Antes de viajar a París, varias personas nos habían dado referencias del “mercado de las Pulgas”. Investigando vimos que había varios, pero seguramente el más conocido sea Les Puces de Paris Saint-Ouen (en la parada de metro de porte de Clignancourt), al que fuimos. Hoy os daré algunas pistas para visitarlo, además de mostraros imágenes de cómo es este lugar.
Antes de nada hay que aclarar que no se deben crear falsas expectativas sobre este mercado: es muy grande, pero algo desordenado y caótico. Irregular, con muchas calles vacías y otras de repente, llenas de sorpresas. La zona no es bonita, está en los suburbios de París, alejada y algo aislada. Pero si dejamos de lado los prejuicios y descubrimos sus pequeños detalles, podremos llevarnos una buena impresión. Porque los puestos, el ambiente, algunos artículos y la vida del lugar lo llena de color.
También os facilitamos datos prácticos: abre todos los sábados, domingos y lunes de 10.00 horas a 18.00 oficialmente. No obstante, nosotras fuimos un lunes por la mañana y había zonas donde muchos puestos no habían abierto. Entre las cosas que os encontraréis hay de todo: libros, revistas, discos, muebles, cuadros, ropa, cuero, sombreros, complementos, decoración para la casa, lámparas, etc.
Un poco más del París alternativo
Yo recomiendo mucho esta visita, tanto porque es un lugar singular como por alejarse un poco del París más turístico y conocido. Es una de las mejores opciones para conocer un París diferente, un «París alternativo».
Cerca del Metro, hay una zona de puestos de ropa y complementos, donde buscando bien se pueden encontrar cosas interesantes. Se debe seguir bajando hasta encontrar la que parece la calle central del mercado. Esta quizás fue la que peor impresión me generó y si el viajero no investiga un poco más, puede quedarse con un feo recuerdo del lugar. Para intentar conocer un poco más las calles del mercado os recomiendo el siguiente link: Calles del mercado de las pulgas de Paris Saint-Ouen.
No obstante, en esta misma calle ya había algún puesto que merecía la pena. Descubrí una librería de segunda mano con un montón de títulos que me hubiera gustado comprar de no ser porque no tengo mucha idea de francés: Camus, Boris Viang, de Beauvoir… después comenzamos a girar y buscar, perdiéndonos un poco ya en la orientación. Entre tanto, descubrimos un mercado interior con una librería y una tienda de vestidos de época que nos maravilló. Además, muchos de los puestos no estaban abiertos, ni había mucha gente por allí, por lo que me imagino que yendo en pleno fin de semana será mejor aún.
Al salir vimos una zona muy curiosa, con grafitti en las paredes y un ambiente más animado a pesar de que no había mucha gente: Muebles de segunda mano en plena calle, música, decoración.
Por último visitamos otro mercado cubierto, el marché Dauphine, un enorme anticuario más ordenado y presentado que otras zonas de este mercado de las pulgas, que hará las delicias de quienes gusten de fotos antiguas, discos o muebles y objetos de arte de siglos pasados. Tiene dos plantas, murales por las paredes y merece mucho la pena. La foto del inicio del artículo está tomada allí.
Justo al salir por la puerta de atrás del mercado, se encuentra la Cafetería Voltaire, donde paramos a tomar un café y reponer fuerzas para visitar Montmartre, que está cerca y se puede combinar con una visita al mercado. Nosotras visitamos ambos en el tercer día de nuestra estancia en París. Una entrada a una nueva cafetería de la que salimos, como siempre, encantadas tanto por la decoración, como por el ambiente y el trato.