El mantra de los viajes de verdad es ir directamente al corazón de la ciudad; a la forma de vivir de los lugareños, así que hoy vamos a ir a las profundidades del sentir en la capital de España: las cañas. Nada de recomendar lugares que podréis encontrar en diez mil páginas de Internet, no; nada de consejos sobre los bares a donde ir o donde no (hay miles, tranquilo); nos vamos a la forma, el modo en que hacer la actividad por excelencia en Madrid. No tomarte una o varias es como no ir al Museo del Prado. Deberás quedarte con la espinita del ¿por qué no estuve allí? Porque el que vive en Madrid lo sabe: la ciudad sin irse a tomar cañas no sería lo mismo. Incluso para el que no bebe cerveza. Si es tu caso, encárgate de tener amigos que sí lo hagan. La diversión está asegurada.
Nunca menos de tres
Vamos a empezar por el principio. Hay varias cosas que tener en cuenta con las cañas de Madrid:
- Son pequeñas. Llevan en torno a 20 cl. Por tanto, a no ser que tengas prisa, no deberías nunca beberte solo una. Tiene poco sentido. De ahí que la actividad se llame irse de cañas y no irse de caña. Yo diría que tres es la cantidad mínima para disfrutarlas en condiciones.
- Al principio, cuesta más beberlas. Como todo, es práctica. Así que tranquilo si al principio no le encuentras la gracia.
- Aunque hay otras marcas que no están mal, la tradición en Madrid es Mahou. Pocos se quejan.
En bares de viejos, mejor
Hay una institución en Madrid sin la que las cañas seguramente no serían lo mismo: los bares de viejos. Suelen distinguirse –no siempre- por camareros de avanzada edad –casi siempre también de corte castizo-, estética a la antigua usanza (nada de moderneces) y barra de bar amigable donde suele haber sujetos solitarios siempre dispuestos a mantener una conversación.
Los hay repartidos por toda la ciudad, pero os voy a dar algunos nombres de referencia: Casa Candi, el Boñar de León, el Palentino o el Sidi.
La última no existe
Hay una regla básica en irse de cañas por Madrid y es que la última no existe. Por eso, cuando te vas a ir, suele decirse la penúltima o teinventasalgosobrelamarcha. La idea es que uno no sabe cómo o dónde va a acabar cuando sale a tomarse unas cañas. No existen los planes prefijados, ni las frases del estilo «es que mañana tengo un día muy duro en el curro». Empiezas así y acabas olvidando el significado de la palabra diversión. Mentalízate.
La caña bien tirada, por favor
Otra regla para irte de cañas y disfrutar de ello es por supuesto que las cañas estén bien tiradas. En Madrid, al tener tradición cervecera, es raro que una caña esté mal tirada, pero existen. Si es así, huye. Hay mil bares mejores que cuidan su bien más preciado.
¿Cómo saber si está bien tirada? Más o menos, debéis estar atentos a esto: dos dedos de espuma, que esta última sea consistente, que a cada trago se forme un círculo de espuma en el vaso y que tenga gas/fuerza hasta el último trago.
Mejor con tapa
Aunque Madrid no es León ni Granada –donde uno cena prácticamente al tomar algo-, normalmente se pone siempre algo de tapa, como unas aceitunas o unas patatas. Si no te ponen nada de nada, están siendo bastante rancios, así que puedes pensar también en no volver. Oferta y demanda; dicen.
Para que te pongan tapas y te quedes a gusto, os recomiendo el restaurante Quevedo o el Chorrillo (¡donde incluso puedes elegir!).
¿Una gratis?
Si repites bar y tomas cañas asiduamente, seguramente al final, los camareros comiencen a invitarte a cañas. Puede que sea una estrategia de fidelización, pero ese tipo de gestos se agradecen. Y funciona. Una caña bien tirada, en buen ambiente y encima gratis. ¡El súmmum! Claro que si eres viajero, es poco tiempo del que dispones para caerle bien al camarero y que acceda. Si lo consigues puedes considerarte Dios.
Cuando regrese a Madrid, retomaré esta buena costumbre de irse de cañas. Totalmente de acuerdo con tu recomendación sobre los bares de viejos, entre los mejores lugares para tomarse una buena cañita.
Gracias por el comentario Mauxi 😉
desde luego, es una buena costumbre, si no se pasa uno, jeje. Me encantaría verte por aquí.
Un abrazo,
Irene
¿Quién se toma sólo una? Ja ja ja coincido contigo en todos los puntos, sobre todo en lo de bar de viejos 😉 y en lo de la tapa desde que yo vine de mi Granada sí que he notado cierta «mejoría», cosa que se agradece porque beber a palo seco como que no… Además es que luego te quedas más rato y consumes más ¿no?
¡Un post muy adecuado para el juernes!
Besotes y vamonos de cañas, ¿no? Ja ja
jajaja habrá gente que se tome una ¿??? hay que luchar contra ello 🙂
Prontito seguro que nos vamos de cañas de nuevo.
Abrazo!
Ire
[…] sus propiedades, así como porque la cerveza, en general, es casi una religión en Madrid –irse de cañas es toda una institución-. Y la cerveza artesanal es supuestamente, si cabe, más cerveza. Yo no soy una experta, pero […]