malasaña

De nuevo, la entrega de nuestra serie de post ‘Mi rincón favorito de…’ se baja en Madrid. La elección de un lugar muy diferente a los anteriores nos demuestra que la capital de España tiene mucho que ofrecer. En esta ocasión, nos vamos al barrio de Malasaña, en pleno centro; concretamente, a la confluencia de las calles Fuencarral y Divino Pastor, de la mano de Jorge García, quien -aviso- ha escrito el texto más literario de los recogidos hasta ahora. Merece la pena.

«El cruce entre Fuencarral y Divino Pastor es el sitio de Madrid en el que suelo pensar cuando estoy fuera de mi ciudad. Ahora mismo no recuerdo si hay o no un paso de peatones. Creo que sí. Y si no lo hay siempre atravesé como si lo hubiera habido», introduce.

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La narración continúa con los distintos elementos de este lugar (algunos podemos verlos en la foto que inicia el artículo).

«Igualmente apenas circulan coches por esa calle. Y hay una iglesia. Creo que un día la vi por dentro. Creo recordarla. Aunque tal vez esté pensando en otra iglesia. Una cualquiera. Tal vez, en realidad, no sea una iglesia sino otra cosa, que se yo, un centro de mayores, un hospicio, un colegio de monjas. Hay una verja de hierro delante. Las barras terminan en punta y son negras. Siempre me ocurre que cuando miro una verja pienso que debe llevar siglos allí puesta. Me resulta una certeza incontestable que uno siempre es posterior a la verja que está contemplando».

Jorge vive actualmente en Barcelona, pero Madrid ha sido su ciudad durante mucho tiempo; ha paseado por sus calles, disfrutado en sus bares, contemplado rincones como el que hoy nos describe.

«La calle Divino Pastor se extiende hacia abajo, serpenteante, como una camiseta gris que, sin mirar, se arroja al suelo. Y enfrente hay una pastelería que abrieron hace poco. Tiene una cristalera enorme y, detrás, hay dos mesas que suelen estar vacías. Están hechas de una madera oscura. En ese cruce uno suele pasar al lado de parejas que, un domingo a mediodía, se dirigen con el carrito de su bebé a alguna terraza de la Plaza Dos de Mayo. Hace sol y nadie camina con prisa. Hay sexagenarios con varios periódicos doblados bajo el brazo y algún chico que acaba de mudarse a barrio y lleva en la mano una barra de pan dentro de una bolsa de papel que sí, suena a papel, pero también a suelo arenoso de una estación de servicio, a una película muy antigua y deteriorada que se proyecta en un cinematógrafo en desuso».

Como parte de Malasaña, el lugar descrito suele tener mucho ambiente. Máxime cuando está cerca de la calle Fuencarral, la principal de la zona. No obstante, Jorge nos cuenta que es fundamentalmente un lugar de paso.

«Da igual que haya dos bancos y una cabina telefónica en la esquina: es difícil, en realidad, detenerse en Fuencarral con Divino Pastor. Algunos borrachos y locos lo hacen. También por eso, quizás, casi nadie se sienta allí: para que la gente no crea que son locos o borrachos. Sin embargo, son muchas las veces en que yo he llegado a desviarme de mi camino con la única intención de pasar por ese cruce. Y, en realidad, no recuerdo tampoco haber parado nunca en él».

por Irene

Periodista desde 2008. Inquieta y curiosa de toda la vida. Abierta a todos los planes; ¡no hay destino que no merezca la pena!

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