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¿Qué ver en Rías Baixas (Galicia)? Nuestra ruta de una semana (8 días)

Irene 2 septiembre, 2019

Son paulatinas las fronteras entre los lugares. Pero es una maravilla cuando visitas un lugar y es fácilmente reconocible por sus rasgos paisajísticos, culturales o gastronómicos. Galicia es así. ‘Different’ como dice un letrero en uno de los miradores que visitamos; única; o especial, como pudimos comprobar de primera mano. Entre las posibilidades que esta tierra ofrecía, nosotros elegimos Rías Baixas, una zona con varios puntos turísticos destacados y área de buen vino y buen marisco. Era sin duda alguna un menú apetecible. Tuvimos una semana, exactamente 8 días, que explotamos bastante bien. Eso sí, también tomábamos nuestros descansos para comer bien o disfrutar de los lugares más calmadamente. Pero coche cogimos bastante.

*En el itinerario no está incluida la visita a las Islas Cíes o las Ons. No porque quisiéramos, si no porque llegamos tarde para reservar la entrada a estas dos islas, protegidas y limitadas a un determinado número de personas por día. Si no quieres que te pase lo mismo, intenta sacar el permiso con tiempo. Todo el mundo dice que merece mucho la pena.

Día 1 – Camino a Vigo y parando en los Cañones del Sil y el monasterio de Santo Estevo

Galicia está en la parte más occidental de España, por lo que habrá de puntos donde no se acceda rápidamente. Pero no era nuestro caso. Íbamos desde León, por lo que el viaje nos permitió hacer alguna parada de camino. Por eso, decidimos parar a observar la belleza de los Cañones del Sil, uno de los paisajes más espectaculares de la Ribeira Sacra, como se conoce la zona. Para ello, el mejor punto es el llamado ‘Balcóns de Madrid’, que ofrece una buena panorámica del paraje. canon-sil-galicia Allí hay varias placas conmemorativas que recuerdan que el nombre procede de ser el punto desde donde las mujeres despedían antaño a su familia, que partía hacia la capital en busca de una vida mejor. También podemos aprender de la flora y la fauna del lugar, si bien al no estar demasiado tiempo no pudimos ver a ningún animalillo por la zona.santo-estevo-frontal

Aunque nos quedamos con ganas de profundizar más en la zona, esa noche teníamos plan de llegar a Vigo, y nos quedamos sin hacer una pequeña ruta o navegar por las aguas del río. Para comer, elegimos también una parada importante en este área turística de Orense: el monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil. Fue construido entre los siglos XII y XVIII y ahora está muy bien conservado. Es de hecho restaurante y parador y una buena opción si ahorrar no es tu prioridad. Nosotros comimos e incluso en un presupuesto medio, el lugar encaja bien y la comida es bastante especial.

Día 2 – Vigo y sus alrededores: visitando el mejor banco del mundo en Redondela, Tui y Baiona

Para el segundo día decidimos conocer algunos lugares a los alrededores y al sur de Vigo. En Redondela, localidad cercana, sabíamos que podríamos contemplar una de las mejores vistas de la Ría de Vigo. Y nos apetecía mucho, tanto como por ver la entrada y salida de la tierra y el mar, como por ver el imponente Puente Rande (declarado como el segundo mejor del mundo, según la Asociación Internacional de Puentes e Ingeniería Estructural – IABSE), como por ver el paisaje de bateas en el agua y la isla San Simón, que también la teníamos apuntada para visitar, pero finalmente no tuvimos tiempo.

La lucha por el Mejor Banco del Mundo

El lugar en concreto se conoce como El Mejor Banco del Mundo y aunque ese reconocimiento tiene competidores (también hay otro en Ortigueira que se reclama tal honor, más al norte) y no se otorga por ninguna entidad reconocida -al menos hasta donde mi investigación llega-, es un mirador espectacular. No es tanto un lugar creado al efecto sino un banco encallado en unas piedras en mitad de la naturaleza. ¡Pero merece la pena! El banco por su parte ha sufrido actos de vandalismo y está medio quemado. vistas-ria-vigo-mejor-banco-mundovistas-galicia Tui es un pueblo de interior, cercano ya a Portugal, cuco e interesante. Está arremolinado en pequeño promontorio, culminado por la imponente Catedral de Santa María de Tui; y en su parte más baja, tiene un precioso paseo con vistas al Río Miño. Lo mejor es pasear entre sus calles empedradas, monumentos antiguos y plazas animadas, aunque a nosotros nos cogió la lluvia y el paseo fue breve. Intentamos hacer una foto del pueblo, que se ve muy chulo en la distancia, pero la verdad es que no logramos un buen spot.

tui-paseo-rio-mino iglesia-tui-galicia  No obstante, nos hizo ilusión con todo ello cruzar el Puente Internacional Tui-Valença y adentrarnos en Portugal. Allí es muy interesante la fortaleza, que tiene 5 kilómetros de perímetro amurallado y se creó en el siglo XII para la defensa de la zona.

Baiona, animada y veraniega

Para comer, nos fuimos a Baiona, otra localidad que teníamos muchas ganas de conocer. Aunque solo por unas horas, entendimos por qué mucha gente elige esta maravilla de sitio para pasar sus días estivales. Baiona es veraniega, interesante, fresca, playera, animada, marinera, bonita, jovial y tiene cierta elegancia pero no deja de ser muy terrenal.baiona-puerto

Nos gustó especialmente la zona del parador, antigua fortaleza y recinto amurallado que cuenta hasta con tres torres, pues tiene un paseo abierto al público que es precioso y una buena terapia para bajar una copiosa comida (¡Y en Galicia es siempre copiosa!). En el puerto hay muchos barcos y entre ellos, una réplica de la Carabela Pinta, responsable del Descubrimiento de América, hallazgo que llegó a Baiona como primer puerto de Europa.

Aún tuvimos un rato para caminar por el centro y disfrutar de un ambiente que nos envolvió. Nos tomamos algo en la calle Ventura Misa, una de las más concurridas y con un montón de bares y restaurantes; y nos alejamos un poco para comer en el restaurante mejor puntuado en Tripadvisor a fecha de agosto-2019: El Balneario. Sin pretenciosidad especial, todo estaba muy rico y comenzamos gozar con los alimentos de la zona. ¡Qué maravilla! Esa tarde acabaríamos con un atardecer en la playa de Samil, en Vigo, con geniales vistas.tarde-samil-vigo

Día 3 – De Vigo a Cambados

Aún habiendo dormido en Vigo, no habíamos ido al centro todavía. El segundo día y último durmiendo allí fue buen momento para conocerlo, aunque por la gran cantidad de cosa que veíamos, fuera una visita un tanto fugaz. 

Accedimos al centro por el parque de la Alameda, un paseo con grandes árboles y algunas esculturas que da un aire fresco a la zona. Hacia la zona del puerto se veía todo más destartalado, si bien por la noche había ambiente. Pronto estábamos en el casco antiguo, un ensamblado de calles con mucho encanto que fue el tramo que más nos gustó. Especialmente, la ‘Rúa dos Cesteiros’, dedicada a todo tipo de cestas o productos de esparto y mimbre. rua-dos-cesteiros

El encanto del casco antiguo de Vigo

Pronto llega el centro más comercial, con la calle príncipe y calles más usuales más allá de esta animada zona donde están dos de los insignes vecinos de Vigo: Dinoseto y el Sireno. En este punto decidimos acercarnos al castillo del Castro, el lugar del asentamiento originario de la ciudad allá por los III y I a.C. Para llegar, hay que superar una gran cantidad de escalones, pero lo bonito que está el terreno de la fortaleza hoy por hoy y las vistas de la ría, hacen que merezca la pena. Si os interesa visitar el mercado local, donde poder hacerse con otras en el momento, podéis acercaros al Mercado da Pedra, también interesante como visita turística. castillo-vigo-vistas

A la tarde, nos fuimos para la zona de la Ría de Arousa, donde teníamos nuestro segundo hotel. Aunque dormíamos en Vilanova de Arousa, la primera tarde la dedicamos a Cambados. Quizás sea aquí el momento de hablar de qué sobrevolaba por nuestra cabeza cuando decidimos que queríamos venir aquí. Mucha culpa la tuvo el visionado de una serie que cuenta la entrada de la droga en Galicia y la caída de algunos de los responsables de aquel momento, ‘Fariña’

Nos gusta mucho el mundo de la ficción y aunque somos totalmente conscientes del mal que hicieron sus protagonistas, no dejamos de sentir curiosidad por los escenarios donde toda esa historia tuvo lugar. En realidad en Cambados apenas se graba nada de la serie, aunque en la historia real tiene su hueco. Fue el lugar de nacimiento de Sito Miñanco, en torno a quien gira la obra. 

Cambados, capital del Albariño

Nos gusta la referencia de la ficción, pero siempre preferimos la realidad del día a día de los lugares; las pequeñas gestas. Cambados nos pareció tranquilo, quizás porque fuimos en el momento en que el día está ya a punto de caer. Cuidado, con monumentos esbeltos hechos siempre por piedra y sin un centro urbano definido, el lugar nos gustó por su sencillez. No paramos mucho, pero habría sido de rigor tomar al menos un vino allí, autodenominada ‘capital del albariño’. restos-iglesia-santa-maria-cambados

Pero nos acercamos eso sí a las Ruinas de Santa Mariña, una iglesia que comenzó a construirse en XV pero que ya en el siglo XIX se abandonó. Lo que sigue utilizándose es el cementerio de los alrededores, que de hecho ya llega al interior de la iglesia. El escritor gallego Álvaro Cunqueiro lo denominó como el «el camposanto más melancólico del mundo». Y cierto es que el lugar no te deja indiferente.atardecer-cambados

De camino vimos el Pazo de Ulloa, también en nuestras mentes por la película a la que dio nombre hace años. Lo que nos quedó en el tintero fue la plaza de Fefiñáns. También da nombre a un pazo, hoy bodega y que hace visitas guiadas. Puede ser una actividad interesante que hacer en la zona. Cerramos el día en la Torre San Sadurniño, una zona preciosa e ideal para ver un buen atardecer. ¡Aunque tarde!atardecer-cambados

Día 4 – Illa de Arousa, O Grove y La Lanzada

La configuración de la Ría de Arousa, sus islas y sus idas y venidas de tierra y mar, es una maravilla. Por eso, la sola entrada a la Illa de Arousa es una maravilla. Además, en las playas del comienzo de la isla, ya hay largos senderos para disfrutar de la naturaleza del lugar. Nosotros decidimos parar en la punta de la isla, en el Faro de Punta Cabalo, si bien una vez allí, las playas nos decepcionaron un poco y no habíamos mirado ni contemplado hacer una ruta para recorrer la zona. Pero disfrutamos mucho del bonito mirador y la ría desde este punto.faro-illa-arousa

Primer baño en las playas gallegas: el paraíso de O Grove

La decisión fue seguir hasta O Grove, donde nos habían recomendado el paseo de las Piedras Negras y necesitábamos también tiempo para hacerlo. Para ello hay que ir al puerto de San Vicente do Mar y desde ahí coger el sendero que hay. Está realmente bonito y da acceso a muchas calas recogidas de aguas claras que son una maravilla. Muy bonitas; muy fotografiables. Además, el día acompañó y nos dimos un buen baño. Pasamos también por la popular playa de La Lanzada y sin duda estaba preciosa, pero nos pareció que había mucha gente.calas-ogrove-paseo-piedras-negras

Esa tarde, nos acercamos a Vilagarcía de Arousa, que si bien quizás me pareció la localidad menos vistosa, tenía una zona muy tranquila cerca de la playa para tomar algo y un centro muy animado que nos envolvió con su ambiente. Allí disfrutamos de un bonito atardecer, de nuevo, pensando que a veces es necesario muy poco para estar profundamente bien. Y luego cenamos en su centro, siendo imposible no volver a pedir ‘un albariño’ y algo para comer. La Rua Da Mariña es una de las calles principales, pero hay un montón de plazas y lugares súper animados. ¡Perderos por ellas!vilagarcia-arousa-noche

Día 5 – Padrón, Santiago y Noia

Este día fue realmente una jornada tranquila, pues habíamos quedado con un par de amigos en Santiago. Por ello, la parada en Padrón fue muy tranquila. Paseamos por su mercado, nos hicimos con algunos pimientos (de Herbón son en realidad, aunque es este el pueblo del municipio de Padrón); por el Paseo Do Espolón, con el monumento a Cela, que nació en una localidad vecina; o sus céntricas calles, en las que me gustó mucho un rinconcito: la plaza Das Traviesas, donde me hablaron bien de la Pulpería Rial y me gustó el aire del Café Cultural Ariños. padron-vistas

En Santiago fuimos directamente a un lugar para comer que tiene bastante fama por lo peculiar del lugar: es el Fogar Do Santiso, un restaurante en mitad del campo -está en las afueras de Santiago- donde todos los productos son ecológicos y tienen un sabor espectacular. Nos gustó especialmente el tomate y el vino blanco marca de la casa. ¡Qué rico! Después paseamos por la ciudad, recordando por qué nos gustó tanto en el pasado y por qué es sin duda una de las ciudades más bonitas de España.fogar-do-santiso

Aún nos quedó tiempo ese día para acercarnos a Noia, una ciudad pequeña pero con mucho ambiente veraniego. Como en otros lugares de la zona, el paseo que bordea la ría está muy cuidado y en este caso, la vista es muy chula, con un puente muy moderno al frente; de 1.700 metros, el más largo de Galicia. Nos encantó dejar caer de nuevo el día por esa zona.noia-vistas

Día 6: Playa As Furnas, Dunas de Corrubedo y playa de Balieiros

Siguiendo la estela de Fariña, la serie que nos hizo elegir Galicia este año como destino viajero, llegamos también a la playa de As Furnas. Allí se reunían en la ficción aquellos mandamases del contrabando de tabaco que luego viró en cosas peores. Hay un banco donde en una escena de la serie Sito Miñanco y Terito, el capo máximo por entonces, tenían una conversación importante. El banco y el establecimiento siguen en pie -la Pensión As Furnas es el segundo- y han servido como excusa para acercar a la gente a ese maravilloso lugar natural.

Playas de primer orden: As Furnas

Sin duda fue mi playa favorita del viaje y uno de los lugares que más me maravillaron. Con muchísimos metros de arenal, el sitio no está nada masificado y las vistas son preciosas. Además, el vivo oleaje hizo que el baño fuera tan divertido que apenas sintiéramos frío. En el restaurante se come bien; sencillo pero bien. as-furnas

Por la tarde nos acercamos a las Dunas de Corrubedo, pero lo cierto es que no vimos mucho. Hay un momento en que se corta el camino para proteger el paraje y apenas se ven los montículos. Por eso, seguimos hasta otra playa que teníamos apuntada: Balieiros. Otro arenal para disfrutar con calma, de buenas dimensiones y una belleza destacada.playa-balieiros

Día 7: Combarro y La Lanzada 

Un pueblo que todo el mundo te advierte que no te debes perder es Combarro. Es muy popular por los hórreos al pie de la ría hechos de piedra y de dimensiones relativamente pequeñas que le dan un toque muy chulo al lugar. Pero no solo eso es bonito en Combarro. Sus imbricadas y empedradas calles resultan encantadoras y aunque están hasta arriba de tiendas y muy ‘turistizado’ el sitio en general, solo hay asomar un poco el morro y ver el agua para descubrir un sitio súper especial.

combarro-calles combarro-pueblo-galiciaNo sé si debido al rédito que están sacando de las visitas, el pueblo está precioso, con placas informativas sobre los lugares más señalados y los balcones muy bien restaurados y con flores frescas y coloridas. Por otro lado, a las mujeres con bata que se asoman a la ventana no parece molestarles las riadas de gente que vamos a ver sus casas como si de algo extraordinario se tratara. No les pregunté, pero me devolvían las sonrisas. 

En la tarde, pasamos por Sanxenxo, pero nos pareció demasiado masificado, así que continuamos hasta la playa de la Lanzada, de nuevo, para darnos el último chapuzón del viaje. Nos despedimos en Vilanova de Arousa, donde nos habíamos quedado cada día y que más allá del paseo en torno a la ría y de unas pocas calles pequeñas, no tiene muchas cosas que ver, pero que es muy agradable. Como lo fue el viaje en general. vilanova-arousa

Día 8: Pontevedra y adiós Galicia

Somos conscientes de que nos quedaron muchas cosas interesantes que hacer en Galicia. Muchas. Por ejemplo, teníamos ganas de ir a un furancho (restaurantes que nacieron al abrigo de las casas particulares; su vino, comida casera y amabilidad) a una bodega para hacer una cata o a los originarios castros (rastros del pueblo celta en la zona) que hay repartidos también por la zona. Pero los dejamos para una segunda visita; no nos dio tiempo.

Por eso, aún el último día nos acercamos a dos pazos conocidos también por haber pertenecido a dos de los clanes que protagonizan ‘Fariña’: el pazo Vista Real, en Vilanova de Arousa, en el pasado propiedad de los ‘Charlines’; y el pazo de Baion, antaño propiedad de Oubiña, ambos en Vilanova. El primero hoy es una residencia de mayores y el segundo, una bodega que ofrece visitas guiadas. Son edificios y entornos espectaculares que más allá de su pasado, merece la pena visitar. Sobre todo el de Baion, pudiendo conocer también los encantos del vino de la zona y disfrutando de un paisaje súper especial.pazo-baion-vistas

Pontevedra y su precioso casco antiguo 

Además, no nos queríamos ir sin visitar Pontevedra. Es conocida porque tiene un casco antiguo maravilloso, de los mejores de Galicia con el permiso de Santiago. Solo pasear por él justifica acercarte a conocerla. pontevedra-calles-bare pontevedra-casco-antiguo

Para comenzar a situarte, puedes ir la Praza Da Peregrina, donde está la iglesia homónima y mucho ambiente. Pegado también se encuentra el Convento San Francisco y los Jardines del Castro San Pedro. Desde ese punto es muy chula la calle de los soportales pero también si bajas por la Praza da Estrela, pues accederás a una encrucijada de calles muy chulas y con un encanto antiguo muy interesante. De ahí hasta la Basílica de María a Maior, tendrás muchos lugares donde recrearte, y la iglesia merece mucho la pena. Tras un paseo mañanero y comer, tocaba regresar. 

Datos prácticos

Hoteles

Hotel en Vigo: Nos alojamos en el Hotel Hesperia Vigo. Es un hotel bueno en todas las líneas, limpio y con camas cómodas. No está en el centro, pero se llega fácilmente en coche. Además, pedimos una habitación con vistas y nos las facilitaron sin cargo alguno. Muy bien todo en general. Desayuno incluido. Precio: 80 euros.

Hotel en Vilanova de Arousa: nos hospedamos en el Hotel Bradomin. El alojamiento está limpio y es correcto, pero las camas nos resultaron muy incómodas. Además, pocas commodities, cuando pagábamos 70 euros la noche. El desayuno es barato (5 euros), pero muy normal. Bien ubicado, a un paseo corto del casco antiguo.

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