La gran mayoría de nosotros cogemos al menos una semana de vacaciones en pleno verano. Yo no suelo llegar, incluso, pero los cuatro o cinco días que reservo suponen una verdadera desconexión. Luego está septiembre, el mes de la vuelta, de la nostalgia, de planificar un nuevo curso… y de despedir la que para muchos fue, es y será la mejor época del año: el verano. Pero quizás por esa razón, no hay nada mejor para hacer llevadero este mes que viajar; que coger unos días para asimilar, poco a poco, que otro año duro vendrá por delante, pero que tenemos las suficientes fuerzas y energías recobradas para afrontarlo de la mejor manera.
De ahí que hoy haya hecho un ejercicio de recopilación y haya pensado en destinos ideales para viajar en septiembre. Lugares que nos ayudarán a entrar en la nueva época y en la rueda que gira para el siguiente verano.
Barcelona, la ciudad del mar
Comienzo con la que es mi idea para este septiembre, si finalmente se dan las circunstancias. La ciudad condal es un lugar ideal para dejarte llevar por su animado ambiente, darte un último baño en el mar, empaparte de un poco de cultura o beberte el último mojito del verano a buena temperatura o incluso bajo la brisa marina. Perderte por el barrio del Gótico, visitar la Sagrada Familia o despedir la tarde en el Parque Güell son planes que ya habiendo hecho, siempre será un placer volver a hacer.
Si quisieras una visita diferente, te animo a plantearte la posibilidad de hacer alguno de los tours en Barcelona que te acercan a través de algún buen conocedor de la urbe a los lugares que ya has visitado o aún no conoces, rutas especializadas o las delicias culinarias o culturales de esta encantadora ciudad.
Lisboa, una ciudad para volver
Otra ciudad para volver infinitas veces: Lisboa. Otra ciudad con mar; otra ciudad con ambiente; otra ciudad que tan solo pasear te hará feliz; otra ciudad para saborear; otra ciudad para recordar que la vida seguirá girando y tú aprovechándola como tantas otras veces. Otra ciudad para decirte que aún hay esperanza. Que el verano no lo es todo. Que hay vida más allá del verano.
La capital portuguesa es una opción ideal porque aunque no está muy lejos, supone adentrarse en otro país, con las diferencias que ello supone. Además, su colorido, sus cuestas, su ambientazo callejero o sus diferentes monumentos harán sin duda que sean días entretenidos y especiales.
Fiestas en Oviedo, Salamanca o Albacete
Hay ciudades relativamente pequeñas en España cuyas fiestas visten de gala en septiembre y hacen, si cabe, un poco más atractivas. Los eventos son las ferias de Salamanca o Albacete y las conocidas festividades de San Mateo en Oviedo.
La feria de Albacete fue declarada la mejor fiesta popular de España. Reconociendo que en nuestro país otra cosa no, pero la fiesta se nos da a las mil maravillas, este es un evento para apuntar y quizás despedir el verano por la puerta grande. En cuanto a las otras dos fiestas, las ciudades merecen por sí solas una visita y la escapada se puede aderezar con otras visitas tanto de la provincia asturiana como de la salmantina. ¡Zonas con mucho encanto!
San Sebastián, siempre una opción
Pasada la época del más intenso calor, septiembre es un mes intermedio que podemos intentar ver como el preludio del otoño y pronto invierno. Por eso, me parece acertado elegir cualquier destino del norte de España, donde un clima algo más gris, aunque templado, nos anunciará ya el cambio de temporada.
Entre las ciudades del norte, San Sebastián siempre es una gran opción, siendo además este año Capital Europea de la Cultura y acogiendo del 16 al 24 de septiembre el Festival de Cine de la ciudad, una de las citas más importantes en nuestro país en cuanto a séptimo arte se refiere. Por eso es un destino top para septiembre, aunque una opción siempre valorable por su gastronomía, los paseos frente a la playa de la Concha, las vistas desde el Monte Igueldo o un paseo por su casco antiguo.
Málaga, sin perder de vista el mar
De nuevo, sin perder de vista el mar, nos vamos a otra ciudad llena de encanto e ideal para olvidar que el sol sale solo en verano. ¡En Málaga hay mucha luz durante todo el año! Esta ciudad es un tesoro por descubrir, teniendo tanto historia como gastronomía, muchos museos interesantes o una zona alrededor del puerto cuyo paseo da nuevos aires a quién lo realiza.
Además, Málaga tiene playa para poder darnos un último chapuzón, que siempre refresca antes de volver a empezar… e incluso, si tenemos algún día de más, conocer pueblos de la provincia u otras zonas de playa como Torre del Mar o Nerja, puede ser todo un remedio contra el “síndrome post-vacacional”.
Escapada loca a Ibiza
Para llegar a Ibiza, hay que tomar un barco o un avión. Es un viaje por tanto que supone algo más de infraestructura, pero una escapada a la isla, por corta que sea, siempre será rehabilitadora. Aunque su fama de fiestera la precede, este pedazo de tierra en mitad del Mediterráneo ofrece multitud de planes y sobre todo, un paisaje y una sensación de libertad como pocos otros lugares del territorio nacional. Merece la pena… aunque sea incluso un fin de semana largo.
Por supuesto aquí la playa cobrará también especial protagonismo, pues sus arenales son impresionantes. Cala Comte, Las Salinas, Cala Salada o Cavallet son algunos de los nombres que debes apuntar si este viaje está rondando tu cabeza, pero sobre todo: lleva ganas de desconectar, de dejarte llevar y de alucinar con cada paso de la isla… ¡Ibiza enamora!
Oporto, la sorpresa portuguesa
Con cada persona que hablo sobre Oporto, es habitual que acabe deshaciéndose en halagos. Para muchos incluso gana la batalla a Lisboa. Yo sin querer elegir, elijo a ambas. Las dos ciudades son sumamente encantadoras y aún con diferencias cuando las conoces un poco mejor, su toque decadente, las coloridas fachadas, la gastronomía o la salida al río o mar, hacen que sean las dos grandes opciones.
No obstante, en Oporto hay tres cosas que no deberías nunca dejar de hacer: comer o beber un Oporto en las terrazas de La Ribera o Vila Nova da Gaia por sus espectaculares vistas; visitar el mercado de Bolhão y ¡comer una francesinha!
Altea, el balcón del Mediterráneo
Altea es un lugar para pasear sin prisa, tomar un baño en sus tranquilas playas y despedir el día con un mojito en la plaza de la Iglesia, el coqueto centro del pueblo. Pero sobre todo, será un lugar ideal para despedir el verano porque tiene todos sus elementos, pero a la vez es un lugar no demasiado masificado y muy evocador. Como el casco antiguo se asienta encaramado en una zona alta, Altea es un amplio balcón al Mediterráneo; una preciosidad, cuyas casas blancas nos trasladan a otros tantos pueblos del mar que baña el pueblo.
Sin duda, un lugar muy indicado para unos días en septiembre; perfecto para ir asimilando que la época estival echará el candado de cierre en breve.
Información Bitacoras.com
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