Indonesia, crisol de culturas y religiones, territorio de volcanes, clima tropical, buenas playas y gente amable, es difícilmente abarcable en un viaje. No obstante, este octubre nos embarcamos a conocer parte de Bali, Java e Islas Gili cerca de 3 semanas como toma de contacto y hoy os contaremos qué ver y qué hacer en estas partes del país, intentando que os hagáis una idea de cómo fue. Tras este post, iremos detallando poco a poco cada destino; desde una perspectiva menos práctica.
Recorrido
Aunque nosotros tuvimos unos 19 días y el viaje en avión (unas 16 horas más la escala) te quita prácticamente dos, creo que es suficiente para una primera toma de contacto. E incluso 15 días darían para conocer bastante parte de esta zona. En cuanto al recorrido, lo más habitual es llegar a Java y luego pasar a Bali (y dejar para los últimos días las Islas Gili), pero nosotros lo hicimos al revés. Llegamos a Bali, luego durante dos días Trawangan y en los últimos días, cogimos un avión de ida y vuelta a Yogyakarta, estando allí 5 días, lo que puede resultar excesivo (con 3-4 es suficiente), pero que nos dio más tiempo para conocer un poco más esta isla.
Quizás con un poco de organización, 3 semanas den para conocer una cuarta isla, ya que para Bali podrían ser suficientes unos 5/6 días. Nosotros al final pasamos un día de relax en Kuta, que a pesar de que es la más turística de todas las zonas de Bali, al ser octubre no era tan agobiante e incluso era disfrutable el ambiente surfero y los atardeceres increíbles del lugar cerveza en mano. En cuanto a Islas Gili, parece que las tres son bastante parecidas y por eso optamos por conocer solo una, aunque son muy tranquilas y paradisíacas, por lo que se puede barajar estar más días y uno será también muy feliz. Como cuarta isla, lo más adecuado sería conocer Lombok o Flores.
Cómo moverse
Es importante saber que para moverse en Bali y en Java lo más adecuado es casi siempre el vehículo privado, ya que la red de transporte público es mala y suma muchos problemas de movilidad/tiempo. Las dos opciones que tienes es alquilar coche o moto, que requiere grandes habilidades y muchos quebraderos de cabeza (sobre todo en Bali, no hay apenas indicaciones para llegar a los sitios) aunque un ahorro considerable o alquilar un coche-taxi privado. Dependiendo de los destinos estos últimos tendrán una u otra tarifa, pero como todo en este país, también dependerá de tu habilidad regateando. Nosotros hicimos un día varias excursiones que nos ocuparon una mañana y lo sacamos por 500.000 rupias, unos 33 euros. En un autobús compartido eran unas 180.000 rupias, unos doce euros, pero esto suma el problema de sentirte un guiri más.
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Bali
Día 1: Decidimos pasar la noche en Sanur, en el hotel Abian Boga, ya que nuestra primera intención era recorrer la península de Bukit y conocer el templo Uluwatu. Llegamos tarde, así que cenamos y a dormir.
Hotel: Hotel Abian Boga, Sanur. Es un hotel barato (14 euros) con todo lo básico y piscina. Aunque está algo sucio, es muy auténtico.
Día 2: Alquilamos una moto en el propio hotel y nos lanzamos a conocer la península de Bukit y el templo Uluwatu. Para esta zona hay indicaciones y es fácil conducir. El problema de ir en moto es que puede pararte la Policía y pedirte el carné de conducción internacional para ponerte una multa. Puedes pagarle una mordida y te dejan seguir (nosotros lo dejamos en 100.000 rupias, cerca de 10 euros). Suelen ponerse en la entrada a Uluwatu. Tras pasear por el imponente peñón donde está ubicado este conocido templo, seguimos hacia Jimbaran, donde paramos a comer marisco. Buenísimo aunque algo caro (27 euros). Este lugar tiene buena playa, aunque ese día esta vacío. Tras un chapuzón vamos a Kuta a ver el atardecer, un ritual que nos captará desde el primer momento. Volvemos de noche y tras perdernos (no hay carteles de entrada a los diferentes lugares), llegamos a casa.
Hotel: Hotel Abian Boga, Sanur.
Comida: Sea Side, marisco en Jimbaran. A pie de playa. Buen servicio y excelente ubicación. Te dejan elegir el pescado fresco yendo personalmente a elegirlo, lo que además quitará posibles problemas de falta de vocabulario en inglés.
Día 3: Este día nos dirigimos a conocer la zona Norte de Kuta, Seminyak. La zona de playa es bastante fea. Nuestra primera parada es el templo Petitenget, no tan conocido pero importante para la cultura balinesa (entrada en torno a 1 euro). Ya que no hay más cosas que recorrer por la zona, decidimos entrar a un Club que dicen que es el mejor de la zona Sur de Bali y tras un baño en su piscina infinita comemos y disfrutamos de las vistas. Después ponemos rumbo a Pura Tanah Lot, uno de los templos más característicos en el sentido turísticos y paisajístico de Bali por su emplazamiento en mitad del mar. El lugar, a pesar de tener que compartirlo con muchísima gente, tiene un embrujo especial. Se nos hace de noche, volvemos a casa. Esa noche compramos un billete para Islas Gili que logramos dejar en 39 euros (hay que regatear, aquí sí o sí).
Hotel: Hotel Abian Boga, Sanur.
Comida: Potato Head. Club situado a pie de playa con piscina infinita. Mucho postureo pero muy disfrutable. Para comer y bañarte en la zona de piscina tienes que gastar 500.000 rupias, 32 euros, que con las cervezas y comida es fácil superar. La comida es muy normal, pero el sitio lo merece.
Islas Gili
Día 4: Un barco nos lleva a Trawangan. Después de asentarnos en el hotel y alquilar una bici, bajamos a darnos un chapuzón en sus playas paradisíacas, comemos y vamos a ver el atardecer (otro ritual en la isla) a su cara oeste. Merece mucho la pena; ese espectáculo acompañado de la tranquilidad del lugar.
Hotel: Banana Leaf. Bungalow algo alejado de la zona de playa pero muy tranquilo, rodeado de cabras y gallinas. Asequible de precio y limpio. Muy auténtico. Tardan en hacer el desayuno.
Comida: Bamboo Restaurant (muy recomendable)
Día 5: Alquilamos un equipo para hacer snorkel y nos vamos a la zona noreste de la isla, la mejor para estos menesteres. Logramos ver una tortuga y muchísimos peces de mil colores diferentes. Repetimos el resto del día anterior: baño, paseo en bicicleta y atardecer. Cena y despedida de la isla.
Hotel: Banana Leaf
Cena: Ocean 2. Comida buena y barata en frente del mar. El día en que fuimos, a última hora, incluso les sobró comida y se pusieron a repartir entre la gente. El servicio es especial, parecen chulos al principio pero es solo una pose; son guasones.
Día 6: Partimos a Ubud, donde llegamos después de comer y nos vamos a dar un paseo por esta ciudad que nos gusta desde el primer momento. En cada rincón hay un templo y aunque también se hace pesado el ofrecimiento de paquetes turísticos, se respira mucha paz.
Hotel: Pondok Kecil. Alojamiento básico sin agua caliente, con patio y abundante desayuno por 16 euros. Está bien situado y el servicio es amable, aunque apenas hable inglés.
Comida: Semestra. Algo alejado del centro pero muy recomendable. Cantidades inmensas. Precio medio: 143.000 rupias, poco más de diez euros.
Cena: Biah Biah, muy recomendable. Ambiente alternativo y local encantador. Tiene una amplia carta con los platos tradicionales pero también pequeñas tapas de otras cosas.
Día 7: Día para conocer Ubud. Después de un paseo por el mercado de la ciudad, vamos a conocer el Monkey Forest, una zona natural llena de monos y algún templo aunque no se puede visitar y salimos de la zona céntrica en busca del verde y los campos de arroz. Este paseo es clave para ver el Ubud tranquilo y alejado del lugar que ahora se ha convertido en corazón turístico de la zona central de la isla. Por la noche no queremos comprar una de las entradas para ver danza balinesa, ya que nos da la impresión de que es muy turístico, pero finalmente nos colamos en el palacio de la ciudad, donde cada noche se hace una representación. Es original, aunque siendo sinceros, no me parece demasiado estético este tipo de baile.
Hotel: Pondok Kecil
Comida: River View Restaurant. Sitio bonito pero comida mejorable.
Día 8: Hacemos una excursión en coche privado parando en el paisaje típico de las terrazas de arroz en los alrededores de Bali. Nuestra segunda parada es el templo Tirta Empul, donde los creyentes se bañan las aguas que creen milagrosas de este lugar. Después llegamos a la zona de Penelokan, para observar las vistas del Gunung Batur. El último lugar que visitamos es el templo más importante de la zona norte, Pura Besakih, y a pesar de que se intenta cobrar más por un guía local cuando no debería ser así (nosotros logramos entrar por un lateral) es uno de los más impactantes de toda la isla. El mejor en mi opinión. Además, el entorno es maravilloso.
Por la tarde, seguimos paseando por Ubud y despidiéndonos, ya que aunque hay más cosas que ver, no nos apetece tener que volver a pagar lo que aquí consideramos una pasta porque un coche nos deje en la puerta de sitios interesantes pero en los que parece que pasamos por encima. Yo me quedé con ganas de ir a Gunung Kawi, un lugar formado por “diez santuarios enclavados en la roca”, según la Lonely Planet y que además de un entorno maravilloso es una experiencia en toda regla porque hay que cruzar un camino entre arrozales y duras pendientes. Intenté visitarlo el día que contratamos el recorrido, pero el hombre nos dijo que eran más horas y que se salía del plan. Incluso se puso un poco agresivo para explicarlo. Así son las cosas. Y detalles como ese hicieron que se me quitaran un poco las ganas. Entiendo que vivan de ello, pero también me parece que el trato no es muy cálido con el viajero. Como nos quedaban dos días para ir a Java, volvimos al Sur, donde dominábamos la moto y aún nos quedaban por descubrir algunas de las mejores playas de Bali.
Hotel: Pondok Kecil
Cena: Nomad. Está bien, pero me pareció muy normal.
Marcha: XL Shisha Lounge. Gran ambiente; buena música y pantallas para ver el fútbol (¡era día de Clásico!).
Día 9: Esta vez hacemos noche en Kuta, así que comemos tranquilamente y nos vamos a la playa, a que mi compañero de viaje haga surf y yo pasee por el arenal, lleno de ambiente.
Día 10: Por la mañana, nos vamos en busca del mercado de Kuta. Las indicaciones de los lugareños nos llevan a un mercado local lleno de comida y bastante mal olor. Dando ya por hecho que en Kuta no hay demasiadas cosas que ver, comemos y volvemos al ritual de la tarde: surf y atardecer con Bitang (cerveza local) en mano. La verdad es que es todo un espectáculo.
Hotel: Best Western Kuta Beach. Hotel a pie de playa con piscina infinita en el ático por 31 euros. Las habitaciones son algo oscuras.
Comida: Balconi. Buena comida y ambiente surfero. Muy recomendable.
Cena: Fat Chow. Buena comida, lugar, servicio, zumos, detalles. Imprescindible.
Día 11: Alquilamos de nuevo una moto y nos vamos a conocer las playas del suroeste. No vemos ninguna indicación para desviarnos así que dejándonos llevar por la carretera costera aparecemos pasado Uluwatu. Un amable surfero nos lleva hasta una playa, por fin, llamada Green Bowl, en la que hay que bajar muchas escaleras aunque la arena blanca y agua cristalina merece la pena. No obstante, no perdemos la esperanza de conocer Dreamland, la más famosa de esta zona. Gracias a otros turistas (¡qué avezados ellos!), que además hablan español, llegamos a este pequeño paraíso playero… y de grandes olas. Otras playas como Bingin, Balangan o Padang Padang merecen la pena, ya me han dicho varias personas, pero por nuestra ansia de libertad y ganas de llegar en moto nos las perdimos.
Hotel: Best Western Kuta Beach
Comida: Dreamland Warung. Genial lugar y buena comida.
Java
Día 12: Llegamos a Yogyakarta pronto, así que vamos a conocer la céntrica calle Malioboro y el Kraton. Pero este último se resiste, después de la mentira de un vendedor que nos hace dar una vuelta inmunda con ese soporífero calor. Lo descartamos y vamos a contratar la excursión a Borodubur, que hacemos a la tarde. Impresionante el templo y el entorno. Imprescidindible. Estudiamos cómo ir al volcán Bromo y decidimos que al día siguiente salimos en el tren de las 9.
Hotel: Pesona Artha Hotel. Hotel básico por 13 euros y sin agua caliente. El dueño, Ray, es muy majo y te hace todo tipo de favores. Bien situado.
Comida: Masbit. Muy completo. Buena comida tradicional y también sandwiches. Postres como los crepes deliciosos y buenos zumos y batidos. Repetimos varias veces.
Día 13: Camino de 9 horas hasta llegar a Probolingo y después de que te dejen en la oficina de turismo, otro bus hasta el hotel, que además no te deja en el pueblo del Bromo y te obliga a contratar una moto que te suba al día siguiente. Ese día lo más destacable es la cena, buen premio para un día tan duro.
Hotel: Yoschi Hotel. Está en el pueblo de Wonokerto, por lo que para ir al bromo tendrá que contratarse transporte. Ese lado negativo contrasta con un hotel muy bonito y encantador cuyas habitaciones por 13 euros no ofrecen baño propio pero están cuidadas. Buen desayuno y restaurante.
Día 14: Hacemos la caminata que nos permite ver la panorámica de los tres volcanes y después nos vamos también por libre al cráter del Bromo –entrada de 270.000 rupias o algo más de 20 euros mediante-, que es espectacular. Aunque esta excursión se hace dura, merece en mi opinión y tajantemente la pena. Nos da tiempo a volver en un bus a las 9 y media –salen solo cuando hay viajeros suficientes para pagar los 450.000 rupias, 45.000 cada uno, osease 3 euros cada uno- y coger un tren para volver a Yogyakarta. Disfrutamos de esta ciudad de noche, mucho más amable que cuando abrasa el calor.
Hotel: Pesona Artha Hotel
Día 14: Decidimos conocer las playas del suroeste de Yogyakarta (a dos horas de camino en moto), que la Lonely Planet recomienda. Aunque los arenales para el baño son nefastos, piedra y algas impiden todo momento plácido, el paisaje no está nada mal, es una zona poco visitada por el turista extranjero y muy tranquila, la gente no para de hacerse fotos con nosotros y los precios son muy bajos. Pasamos la noche en un hotel frente al mar escuchando el fuerte oleaje.
Hotel: Sembodro Cottages. Bungalow básico sin ducha. A pie de playa y por 13 euros.
Comida y cena en el hotel
Día 15: Volvemos a Yogyakarta y nos acercamos a la zona del Kraton. Aunque no podemos entrar porque cerraba a la una, está llena de puestos y es muy animada. Dejamos pasar el tiempo y nos despedimos con un concierto callejero en la calle Malioboro.
Hotel: Pesona Artha Hotel
Día 16: Volvemos en avión a Bali, que por un problema en el aeropuerto, se retrasa. A la tarde, volvemos a nuestro ritual: atardecer en la playa de Kuta y cerveza. Nos vamos de compras para llevarnos recuerdos y nos lo pasamos en grande regateando en los puestos de la zona. No hay demasiada gente, así que disfrutamos mucho de la ciudad ese día.
Hotel: Pesona Artha Hotel
Cena: Batik Resto. Lleno de ambiente turista.
Hotel: Sun Island Hotel Kuta. Alojamiento de nivel por 41 euros. Habitación amplísima y piscina en un tercer piso que da a la calle, pero se está muy a gusto.
Día 17: Nuestro avión sale a las 7 de la tarde, así que aún nos da tiempo a darnos un chapuzón y repetir en la piscina. Pero ahora sí que sí: nos volvemos a casa.
Muy buena información ahora que estoy empezando a planear el viaje a Indonesia. Estaré 25 días por ahí .Me leeré lo que tienes publicado
Me alegro de que te sirva Flavia 🙂
Un placer conocerte y a tu blog. Ya te sigo en las redes!
Lo disfrutarás mucho y septiembre es buena época. Yo estuve en octubre y apenas había el turismo que veo en otras fotos. Cualquier cosa, aquí estoy.
Saludos!
Irene