Soy una persona puntual y por eso, precisamente, me enfada mucho que alguien me haga perder el tiempo. Es más: suelo llegar diez minutos antes, miro en exceso por el tiempo de otros. Intento cuidar estos temas en extremo. Pero solo hay un momento del día en que podría llegar tarde, olvidarme de la hora y de los demás. Por la mañana; me pierde dormir. Está en un nivel muy alto en mi escala de placeres. Y solo hay una cosa en el mundo que me hace madrugar a gusto, con una gran sonrisa: viajar.
Recuerdo la ilusión de despertarme en una excursión familiar que hice a Cantabria –desde León, donde veraneo- cuando era pequeña y aunque no descubrí mi verdadera pasión por los viajes hasta mucho tiempo después, siempre recuerdo ese momento. Y lo asocio, aún sabiendo que la asociación no es exacta, a la fuerza que me empuja a levantarme de la cama cuando piso una tierra diferente a la mía.
Es única: esa sensación de dejar la rutina y aventurarte a conocer Historia, historias, costumbres, paisajes, rincones, calles o monumentos que no son los tuyos. Y no solo el destino. También es inolvidable el camino; perderse en una ciudad cuando cae la noche, hablar un idioma inventado o dormir en un aeropuerto. Como diría el poeta: “(…) se hace camino al andar”.
En ocasiones, no todos mis acompañantes de viajes comparten la misma ilusión y entonces, algo dentro de mí se activa. ¡Tengo que infundir mis ganas de conocer rincones nuevos! Si viajo a Praga, levanto la voz y digo: “¡Vamos, que estamos en Praga!”; si estamos en Tailandia, digo: “¡Vamos, que estamos en Tailandia!”; si estamos en el Algarve, digo: “¡Vamos, que estamos en el Algarve!”.
No me gustan las clasificaciones que distinguen al viajero del turista. Claro que hay diferencia entre quien solo va a un lugar a pasar unos días y conocer sobre todo lo que todos conocen; y otro que lo que quiere es vivir la experiencia aventurándose a encontrar cualquier sorpresa. Pero eso lo veo simplemente como una diferencia dentro de los viajeros o turistas. Muchos alegan que los viajes existían antes que el turismo -como actividad comercial- pero normalmente se refieren a gente que se iba a vivir a otros lugares o a explorar nuevos mundos -emigrantes o exploradores-.
Hago esta diferenciación porque me parece que cada viaje o cada turista «es un mundo», como se dice vulgarmente. Como hay distintos tipos de viajeros, en mi opinión, hay distintos tipos de turistas. En ello radica el encanto de viajar. En la libertad de poder hacerlo como uno quiera. Olvidar aquello que ves todos los días; poder vivir otra vida aunque sea de forma efímera.
Lo dicho: el turismo merece hace que merezca la pena levantarse de la cama.
*Nota: Definición de algunos conceptos mencionados en el artículo, según la Real Academia de la Lengua
Viajero: Que viaja
Viajar: Trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción.
Turista: Persona que hace turismo.
Turismo: Actividad o hecho de viajar por placer.