*Aclaración: Con parar, no me refiero a volver de un viaje -aunque lo sea para los que tenemos trabajos en un lugar fijo-, sino a dedicar tiempo para pensar, asimilar y disfrutar de las cosas poco a poco. Sé que hay mucha gente que vive viajando y creo que aún más ellos han tomado una decisión pensado en tener más tiempo para sí mismos, por lo que creo que practican en gran medida el concepto de «parar» al que me refiero.

Soy una de esas personas hedonistas que creen que una vida solo merece ser vivida si se disfruta. La pasión mueve mis pasos casi a diario, aunque tengo también otros valores que limitan esas irrefrenables ganas de darlo todo. Viajar es una expresión de esa necesidad de aprovechar el tiempo que nos han dado en este periplo llamado vida. Y me gusta llevarlo hasta el máximo…

Pero como hubiera llegado a un momento zen en el que por fin hay más equilibrio del que siempre creí posible, hoy vengo aquí para defender que tan importante es viajar como no hacerlo. Con no hacerlo me refiero a temporalmente. A parar. A asimilar qué estamos haciendo. A disfrutar de lo vivido pero dedicándole tiempo a reflexionar. Porque de alguna manera, parar nos ayuda a hacer las cosas pensando y disfrutando de ellas plenamente.

De la necesidad de moverme vino la necesidad de parar

Comencé hablando de la importancia de hacer cosas. Me gusta. Me encanta. Me da la vida. Pero resulta que desde hace un tiempo hacerlo en exceso me abruma.yo-playa-indonesia

¿Por qué? Pues porque creo que en cierto modo, todos esos planes y esa agenda tan apretada han sido también una forma de no escucharme a mí y mi cuerpo…así que este mismo me ha pedido con el tiempo dejar un poco ese lado tan cañero para tenerme un poco más a mí misma. Y al final me he dado cuenta que al hacerlo, tranquila y calmadamente, asimilo y disfruto más de los viajes y la vida. Cuando los hago es porque lo he pensado bien y eso hace que todo el proceso previo e incluso posterior alimenten el hecho mismo de disfrutar y alargue los efectos positivos.

Porque los viajes no son solución a nada

Esta reflexión conecta con la pregunta que siempre está ahí cuando hablamos de viajar, pero sobre todo de «viajar bien», y es: ¿Por qué viajamos? Seguramente muchos contestemos: porque me gusta, porque «necesito conocer o vivir experiencias» o porque «me hace feliz». No son malas respuestas, quizás no haya una mala respuesta, pero en el fondo siempre es una cuestión de satisfacción personal. Y aunque nos cueste verlo así: los viajes ayudan a nuestro ser, pero no son la esencia.

Es un hobbie, sí; el mejor; puede que no entiendas la vida sin él; pero más que un fin son un medio; y tú eres lo que eres más allá de ellos. Por eso, siempre he creído que los viajes no son la solución a nada; sino el complemento perfecto para, ahí sí, dar rienda suelta a cada forma de ser.paisaje-indonesia

Hay una frase bastante conocida que dice: «Viajar no para escapar de la vida, sino para que la vida no se nos escape». Y la comparto; claro está. Viajar no debe ser una huida, sino todo lo contrario: una ayuda para conocernos mejor, para ayudarnos a conectar con aquello que somos o llevamos dentro. Por eso rechazo la visión de los viajes como tachar destinos o poner chinchetas y cada vez más creo que el viaje hasta la esquina de mi calle puede ser un gran viaje. 

Por todo ello, creo que aunque viajar sea mi mayor afición, la vida no es solo viajar, si no mucho más. Por eso, más allá de los viajes, debemos dedicar tiempo a otras muchísimas cosas. Por eso, aunque cueste creerlo, debemos parar y pensar más allá de seguir haciendo planes y viviendo experiencias. Que por otro lado, no pararán (¡y qué viva!). nuevayork-buena

Porque viajar también es parar (la rutina)

Recuerdo que al volver de un viaje me dije una vez: Tengo la seguridad de que amo viajar exactamente en la misma medida que sé en qué lugar quiero vivir; y cómo quiero vivir. Me encanta esa sensación de volver tras mucho tiempo y disfrutar de las pequeñas cosas. Reconciliarme en cierto sentido con mi rutina (que nos nos engañemos, siempre habrá una por pequeña que sea).

Porque creo que cuando estamos inmersos en ella no dedicamos tampoco tiempo a pensar qué hacemos; simplemente lo hacemos. Por eso viajar es tan necesario. Porque nos hace tomar distancia de nuestro día a día; y parar, y pensar, también, qué queremos y qué no; si las cosas van bien; señalar aquello que no…atardecer-madrid-

Cuando llego de viaje, doy mucho valor a todo lo que tengo. Me tiro al sofá como si fuera el lugar más cómodo del mundo; limpio la casa porque me gusta verla bonita; cocino porque agradezco poder comer lo que yo misma hago; y sobre todo, paso tiempo en ella porque la echo de menos. Todo ello no me suele pasar cuando llevo tiempo sin viajar. Agradezco que mi casa, el lugar en el mundo que yo elegí, me vuelva a parecer un lugar tan maravilloso.

Para viajar mejor…

He defendido ya muchas veces que una de las partes del viaje que menos me gusta pero que más necesaria considero es la planificación. Tener tiempo para saber qué vamos a hacer, conocer los lugares donde vamos a ir, informarnos sobre su cultura, idioma, idiosincrasia, etc. Y para ello, necesitamos tiempo. Con parar no me refiero solo a parar de viajar, sino a parar a pensar, a organizar, a planificar. indonesia-playas-sur

Y muchas veces, sobre todo a los que nos cuesta parar quietos, nos cuesta sobremanera esta parte. Cuando poco a poco comenzamos a dedicar tiempo a las cosas, nos damos cuenta que este tipo de gestiones mejoran nuestros viajes y hacen que sepamos cómo queremos viajar.

Con ello, no quiere decir que todo esté medido al dedillo, -¡qué aburrido sería si no!-, pero sí al menos que no vayamos completamente ignorantes. Al final siempre es una cuestión de poner tiempo y ganas… y luego también también aparecerá tiempo para la improvisación.

por Irene

Periodista desde 2008. Inquieta y curiosa de toda la vida. Abierta a todos los planes; ¡no hay destino que no merezca la pena!

Un comentario en «Viajar: tan necesario como su contrario (parar)»
  1. Este articuló es muy interesante 🙂 Añadiré también que hay veces viajar no es tanto ir lejos pero (re)descubrir nuestro entorno

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