Los españoles tenemos turísticamente una suerte de país; eso es innegable. Uno de sus culpables es el vino, una bebida que tiene tantas variedades que nunca llegamos a conocerla del todo, y que forma parte de nuestra cultura por los siglos de los siglos. Recientemente, tuve la suerte de explorar los encantos de la Denominación de Origen Cigales, producida en varios pueblos de Valladolid y una pequeña parte de Palencia, maridándola además con iglesias, museos y conocimiento de los profesionales de la zona. Toda una experiencia cultural y disfrutona en torno a la conocida como Ruta del Vino de Cigales.
El mundo del Vino Cigales y sus bodegas
Cigales es una zona de tradición de vino rosado, aunque también produce buen vino tinto. El producto que probé es exquisito y en ambos casos, me deleité; si bien con el rosado fueron mis pinitos. Me encantó su temperatura fresquita, sus sabores de fantasía y colores de gominola. Además, por lo que nos contaron los expertos, la elaboración de un buen vino rosado es más difícil, pues en la fermentación necesita una temperatura más fría y la levadura no se adapta con la misma facilidad en esa situación.
Para descubrir los encantos del vino y su hogar, recorrimos la bodega de Hiriart (Cigales), las Bodegas Hijos Félix de Salas (Corcos), la Bodega Alfredo Santamaría (Cubillas de Santa Marta) y la Bodega Duque García (Fuensaldaña), con las que poder concertar una cita para conocer su mundo y también, cómo no, catar de primera mano el producto. A ellos se sumó también la Hospedería el Concejo, un alojamiento exquisito donde también dejarse engañar por los embrujos del vino que se produce en la casa. En todos ellos, proyectos personales y enraizados en cada pueblo, el trato está a la altura de la complejidad y riqueza de los sabres.
En las bodegas de la zona conviven la tradición y la modernidad; las viejas (ahora en desuso) y nuevas instalaciones conviven a veces en el mismo espacio; a veces separadas. Aunque no hay duda de que los lugares donde se produce el vino, así como los procesos, han cambiado con el paso del tiempo, lo que allí se aprende es siempre lo mismo: la esencia de la producción, la calidad y el amor por el rico líquido. Con todo ello, disfruté especialmente de las bodegas antiguas, subterráneas, conociendo cada paso del nacimiento del vino (ubicando las zonas donde se generaba el tufo o dónde salía el primer vino conocido como lágrima; o descubriendo que la expresión «no jodas la marrana» viene de la última tabla colada bajo la gran viga que con su presión genera el vino y que en ocasiones se rompía..) e identificando el origen de lo que hoy por hoy constituye una industria tan importante a nivel nacional.
Más allá del vino: la cultura de la Ruta Cigales
No solo de vino vive la zona de Cigales, claro que no. En sus pueblos también se puede encontrar el trato cercano y amable de lo rural; estampas bonitas que coleccionar en un viaje; iglesias interesantes con obras interesantes; museos que nos muestran de forma gráfica más detalles sobre el vino o los cántaros; y fenómenos, como los de las casas cueva, con los que poder conocer un poco mejor la forma de vivir de la zona en tiempos pasados.
Comenzamos el recorrido en Dueñas, provincia de Palencia, donde entramos en la Iglesia de Santa María de la Asunción para deleitarnos con un retablo mayor central tardo gótico donde se puede apreciar los ropajes de la gente pudiente del siglo XVI, del que procede. También destaca una pieza de Diego de Siloé, arquitecto oficial de Carlos V: un Ecce Homo creado en una pieza única de nogal que se puede visitar en el museo. En la parte alta del pueblo, se puede ver también una casa-cueva típica, tan curiosa para el viajero como cuca en su interior.
A tan solo 15 kilómetros, se encuentra Trigueros del Valle, precioso pueblo visto desde la ermita situada en lo alto. En esa zona se pueden apreciar las chimeneas de casas-cuevas del pasado y estas, unidas a la panorámica, producen una buena genial viajera. También es muy interesante el castillo, que data del siglo XV y fue de corte agrario. De él se conservan en perfecto estado la bodega, la primera que produjo industrialmente la DO de Cigales, y las caballerías. Además, en las zonas interiores se está preparando una sala de exposición sobre el escultor Juan Villa, popular por crear el atrezzo de Cuarto Milenio. Por todo ello, merece mucho la pena.
Valoria la Buena es otro buen lugar donde pasar la noche o visitar; ya que además de coqueto, en él se ubica la Posada del Concejo, un hotel de alto nivel que es tan especial que no se me ocurre ahora mismo un lugar mejor donde comenzar un fin de semana. Mención especial a sus bañeras, preciosas. En este pueblo, podemos ir al Museo del Cántaro, producto utilizado antaño para recoger agua. Su catálogo es extenso: hay el doble de cántaros que de personas en Valoria la Buena (unos 1.200 frente a 600) y proceden de todas partes de España. Los usos también son variados: con ellos se hace música, se cazar anguilas, se asan castañas, se guarda el aguardiente…
Por último, me pareció súper interesante el pueblo Mucientes, ya que tiene una oferta turística tan variada como rica, sobre todo al tratarse de un pueblo relativamente pequeño. Podrás pasear tranquilamente en busca de los 13 graffiti que explican gráficamente la tradición vitivinícola de la localidad, siguiendo los picos de los pájaros que siempre aparecen en las obras. El destino final es Museo del Vino, ideal para conocer mejor el proceso de creación del mismo. La zona de bodegas está también en la parte alta y el paisaje de zarceras, con la iglesia Iglesia de San Pedro Apóstol al fondo, es otra de las estampas más bonitas del lugar. Datos prácticos
Alojamiento: durante este viaje hicimos noche en la Hospedería El Concejo (Valoria La Buena) y el Hotel Rural Pago de Trascasas. El primero es una delicia y por eso fue reconocido como el Mejor Hotel Enoturístico de la Ruta del Vino en España en 2016. Además de unas instalaciones preciosas y un espacio ideal para todo tipo de usos, la habitación es amplia y súper cuca. Sin duda, lo mejor, la bañera de muchas de sus habitaciones, de un gusto exquisito. El segundo es un hotel situado en Cubillas de Santa Marta y muy cómodo, pues se sitúa en las mismas bodegas de Alfredo Santamaría. Nos resultó súper acogedor, chimenea mediante, para disfrutar de un fin de semana rural.
Dónde comer: Para comer, exploramos también varios restaurantes que merecen ser sin duda recomendados. ¡Qué delicia de comida! En primer lugar, comimos en el Restaurante El Sueño del General, ubicado en la Hospedería de El Concejo y que nos ofreció una selección de exquisitos platos. A la noche, probamos también los platos del Bodegón El Ciervo, donde además de una comida riquísima (atención especial al tartar de atún), había música en directo con motivo de las Veladas Gastronómica del Jazz. Por su lado, la Bodega La Cueva, en Mucientes, es preciosa y tiene, como los anteriores un producto de primera, pero también le acompaña el hecho de haber sido una bodega en el pasado, con lo que la experiencia va aún más allá. Por último, el restaurante la Dama de Motilla fue también ideal para probar buena comida de la tierra e irnos con un regusto perfecto. Si os apetece algo más ligero, está genial la Pizzeria la Pavesa donde probar un ¡tipo de pizza «de la vendimia»!Nota: este viaje fue resultado de la invitación por parte de la Ruta del Vino Cigales para conocer de primera mano la producción del vino y todo lo que la rodea, así como su cultura y gastronomía. Desde estas líneas agradezco todo el esfuerzo y cariño que nos dedicaron, así como su valor humano, sin el cual las experiencias no hubieran sido tan geniales como fueron.
[…] Ruta del Vino Cigales (Valladolid-Palencia): tierra de vino rosado | Mundo turístico […]
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