Cuando tienes un hijo, el mundo de los viajes da un vuelco. Todavía no puedo hablaros en qué medida y exactamente de qué manera, pero en el primer verano de Luca, tan solo nos hemos ido fuera del circuito habitual (pueblo y playa) a una casa rural cerca de Madrid, de la que hoy os voy a hablar. Realmente no me parece poco para un bebé de cinco meses, dado que los primeros compases de la maternidad son bien complicados (¡y sobre todo nuevos!). Pero esta experiencia salió súper bien. Si estás en nuestra situación, no escatimas hasta el último céntimo y te apetecen unos días con amigos y niños, os recomiendo mucho la finca del Prado de San Benito, en Segurilla, una opción de Airbnb que te sumerge de lleno en la tranquilidad del campo con todo tipo de comodidades y decoración de ensueño. Todo a hora y media de Madrid.
A nivel práctico, la casa cuenta con cuatro habitaciones (tres de matrimonio y una de seis literas), salón / cocina, esta última bien equipada (eso sí, no tiene horno), porche amplio, barbacoa de gas y piscina. Nosotros éramos cuatro parejas y cinco niños; y aunque hubiera sido perfecto contar con cuatro habitaciones de matrimonio; al final, pudimos apañarnos (gracias también a la generosidad de nuestros amigos; ¡tenemos mucha suerte!).
El lugar y la decoración, lo mejor de la casa
En cuanto a la experiencia, tanto la ubicación como los detalles de la casa nos enamoraron. Estábamos rodeados de vacas campando a sus anchas, ni un ápice de civilización y las montañas de Gredos al fondo. Que tu hijo te levante pronto por la mañana se lleva mejor desayunando en un lugar así. También pudimos tomarnos algo en la noche observando las estrellas e imaginando películas de terror que, como en toda ficción, no tuvieron lugar. Hacer comilonas, largos baños en la piscina (¡que el agua estuviera bien fría no llegó a ser un problema!), reírnos a base de juegos y pasar el rato a base de charlas y amorosa crianza.
La decoración rústica de la casa, más allá del paisaje bucólico, añadió también su granito de arena para alegrar nuestra vista. Las fotos hablan por sí solas. No salimos mucho de ella por motivos evidentes, aunque un día nos acercamos a Montesclaros, donde dimos un paseo mañanero con nuestros retoños. La localidad tiene canteras de mármol que se han utilizado desde la antigüedad y que han servido para la creación de monumentos como Cibeles y Neptuno. Imposible no sacar en la conversación al deporte rey, ya que también son conocidos templos futbolísticos donde celebrar las victorias de nuestros equipos favoritos.
Detalles prácticos de la casa rural Prado Don Benito
A esta casa rural se puede acceder desde la plataforma de Airbnb. Nosotros fuimos en agosto y el monto total ascendió a 2.341 euros, lo que supuso unos 300 euros por persona tres noches. No es especialmente barato, pero realmente la zona y la casa se pueden considerar Premium. Me estaré haciendo mayor (¡qué diferentes mis criterios de cuando empecé este blog), pero sin duda creo que merece la pena y que es un precio justo. Gran parte del curso trabajando y tantos meses cuidando de Luca son razones más que suficientes para invertir sin miramientos en lo que siempre rigió mi vida (y también la creación de este blog): disfrutar. Quizás no sea momento para ir a ciudades lejanas o diferentes, pero sigue siendo momento de nuevas y gozosas experiencias en lugares únicos.
Además, las condiciones de entrada y salida de la casa son bastante flexibles; e Isabel, la dueña, está pendiente en todo momento de que todo esté bien y los viajeros atendidos. Si te animas a ir, también contarás con el contacto de la empresa de carne Organic, donde compramos unos chuletones que estaban buenísimos. La verdad es que nos sentimos como en casa y hubiera firmado porque el viaje hubiera durado un poco más. Fueron tres días que parecieron horas. Porque el tiempo con hijos y haciendo cosas divertidas vuela.