Cuando una persona vive en una gran ciudad puede tener la suerte o la desgracia de sentirse como un turista. Algunos lo ven bien, pueden pasear cada día viendo nuevos escenarios y sentir nuevas experiencias. Pero llevado al extremo esta situación puede convertir a la ciudad en algo ajeno a su habitante. Nuestra siguiente colaboradora, Inmaculada Guerra, en la sección ‘Mi rincón favorito de...’ sintió algo de estas características en Barcelona, su ciudad por más de dos años.
«Elegir un rincón de Barcelona se torna complejo. Me explico. Antes de vivir allí idealizaba esta ciudad, pensaba realmente que me haría sentir un paso más cerca del continente europeo y de sus costumbres. Pero en realidad, en el tiempo que transcurrió, me sentí más como un observador, un turista que fotografía mentalmente sus pasos», señala.
Barcelona, grande, compleja, se muestra ante el viajero casi infinita. Inma nos cuenta cuánto. «El Parque de Miró un domingo, la rambla del Raval y su iglesia semiderruida, el mercado de libros de Sant Antoni, la diminuta plaza de Felipe Neri o el collage cultural del palacio de Montjuic, el mercado de la Boquería o de Santa Catalina… son algunas de las instantáneas que quedaron retenidas en mi memoria».
Con todo ello, la elección de su rincón de Barcelona recae sobre La Barceloneta, que asocia a «reminiscencias de un barrio pesquero y flamenco». Explica por qué: «Me llamó mucho la atención por su ruptura con el resto de la ciudad (obviando la parte más turística donde sólo hay restaurantes en fila india). Un entresijo de callejuelas estrechas, edificios desgastados por la salitre, en las que la luz juega con las sombras y se cuela por los huecos de las ropas que cuelgan de un balcón a otro, como si de una villa italiana o un pueblo pesquero se tratase».
Hasta el final, Inma continúa dando motivos para visitar la Barceloneta. «Si te dejas perder en su laberinto, puedes encontrar los lugares más pintorescos. Un buen ejemplo de ello es el Bar Leo, un local que nada más traspasar la puerta te telepransporta al Puerto de Cádiz con su música flamenca y sus fotos venerando la figura de Bambino. En cuestión de minutos, pese a su aspecto casposo, este bar te cambia el humor. Además, dan tapas, cosa que en Barcelona se vuelve todo un hallazgo».
Imagen:Flickr
mi rincon favorito de barcelona el bosc de les fades,un bar que se encuentra escondido en las ramblas,justo frente al museo de cera,es hermoso no hay ningun bar igual o por lo menos yo no lo he visto nunca, se asemeja aun bosque,hasta tiene un arbol dentro,con estrellas en el techo,un castillo en miniatura,una cascada pequeña y personajes de fantasia,como hadas y sirenas,es realmente original.