El viajero que desembarca en el Aeropuerto de Salvador, capital del Estado brasileño de Bahía, es recibido con el mensaje: sorria, voce está na Bahia. Que no se trata de una mera frase se puede comprobar a lo largo de la estancia en esta ciudad costera de casi tres millones de habitantes. Primero tomando un autobús (ônibus regular) en el propio aeropuerto con el que por el equivalente a un euro podemos llegar a través de una carretera algo bacheada (nada es perfecto) hasta el mismo centro de la ciudad. Una vez allí no es difícil encontrar alojamiento cerca del mar en alguno de los numerosos hoteles existentes, por ejemplo, en la zona de Rio Vermelho.

Después disfrutando de la comida típica baiana, en la que están muy presentes los platos de origen africano e indígena, que combinan pescado, camarones, leche de coco, aceite de dendê… Un buen lugar para empezar son los restaurantes que están muy próximos al Farol de Barra, el primer faro del Continente americano (1698) y desde el que se contemplan unas vistas espectaculares de la costa baiana. En dichos restaurantes, al lado mismo de la playa, se ofrecen distintos tipos de moquecas, cocidos a base de pescado, pulpo, camarones, etc., que se sirven en una fuente de barro.

Desde el Farol da Barra, y si uno se encuentra con fuerzas, es muy recomendable un largo paseo por la Avenida Sete de Setembro, que va paralela a la costa y que alberga casas y mansiones espectaculares; el destino puede ser la zona del Elevador Lacerda o, un poco más allá, el centro histórico y la conocida zona de el Plourinho, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde se pueden visitar iglesias, comprar artesanía en galerías y lojas variadas, escuchar música en la calle o probar acarajé, una especie de bollo relleno de camarones y judías, que se toma con varias salsas. Parece que su origen es el Golfo africano de Benim y está relacionado con la práctica del camdomblé. En la misma plaza donde se ubica la Casa del escritor Jorge Amado, de un llamativo color azul, está también el Museu da Gastronomía Baiana, en el que por un precio fijo podrás probar una amplísima variedad de platos.

poulorinho

Las playas de Salvador no siempre presentan buenas condiciones, riesgo que no existe si el viajero se anima, como debe, a visitar las que están en la Costa dos Coqueiros, una zona de casi 200 kilómetros al norte de la capital baiana. Existen autobuses hasta las playas más cercanas aunque también se puede alquilar un coche o aprovechar las excursiones de un día que se ofertan en los hoteles. De tener que elegir, se puede hacer una primera parada en la Lagoa do Abaete y luego en las no lejanas playas de Arembepé, Guarajuba (en la foto) y Praia do Forte.

arembepe

De vuelta a Salvador, y por un precio muy razonable, se puede disfrutar de las excelencias culinarias de Casa de Tereza, en la zona de Rio Vermelho.

En el caso de que la visita coincida con el Campeonato del Mundo de Fútbol, recordad que en el Arena Fonte Nova, situado en centro de la ciudad, juega España contra Holanda el día 13 de junio.

Pero si quieres ver un Salvador solidario, la favela de Candeal es el ejemplo más conocido a través del Proyecto Pracatum

por Miguel Presno

Miguel Ángel Presno Linera. Profesor Titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo. Acreditado como catedrático

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