*Este artículo es una colaboración con Expedia.mx.

“Prometo que algún día volveré”. Es una frase de esas recurrentes que pronunciamos cuando nos vamos de un país o destino que hemos disfrutado muchísimo. La realidad es que no siempre retornamos. Y la lista se hace interminable. Pero en este caso que os voy a contar, tengo el firme deseo de volver. De hecho, este año ya me planteé otra ruta. Se trata de un país grande, con muchas realidades, pero un lugar común a todas ellas: su encanto; su colorido; su alegría de vivir… es México, país al que tuve la oportunidad de ir el pasado noviembre y al que sin duda quiero volver. Por las razones que os expondré a continuación.

Colorido: un país lleno de vida

México es color. En las fachadas de muchas viviendas y edificios públicos, en la ropa de la gente, en los batidos vendidos en puestos callejeros, en los carteles de los mercados, en la comida; casi siempre al natural… en todas las ciudades mexicanas que visité había vida y color en cada recodo. Y esto es un chute de energía importante para conocer un lugar.

Cuando recuerdo México, algo se activa en mí. Es un lugar que desprende vitalidad y me encantaría volver para pasear sus calles y dejarme sorprender por los mil detalles de color que siempre aparecen en sus destinos. Nada mejor que unas cuantas fotos, de lugares como Guanajuato, San Miguel de Allende o Dolores Hidalgo para explicar lo que quiero decir.

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La gente, su razón de ser

Y esa alegría de vivir va relacionada, cómo no, con la gente; su razón de ser. Amable, cercana, divertida, auténtica… saben vender su tierra, aunque lo hacen de una forma natural; sin tenerlo planeado.

Son ellos quienes se encargan de regentar sus hoteles con todo el mimo del mundo; de contarte sus secretos culinarios con la mejor de las sonrisas; de cantar en las calles produciéndote una sonrisa y diciéndote gracias al tiempo que entonan esa canción tan conocida; quiénes se ofrecen a que pruebes un poco de todos los helados antes de decidirte…

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Además, al ser española me encanta México porque es un país diferente, pero con el que comparto el idioma y así es mucho más fácil entenderse y entablar una conversación. ¡Qué ganas de volver!

Su cultura, cercana

La historia de México y su cultura no me resultan ajenas. Los vínculos entre México y España son muchos, más allá del idioma y me gusta ver la parte positiva de estas alianzas que nos unen. Me sorprendió por ejemplo mucho el amor que tienen en la ciudad de Guanajuato por Cervantes, el máximo exponente de la literatura y lengua españolas. Todos los años se celebra allí el Festival Internacional Cervantino, con multitud de eventos culturales y celebraciones en honor a nuestra lengua.

Pero los homenajes son constantes, quizás más que en cualquier otra ciudad española, habiendo varias esculturas por la ciudad y un museo iconográfico donde se representa al escritor en diferentes obras. Es muy sorprendente y satisfactorio el amor y la dedicación que le ponen.

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Otro de los vínculos que tuve el placer de disfrutar fue en el plano musical. Fue en Dolores Hidalgo, ciudad natal de José Alfredo, uno de los cantantes de rancheras más internacional y que en España es bastante conocido. Muchos artistas le han rendido tributo y lo han mentado en sus canciones… Disfruté además de los días en los que se celebra el festival internacional en su honor: varios días de fiestas, conciertos, homenajes de cantina en cantina y, sobre todo, mucho, mucho ambiente. Allí me sentí un poco mexicana, canté y me emocioné al ver a gente que siente tanto su cultura y la mima tanto.

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Me encantaría poder seguir buscando vínculos comunes en las ciudades mexicanas porque estoy segura de que habrá muchos más.

La autenticidad, siempre deseada

Y en los lugares que os he contado, lo que más me gustó fue sentir que en México todo es auténtico. Ni trampa ni cartón. Si vas en una fiesta, verás su alegría en pleno esplendor. Y bailarás, cantarás y disfrutarás con ellos. Porque suelen sentir y vivir todo al máximo… y esa es quizás una de las mayores razones para volver.

La comida: todo por descubrir

Adentrarme en la gastronomía mexicana fue un viaje en sí mismo. Es tan rica y compleja, tan llena de detalles, que me costó ir distinguiendo los platos más populares. Además, en España tenemos algunos conceptos algo confusos. Por ejemplo, a la tortilla de maíz, uno de los complementos más recurrentes en la cocina mexicana, aquí tendemos a llamarla erróneamente tortita. Después dependiendo de cómo esté preparada, esta da lugar a platos buenísimos como son los tacos, las enchiladas, las fajitas, los burritos o las quesadillas.

Uno de los mayores placeres que disfruté fue comer ‘carnitas’, habitualmente carne de cerdo cocinadas en manteca de este animal, en uno de los mercados de la ciudad de Guanajuato. Las hacen en el mismo puesto y después uno le echa la salsa que crea adecuada (con cuidado, que pican mucho). ¡Buenísima comida callejera!

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Además, otros platos como el pollo con mole poblano o chile en nogada fueron una delicia total para mi sentido del gusto, que quedó encandilado para siempre en México. ¡Qué ganas de repetir!

Sin duda, este destino es increíble: México tiene ciudades hermosas que me dan poderosas razones para regresar.

por Irene

Periodista desde 2008. Inquieta y curiosa de toda la vida. Abierta a todos los planes; ¡no hay destino que no merezca la pena!

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