Últimamente y cada vez más, estoy dispuesta a descubrir planes veraniegos que me hagan pasar unos días fuera de Madrid. Contando con el insufrible calor de la capital en estas fechas, a partir de junio, solo contarán destinos con mar. Hoy hablaré de uno de ellos: Cullera, situado en Valencia.
Este destino está entre los pueblos más bonitos de España (en el puesto 55 concretamente, según un ranking turístico que hace el periódico 20 Minutos con las opiniones de sus lectores), tiene una interesante apuesta de actividades para toda la familia y sobre todo, está relativamente cerca de la capital (algo más de tres horas y media en coche).
Contando con pasar la noche en Cullera viernes y sábado e irnos medio tarde el domingo, tendremos tiempo de sobra para desconectar y disfrutar de la ansiada playa, esa que tanto se echa de menos en Madrid. En cuestión de arenales hay de todo tipo y color y hasta seis de sus playas están reconocidas con banderas azules, etiqueta que premia la calidad del agua y otras variables medioambientales. Pero no todo acaba ahí.
Aunque la mayor parte del atractivo de este lugar es el sol y playa, también tiene visitas que realizar como el Castillo de Cullera, museo donde podrás ver piezas de gran valor arqueológico y obtener las mejores vistas de la zona, en el mirador, ya que se puede ver en toda su amplitud bahía de Cullera, ladesembocadura del Xúquer y de toda la comarca de la Ribera. Espectacular por la noche.
Otra visita que puede resultar interesante es el museo del arroz, un homenaje a este producto tan popular en la Comunidad Valenciana. Sí, el producto de la paella (¡qué rica!), tan turística también. En él se explica el origen y el cultivo de este cereal y se pueden ver fotos, utensilios de cocina, aperos y documentos. Este espacio está situado en la antigua Ermita de los Santos de la Piedra, San Abdón y San Senént, un edificio idóneo al ser turístico también en sí mismo. Para visitar esta atracción se necesita coche pues hay que tomar la carretera Nacional 332 y luego una comarcal.
Además, si viajáis con niños, también hay cerca un Aquopolis, un lugar para refrescarse a la vez que se juega. Está situado al lado del anterior atractivo.
Pero por si esto fuera poco, esta población valenciana se está perfilando incluso como un destino ideal para el avistamiento de aves, que se pueden ver en las zonas de la playa del Marenyet –donde se observan aves que viven o se alimentan en la costa- y la orilla del Estany. Polivalente, ¿verdad?