A veces cuento mi experiencia sobre un viaje que hice a Perú sola y la gente se sorprende. Por eso hoy me dispongo a contar cómo fueron aquellos días con el objetivo de animar a futuras viajeras o compartir impresiones con las que ya se hayan lanzado a ello. Así que pregunta al aire: ¿Cómo es viajar sola?

Creo que lo más difícil de lanzarse a viajar solo por el mundo es tomar la decisión. Como se puede ver he cambiado del género femenino del discurso al neutro y lo hago porque en la mayor parte de los casos da lo mismo ser mujer que hombre a la hora de viajar solo, la cuestión es atreverse. Es cierto que en las pocas excepciones en las que haya peligrosidad, se tiende a considerar a la mujer más indefensa, quizás más como mayor objeto de ataques, pero ¿es realmente eso así? En mi experiencia, no.

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En general, los países peligrosos lo son tanto para mujeres como para hombres y estos suelen ser la excepción. Retomando el tema de la decisión, suele ser normal tener miedo en un principio. Yo lo tuve y apareció en mi vida justo una chica que había hecho un viaje parecido siendo aún más joven que yo. Me animó y hoy me da pena pensar qué hubiera decidido si no hubiera aparecido…

Lo mejor es intentar pensar en la vida en ese país y entender que en todos los lugares el día a día suele llevarse con total normalidad, que la peligrosidad es una excepción y que los locales suelen acoger con agrado a la gente extranjera.

Dicho esto también hay que poner cierto ciudado a la hora de moverse. Yo me considero una persona miedosa, pero también inquieta y cuando viajé a Perú lo hice para recorrer el país. Por eso solía recogerme cuando el día oscurecía y me informaba bien del próximo destino que visitaba para poner el cuidado necesario en caso de cualquier incidencia.

Durante el día, los lugares turísticos casi siempre están llenos de gente y además de estar seguros, uno suele divertirse. Yo conocí a varias personas, en terrazas o bares tomando algo y siempre me dieron confianza. El sentido común también se impone en estos casos y uno suele reconocer a las personas que tienen buenas intenciones. No es temerario hablar con desconocidos, si no, la vida sería muy aburrida.

Es cierto que es conveniente conocer el idioma, hablar con la gente local ayudará en muchos casos si se viaja solo. Por ejemplo, yo sufrí una reacción alérgica y al hablar el mismo idioma que el dueño del alojamiento, fue él quien llamó al médico cuando salí de la habitación con la cara hinchada y pocas fuerzas para coger un taxi. ¡Qué hombre más majo!

Además, seguramente se conozca a gente por el camino en las mismas circunstancias… Es más fácil conocer gente cuando se viaja solo. Cada día más gente se embarca en este tipo de experiencias, que ayudarán mucho a conocerse un poco mejor a sí mismo y de paso, a un país, destino o lugar diferente. ¡Ánimo para todas!

por Irene

Periodista desde 2008. Inquieta y curiosa de toda la vida. Abierta a todos los planes; ¡no hay destino que no merezca la pena!

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