Desde hace largo tiempo, Marruecos era uno de los destinos a los que más ganas le tenía “si no era un viaje largo”. Porque de entre los países que no necesitan demasiado tiempo para llegar, es el que menos se parece a España. Y hay un componente de descubrimiento en estos países que no los hay en el resto, ya que no se vive ni se es como en España a grandes rasgos y a mí y muchos otros nos llaman mucho más la atención. “Porque está cerca, es diferente y barato”, decía entonces y confirmo ahora. Esta es la más grande de las razones para viajar a este país; por las que es casi una necesidad. Aunque hay otras. Otras que intentaré contaros hoy. En concreto, razones para viajar a Marrakech, que fue mi centro de operaciones por 5 días.

Es barato

Voy a hacer hincapié en este punto, dando algunas referencias sobre los precios en Marrakech: puedes dormir por 6 euros la noche en un buen riad; pagas 2 euros por merendar y 6/7 euros por una comida o cena donde no te falta de nada.

No te dejará indiferente

Si hay algo de lo que estoy segura, es que si te lanzas a viajar a Marruecos, será un país que te trastoque; que remueva algo en ti. Que no te dejará indiferente, vaya. Lo amarás, lo odiarás o lo que es peor, como yo: sentirás un amor/odio extraño e inexplicable. Porque yo creo que o vas muy precavido, o eres muy pasota o eres de una pasta especial o que estén encima de ti todo el rato, te acaba molestando. Sobre todo y cómo es lógico, si no estás acostumbrado. Y ya no solo eso, sino que en ciertas situaciones, no sepas bien cómo actuar: ¿Debo darle o no propina por un consejo? ¿Quieren decir A cuando dicen A? ¿Puedo pasear por la Medina sin comprar?

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En fin, que a uno le cuesta un tiempo adaptarse a la forma en que se vive en Marruecos. Lo mejor es que los marroquís son cercanos para todo: acaban siendo igual de vivos cuando quieren aprovecharse de algo que cuando están de charla, así que también se puede contrastar y disfrutar de gente que es también amable y abierta.

Su principal atractivo turístico: la calle

En más de una ocasión, he contado que mi mayor placer a la hora de viajar es patear. Patear contemplando belleza, ambiente, la vida de la gente, cosas diferentes, paisajes, plazas recoquetas, atardeceres, playas, vistas de impresión, monumentos o edificios antiguos.

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Por eso una poderosa razón para visitar Marrakech es que su principal atractivo turístico no es interior, sino que está a tiro de tu hotel, seguramente: toda la Medina es un verdadero estímulo para los sentidos. El caos del gentío, el regateo, los colores u olores que se perciben son un entretenimiento y un disfrute suficiente para varios días. No dejan lugar a la relajación.

La comida

Puede que hayas comido comida marroquí antes de viajar al país, por lo que sabrás lo rica que está y lo conocida que es. Allí podrás comer en directo los platos preparados por la gente que mejor sabe: los tajines de carnes con verduras, la pastela, el cuscús y ricas ensaladas de diferentes tipos. Eso sí: la comida no es muy variada, así que te recomiendo también que vayas a pizzerías que aunque pareciera que no son muy del lugar, acaban dándole a este producto su toque especiado.

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El marrón, color protagonista

Después del primer día en la ciudad, que fue un poco locura por el hecho de recorrer la Medina por primera vez y no pararnos a pensar qué era lo que nos íbamos a encontrar, fue relajándome poco a poco y pudiendo disfrutar de la estampa tan diferente que fue Marrakech para mi retina. Aunque a ratos me recordó a Asia por el desbarajuste y caos, me quedé más con su singularidad: me pareció una ciudad de barro; con el encanto que ello supone.

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La experiencia de dormir en el desierto

Aunque desde este blog me arrepentí públicamente de ir al desierto, lo hice porque no tenía los días que hubiera requerido para conocerlo en condiciones y porque por esto mismo, elegimos una compañía cuyo trato dejó mucho que desear. Pero la experiencia de ir al desierto en Marruecos, con un buen guía y una compañía que dé buen trato a los camellos y demás, es inolvidable.

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Paisajísticamente, brutal y muy interesante en todos los sentido. Además de camino, se hace un paseo que da más cuenta de lo que es el país en zonas menos pobladas y también se pueden visitar Kasbahs, ciudades antiguas hechas de abobe que ahora han sido restauradas y se pueden visitar.

Terrazas genuinas

Está ahora muy de moda eso del terraceo y es que no hay nada como tomar algo en lugares pequeños, genuinos, y al aire libre. Las terrazas son casi siempre singulares pero más aún si cabe en Marruecos, donde la mayoría de edificios tienen azoteas y les saben sacar partido. Yo en cinco días, estuve en ocho, contando la del hotel. Os recomiendo especialmente la del bar Clock, algo alejado del centro pero que mezcla el encanto de la ciudad con un toque moderno que lo hace irresistible.

por Irene

Periodista desde 2008. Inquieta y curiosa de toda la vida. Abierta a todos los planes; ¡no hay destino que no merezca la pena!

Un comentario en «Razones para conocer Marrakech»

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