He sido madre recientemente y por ello, hace relativamente poco que estuve nueve meses embarazada. Hoy quiero hablar del embarazo y los viajes, aportando la información que yo consumí en su momento y mi experiencia, que creo que es lo que al final los lectores demandan. ¿Se puede viajar embarazada? La respuesta es sí, casi en todos los momentos de esa etapa, pero por diferentes razones, a veces no es lo más idóneo o apetecible.
Por ello, os voy a contar lo que yo me moví (más bien poco) y algunos consejos y opiniones que creo que os pueden ayudar. Al final, la decisión es muy personal y así debe serlo.
El primer trimestre, quizás el más complicado
En el primer trimestre puedes viajar perfectamente, siempre y cuando todo vaya bien. Eso me comentó mi ginecólogo. Aunque hay opiniones de que no es recomendable viajar porque se realizan bastantes pruebas y es común tener náuseas fuertes, la realidad es que cada caso es un mundo y está en tu mano hacer la maleta y tirar hacia delante. Hay posibilidades de que salga bien (yo misma lo viví).
Hay, como decía, casos en los que no se recomienda viajar. Enlazo a la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior que detalla estas situaciones.
Hablemos de los problemas en el embarazo
No obstante, hay un tema que creo que es necesario comentar y que quizás también cambie un poco la situación. En el primer trimestre es bastante común que los embarazos acaben en un aborto, algo que aunque casi siempre es indoloro, produce mucho sufrimiento. Ante esta situación, yo no viajaría quizás antes de la semana diez, dado que si por entonces todo va bien, lo habitual es que continúe perfectamente. Después de recibir una noticia así, no creo que sea el mejor momento para viajar.
Me parece importante comentar este tema porque es algo bastante tabú, cuando se estima que en torno al 15% de los embarazos acaba en aborto en el primer trimestre debido fundamentalmente a razones genéticas. Creo que visibilizarlo ayuda a entender que es solo una piedra en el camino y que salvo excepciones, en las próximas ocasiones todo sale bien. Si me lees en esa situación, ánimo. Te aseguro que cuando te quedes embarazada y salga todo bien, seguramente habrás olvidado por completo esa experiencia. Y si no es así, de todos modos, no será lo más importante.
Con todo ello, si viajas y sucede algo así, te podrán atender también allí donde estés, tanto en un centro público como en uno privado si tienes algún seguro contratado. Las principales señales de alerta (si bien no en todos los casos es signo de aborto) son un sangrado vaginal o dolores muy fuertes en la zona abdominal. No dejes de ir a urgencias en estos casos.
Las benditas naúseas
Por otro lado está el tema de las náuseas y el malestar del primer trimestre. Es muy variable de unas personas a otras, pero por ejemplo, yo tuve náuseas todo el embarazo y moverme era lo que mejor me venía. Además el primer trimestre me coincidió con el verano, así que yo no dudé: organicé planes turísticos (si bien menos que otros años). Estuve unos seis días en Dolomitas y fue cuando mejor me encontré de todo el verano. Ahí todo depende del humor con el que cuentes y las ganas que tengas de hacer planes. También es verdad que a la vuelta de Italia, fuimos unos días a Alicante y prácticamente no salí del hotel del mal cuerpo que tenía. Nunca se sabe. Además, cuando estaba bien, hice ejercicio a buen ritmo (alquilamos una bicicleta eléctrica y anduve unos 40 kilómetros). Si el embarazo va bien, el deporte no está contraindicado y como os comenté, en mi caso, me venía genial.
Yo viajé a Dolomitas y por España en la semana diez de embarazo y como os adelanté, en general, me mereció la pena. Incluso podría decir que el turismo me ayudó a mejorar mi malestar y mantenerme entretenida.
El segundo trimestre, el mejor para viajar
Por norma general, pasadas las doce o catorce semanas, las náuseas y el malestar del primer trimestre desaparecen. No fue mi caso. Aunque mejoré bastante, ese mal cuerpo desde que te levantas hasta que te acuestas me acompañó los nueve meses.
Por esta razón el segundo trimestre es el mejor momento para viajar. Te sueles encontrar mejor y la barriga aún no es tan grande que genera también cierto malestar físico.
Con todo ello, como a mí me pilló entre los meses de septiembre y noviembre, tampoco viajé mucho. Tenía unos días aún de vacaciones y nos escapamos cuatro días al Pirineo Catalán y ya. En este viaje me encontré muy bien, hice rutas de hasta 13 kilómetros y despedí de alguna forma mi vida viajera entendida sin hijis.
Aunque aún tenía otros días y pensamos despedir mi vida viajera en Europa, finalmente utilice esos días para ir a mi casa, a Asturias.
Aunque en estos meses me encontraba bastante bien (nunca perfecta), tenía menos fuerzas para convencer a la gente de viajar y creo que en cierto modo, yo ya tenía el cuerpo pensando y centrado en lo que venía.
El tercer trimestre, quizás en el que el cuerpo está ya en otra cosa
En el último trimestre se producen cambios más importantes en el cuerpo de la mujer y en muchos casos, molestias físicas o dificultades al dormir. La verdad es que no fue mi caso y al margen de las náuseas, que estaban todavía ahí, yo solo sentía que mi cuerpo estaba ya destinado y centrado a una sola cosa: parir.
Por eso y hablando siempre desde mi experiencia personal, en este trimestre fue sin duda en el que menos me apetecía viajar. De hecho, no viajé.
Realmente se puede viajar hasta la semana 36 en avión y viajes de larga distancia en caso de embarazo simple y 32 en caso de embarazo múltiple. Y la razón es sencillamente que la criatura puede nacer en cualquier momento. Si el viaje es corto, se entiende que podremos llegar con relativa rapidez al hospital más cercano.
Y hasta aquí mi experiencia, corta, pero mi experiencia, sobre viajar embarazada. Se trata de un momento complejo, duro pero también muy feliz, que afecta a los cuerpos de maneras muy diferentes.
Pero como en tantos otros temas sobre maternidad creo que compartirlo es la mejor manera de recordar momentos únicos, como digo, por lo bueno y lo no tan bueno que ello supone. Si me lees embarazada, ánimo. Y no seré yo la que te diga «disfruta del camino», pero sí vívelo consciente y no dejes de vivir; pues forma parte del camino.