleza, que hace que la erosión limen algunas partes y pronuncien otras, dando como resultado los conocidos como “cabezos”.
Concretamente, en ocasiones, los materiales intermedios son arcillas y en la parte superior resiste una capa de arenisca y caliza, lo que hace que podamos ver una especie de gorro o sombrero a alguno de los emblemas de este lugar, como el más conocido de todos ellos: Castildetierra. Además, podemos ver terreno erosionado formando cárcavas, barrancos y mesetas llanas; una mezcla llena de encanto.
Nuestra visita fue al igual que el lugar, algo peculiar. Aprovechamos el día de fin de año para poder hacer este escapada, por lo que lo visitamos el día 1 de enero, festivo y por tanto, jornada en la que al silencio habitual del destino, se unió el cierre del Centro de Interpretación y la ausencia de una gran cantidad de gente. Pero me gustó disfrutarlo así. A ello hay que añadir que nos habíamos acostado relativamente tarde y estábamos algo cansados, además de que mi compañero de viaje y pareja tenía un esguince en el pie. Por todo ello, desechamos hacer una ruta a pie o en bicicleta y nos adentramos en el lugar en coche, haciendo pequeñas paradas, donde también pudimos hacer pequeños paseos.
Pero digamos, no nos detuvimos demasiado en el lugar. En cambio, nos adentramos en este paisaje de formas imposibles para fundamentalmente maravillarnos mirándolo una y otra vez y disfrutar de una de esas estampas viajeras que tanto gustan, tan curiosas; ¡al menos a mí!
Cómo moverse por las Bardenas Reales
Llegando de Pamplona, la entrada a las Bardenas Reales da cuenta de que estamos en un entorno rural y verde. No obstante, pasado un tramo, la vida humana desaparece y el paisaje se hace árido. Nos adentramos en un territorio declarado Reserva de la Biosfera y que encierra también un valor ambiental y animal importante, con variedad de especies y paisajes. Veremos, no obstante, una pequeña parte de sus 41.845 hectáreas y diversas partes, conocidas como la Bardena Blanca -donde estaremos todo el tiempo-, El Plano -más al norte- y la Bardena Negra -situada al sur-.
A pocos metros de la entrada se encuentra el Centro de Interpretación de las Bardenas Reales, en el margen izquierdo de la calzada, donde podrás al menos hacerte con un mapa para situarte y quizás seguir las rutas hechas para caminar o ir en bicicleta. Además, a unos metros se sitúa un mirador donde hacer la primera panorámica del día, ya que es una vista muy general.
Siguiendo el camino principal, pronto te encontrarás con el Cuartel Militar, donde no te quedará otra que continuar por la izquierda, comenzando a ver de cerca las primeras formaciones rocosas tan peculiares del lugar y llegando a pocos metros, al “cabezo” más popular: el de Castildetierra. Aquí hicimos una parada para hacer las fotos de rigor y pasear hasta otra montaña formada a pocos metros con el color anaranjado tan característico y disfrutar también del día que hace. ¡Nos ha tocado un sol radiante!
En un momento, tomamos un camino a la izquierda, pues a lo lejos vemos un montón de estas formaciones rocosas que nos han traído hasta aquí. Es la única forma de llegar, pues a la derecha tenemos un campo de tiro, cuyo paso evidentemente está prohibido por uso militar. Dejamos el coche en un aparcamiento natural donde otros vehículos han estacionado también, franceses en su mayoría, un hecho que llama nuestra atención. Viendo el mapa que conseguimos después en el hotel, los caminos señalizados para las rutas BTT y a pie son los mismos que se pueden recorrer en coche, por lo que la pequeña ruta que hicimos, entiendo que no está marcada.
No obstante, como la ruta que íbamos a hacer iba a ser pequeña y la poca gente que había por allí se concentraba en este lugar, caminamos un poco entre estas espectaculares vistas. Esta parte es la Bardena Blanca alta y tiene un paisaje más escarpado. Subidas y bajadas, grietas en el camino, el rastro de una erosión desigual… en este camino, pudimos ver de cerca el proceso que da lugar a esta estampa. Y quedamos realmente encantados.
Como no habíamos preparado bien el día para explorar a fondo el lugar, seguimos un poco hacia delante pero no vimos nada especial para seguir. Ahora, con el mapa en la mano, veo que hay vías señalizadas que llevan a la Bardena Negra o el Plano, lugares que seguramente tengan mucho que aportar… pero que nosotros no visitamos. Quizás en otra ocasión.
Datos prácticos:
–Para llegar a las Bardenas Reales, nosotros utilizamos coche propio. GPS y sin mayor complicación.
-Si quieres preparar bien una visita a la zona, quizás te interese saber que hay una compañía de guías de la zona. Hay gente que me ha advertido que si decides emprender caminos secundarios por tu cuenta, puedes llegar a correr peligro, ya que dado el momento, puedes llegar a perder la orientación.
-Además, hay que tener en cuenta que las Bardenas no sufren solo por los elemento naturales, sino por el impacto humano. De ahí que sea importante ceñirse a los caminos indicados. Por responsabilidad.
–Para hacer noche, la opción más asequible es la ciudad de Tudela, situada en torno a media hora de distancia en coche. Nosotros nos alojamos en el Hotel Santamaría, una buena opción a 62 euros por la noche. Puedes además aprovechar para conocer esta localidad navarra, que tiene encanto y un par de lugares interesantes para conocer. En ese sentido, hace poco hablamos en otro post también las visitas que podrás hacer en Pamplona, la capital navarra.
Hasta que no vi una foto tuya en instagram no sabía de este lugar tan peculiar.
Un paisaje de lo más curioso y bonito. Me recuerda algo a las Médulas (con todas las diferencias que puede haber en color, formación etc etc) pero al mirar las fotos puede parecer de «otro planeta» o al menos de otro país.
¡Cuántas sorpresas tiene España escondidas!
Un besín,
Flavia
Gracias por el comentario!
Yo hacíá ya bastante que sabía de él pero nunca nos decidíamos, así que esta navidad resolvimos que teníamos que ir. Es diferente a las Médulas porque es más llano y las formaciones están algo más aisladas, así que cuando hay muchas en un lugar, resulta genial, y además es mucho más grande, pero vamos, tienen el punto ese de curiosidad.
Muy recomendable 😉
Un saludo,
Irene
Es un destino que tenemos pendiente, y eso que hemos pasado por ahí un montón de veces. Tendremos que proponernos en serio hacer una visita.
Genial entrada.
¡Muchas gracias por el comentario!
es lo típico, a veces cuanto más cerca… pues os lo recomiendo mucho! yo que soy de buscar «lugares raros», quedé encantada ::)
saludotes,
Ire
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[…] montón de bares donde arreglar el mundo a base de buenos pinchos. En cuestión de naturaleza, las Bardenas Reales es un paisaje espectacular que nos llevará a lugares lejanos. Ya que estáis en esta zona, no […]