De nuevo, una cadena me trae hasta aquí. Siempre me han gustado; no os lo voy a negar. Desde pequeña he tenido siempre mucha curiosidad acerca de mí misma y en general, siento inclinación hacia las reflexiones. Hace tiempo me gustaba decir que soy «radicalmente yo», por tener desde siempre una particular forma de ver las cosas; para lo bueno y para lo malo. Yo, yo misma y mis teorías. Así que os voy a contar nueve cosas que no sé hacer cuando viajo, a raíz de la nominación de mi amigo Miguel, del blog Miguelenruta. He intentado ser original, ya que me he leído muchas cadenas anteriores y coincido en muchas con otros viajeros. Allá van.

Dormir bien el día antes de un viaje

Os pongo en situación: Soy una persona que duerme mucho. Mucho supone no levantarse antes de las doce los fines de semana sin un gran esfuerzo. Mucho supone dormir casi nueve horas a diario. Mucho supone un récord de despertarme a las ocho de la tarde un verano de hace ya tiempo -aunque con fiesta de por medio, sí-. Pero hay una excepción y esta es el día antes de un viaje. Los nervios son la única razón que me quita el sueño y los viajes son el único motivo feliz capaz de arrebatármelo. Me duermo tarde, me despierto por la noche y me levanto como un cohete. Lo nunca visto.

yo

Disfrutar del hotel

Tengo un problema cuando viajo y es que me gusta exprimir todos los días como si fuera el último. Eso implica pasar cuanto menos tiempo mejor en el hotel. Tengo la teoría de que generalmente los hoteles de muchas estrellas son iguales que los que tenemos en España y solo en algunos casos, como un riad en Marruecos, el hotel justifica por ejemplo, tomar unas cañas en su patio. Pero lo que es en la habitación del hotel, no puedo estar mucho. Me agobia. Y si a ello le sumamos que soy rápida para hacer las cosas y que no me arreglo mucho, este tema suele estresarme en algún que otro viaje.

No visitar los sitios más turísticos

Vaya por delante que me suele gustar combinar en mis viajes los lugares que todo el mundo te dice que tienes que conocer con otros que aún no siendo tan conocidos, destacan más por su ambiente y porque allí se respira la ciudad como vive y no tanto desde el punto de vista viajero. Pero tengo también otro problema y es que hay ciertos lugares a los que tengo que ir sí o sí. Aunque incluso haya gente que me diga que no son para tanto.

borodubur

Ejemplo: Borodubur. Sabía que en cierto modo, mi viaje a la isla de Java tenía como objetivo ir a conocer este templo budista, aunque en realidad ello supusiese obviar la isla de Flores, donde seguramente explotaría más la parte de turismo experiencial, pero finalmente ganó Java. Y fue por el deseo de ver un sitio tan turístico con mis propios ojos. Es algo que necesito hacer, aún a pesar de que por otro lado huya de los lugares más turísticos.

No beber cerveza

Creo que hay gente que necesita viajar y ver algo de naturaleza; otros que necesitan que los hoteles sean al menos cómodos; otros que les atraiga la cultura o la Historia. Y yo, entre otras cosas, necesito poder beberme una cerveza. Es mi forma de parar a pensar y decir: Estoy disfrutando del viaje tranquilamente. Una forma casi como de liberación. ¡Aún recuerdo la rabia que me daba no poder tomarla en Marrakech (aunque acabé haciéndome con ellas gracias al hombre del hotel y algún bar algo alejado)!

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Ejemplo: Los miradores de Nueva York, como el del Rockefeller Centre, están bien, pero ni punto de comparación con ver el skyline con una cerveza en la mano en la terraza del número 230 de la Quinta Avenida. Tampoco me imagino mis viajes largos por Asia, por muy ricos que estén sus batidos de frutas, sin una Shinga o una Bitang a modo de celebración.

No hacer una foto de la cerveza y el paisaje al fondo

Cuando paro a tomar la cerveza, estoy deseando hacer partícipe a los demás de mi felicidad. Contarles cómo con tan solo ese preciso instante uno puede estar terriblemente contento. Eso es la buena vida para mí al fin y al cabo. Esos pequeños momentos. Así que en mis viajes, desde Sevilla hasta Bali, de Oporto hasta San Petersburgo, la fotografío a ella, la rubia de mi vida.

cerveza

No preguntar todo

Si los viajes son mi pasión; preguntar es mi brújula. Me encanta preguntar a la gente local cómo llegar a un sitio; como es vivir allí o cualquier cosa que se me pase por la cabeza. Otra de mis grandes pasiones es hablar: hablar de cualquier cosa, abrirme a la gente, conectar. La gente es quién hace de un país lo que es, así que siempre intento hacer migas con los lugareños.

No tener miedo a ciertas cosas

Me hace gracia cuando se asume que todo viajero es valiente. Yo no soy valiente y me encanta viajar. Creo que el término se confunde con el de aventurero. Yo me considero aventurera a mi modo: porque me gusta adentrarme en una ciudad desconocida y no coger un taxi para llegar al hotel; porque me gusta viajar por mi cuenta e incluso si se da el caso, hacerlo sola; o porque me gusta hacer y conocer cosas nuevas. ¡Pero soy miedosa!

Ejemplo: He viajado dos veces a Asia, a Tailandia e Indonesia, y he dormido mal en las zonas de playa porque en mi ingeniosa cabeza algo creía que venía un tsunami. ¡Hasta el ruido de los barcos me parecía el preludio de la gran ola!

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Viajar en un grupo grande

Tengo que reconocerlo: Viajar me gusta tanto que me he vuelto un tanto maniática con ello. No me gusta viajar en grupos grandes porque creo que va a ser difícil hacer lo que todos quieren, deseo que por otra parte tengo porque soy de naturaleza generosa. Pero también cabezota. Así que he decidido que cuantas menos personas mejor. Aunque por supuesto es raro que vaya a decir que no si el plan pinta bien. Todo es estudiarlo, pero así de primeras… difícil.

Ser tan diplomática como en el resto de cosas

Creo que por haberme hecho tan independiente con el paso del tiempo he ido teniendo pocas áreas en mi vida en las que tenga que coordinarme con la gente. Por eso, en las pocas veces que lo hago, soy diplomática e intento ceder y no buscarme problemas. No me gusta el conflicto. Incluso, en la vida, puedo pecar de bienqueda. Pero en los viajes es diferente. No suelo ceder ni ser tan diplomática como en el resto de cosas. Tengo pocos días de vacaciones, soy libre de hacer lo que quiera y por eso, no me gusta dejar de hacerlo exactamente en la forma que quiero hacerlo.

Mi nominación va a Jesús de Vero4travel, que seguro que tiene cosas interesantes que contarnos.

por Irene

Periodista desde 2008. Inquieta y curiosa de toda la vida. Abierta a todos los planes; ¡no hay destino que no merezca la pena!

2 comentario en “Nueve cosas que no sé hacer cuando viajo”
  1. Me indentifico con muchas. Sobre todo lo de no tener miedo de algunas cosas o dormir antes de un viaje ni dormir en un hotel. Buenos viajes!!!

  2. Gracias por el comentario 😉

    Al final suele pasar que la gente repite patrones 😉 Aunque eso del hotel es raro, nos llevaríamos bien!!!

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