Lo sabemos de sobra: los atractivos turístico de nuestro país parecen no tener fin. Está claro que ciudades como Barcelona, Sevilla, Granada o Madrid bien merecen una visita, o que las playas de Ibiza, Cádiz o Asturias son la delicia de miles de turistas, pero es que además España puede presumir de albergar importantes Parques Nacionales a lo largo y ancho de todo su territorio.
Un Parque Nacional es un espacio en la naturaleza que merece (y debe) ser conservado. Debido a la creciente industrialización de ciudades y pueblos cada vez son más difíciles de encontrar. Es por esto por lo que las visitas a estos parques resultan relajantes, divertidas y asombrosas, toda una experiencia para niños y mayores, y es que parece que en las ciudades nos olvidamos de los beneficios que tiene el contacto con la naturaleza.
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La nomenclatura ‘Parque Nacional’ garantiza principalmente dos aspectos: el primero, que se trata de un territorio prácticamente virgen, es decir, que la mano del hombre ha dejado las mínimas huellas posibles. El segundo, que es representativo de los principales sistemas naturales españoles, por lo que es de interés general para la nación. A continuación realizaremos una visita virtual por algunos de los espacios naturales más bonitos y conocidos en nuestro país:
Situado en la provincia de Cáceres, fue declarado Parque Nacional en el años 2007, aunque ya contaba previamente con la consideración de Parque Natural. Es una extensa muestra del bosque mediterráneo, en el que destacan los encinares. Por supuesto, el agua cobra una especial importancia en cualquier Parque Natural, y en esta ocasión la tenemos gracias a la corriente del río Tajo y su afluente, el Tiétar, que nos dejan, a su paso, numerosos arroyos.
En cuanto a la vida animal, si miramos hacia el cielo podremos observar colonias de buitres leonados y halcones peregrinos, águilas perdiceras y búhos reales, y en sus aguas nos toparemos con el martín pescador, el ruiseñor o la nutria.
Además de estos atractivos el parque de Monfragüe cuenta con un hermoso castillo árabe del siglo IX, y por si esto fuera poco en el camino de subida podremos visitar unas cuevas con pinturas rupestres.
En la provincia de Ciudad Real, en plena llanura manchega, se encuentra este encantador Parque Nacional, así considerado nada menos que desde el año 1973.
De su fauna, destaca la gran cantidad de diferentes aves que podemos encontrar. Algunas están allí todo el año, y también las hay que solo se encuentran en Daimiel en determinadas estaciones. Abundan sobre todo las garzas, los patos, las grullas y, si tenemos suerte, podremos toparnos con algún águila. Pero no solo de aves vive Daimiel, también abundan jabalíes, zorros, nutrias o ranas.
Si visitamos Las Tablas de Daimiel podemos elegir entre diferentes tipos de visitas guiadas; destacan la visita en todo terreno, de cuatro horas de duración y en la que accederemos a lugares vetados al resto del público. En los meses de inviernos los ornitólogos están de suerte, ya que pueden disfrutar de la visita especial para observar las grullas.
El mismo Parque Nacional nos ofrece un servicio de alojamiento y restauración, además de múltiples actividades como visitas a bodegas, queserías, o catas comentadas de los productos típicos de La Mancha.
Las Tablas de Daimiel son, en resumen, una actividad perfecta para sumergirnos en la Mancha más profunda mientras disfrutamos de la naturaleza.
Todos hemos aprendido en el colegio que el Teide es el pico más alto de España, gracias a su imponente altura de más de 3.700 metros. Lo que muchos no sabíamos (aunque no nos sorprende) es que la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad, o que el volcán goza del privilegio de presidir su propio Parque Nacional, declarado así ya en 1954.
Como no podía ser de otra manera, el ecosistema que presenta este Parque Nacional es muy peculiar, debido en parte a su altitud, se encuentra a 2000 metros sobre el nivel del mar, y a que se ha forjado a raíz de un volcán y a base de sus consiguientes erupciones. Por ello, su flora y su fauna, en la que destacan los invertebrados, son sumamente originales.
Aunque contemos con la ayuda de un teleférico, el ascenso al Teide puede ser tortuoso y cansado. Aun así todo el mundo que lo ha visitado está de acuerdo, merece mucho la pena. Por algo es la actividad turística con más éxito de las Islas Canarias.
Hemos visto que aunque vivamos en una ciudad, tenemos la naturaleza mucho más cerca de lo que pensamos; ahora que lo sabemos nada nos impide disfrutar de un turismo diferente y muy divertido y saludable.
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