Conclusiones después de cinco años como bloguera de viajes

La verdad es que ha pasado tan rápido como la vida misma. Aunque el nivel de implicación, los contenidos y las expectativas no tienen nada que ver con el principio, la realidad es que este blog, Mundo Turístico (no me curré nada el nombre, la verdad, es una de las cosas que quizás si pudiera ahora cambiaría) cumple cinco años. Como un nene bien crecidito, quién lo iba a decir. He aprendido bastante durante este tiempo y sobre todo, he escrito y he viajado, cada vez más. He podido conocer gente con la misma afición (aunque fui bastante tardía en esto) y he conocido lugares gracias a oficinas de turismo que han apostado por mí. He hecho fotos, redactado y corregido; pensado titulares ingeniosos y primeros párrafos buscando la complicidad de quién lee. He ido a bastante lugares, aprovechando hasta el último día de vacaciones que he tenido; pero también he añorado, me he frustrado y he soñado viajes mucho más de lo que me gustaría. Me he metido en este mundo para siempre -al menos ahora, me parece imposible salir- y tan solo espero seguir humildemente de la misma forma. Ni más ni menos.

Con todo ello, he querido expresar las enseñanzas a nivel general que he aprendido en este lustro; compartir con vosotros las conclusiones humanas y profesionales que saco como bloguera de viajes tras ese periodo de actividad. Espero que os guste 🙂

El contenido es el Rey, tenían razón

Esta es sin duda una de las máximas del Marketing; del mundo bloguero y del mundo online. Y resulta que con el tiempo, por encima de muchas otras, es la que para mí prima. Ni reglas en SEO, ni periodicidad en el blog, ni redes sociales; lo más importante cuando tienes un blog es cuidar el contenido que escribes. Con ello, quiero decir que debes escribir con las ganas de leer lo que estás elaborando, aunque te lleve tiempo y esfuerzo. La línea roja es la calidad; las visitas y la notoriedad llegarán si ofreces algo bueno.

¿Y qué es la calidad? Como este criterio, nos guste o no, es subjetivo, la calidad la marcas tú. Escribe algo que te gustaría leer. Supérate; supera a otros; da lo mejor de ti.

Lo más importante: viajar

He de confesar una cosa: cuando comencé el blog lo más importante para mí era aprender sobre el mundo online. Digamos que tenía una perspectiva más profesional que viajera. Como periodista que no había encontrado hueco –periodista frustrada si lo prefieren-, intentaba abrirme campo en los nuevos medios y comencé escribiendo sobre viajes porque era una temática que me gustaba. Con el tiempo, he olvidado el fin de los primeros días del blog. Hoy en día, viviría viajando. Viajar se ha convertido en la prioridad. Luego, puedo escribir y disfrutar escribiendo, pero lo primero es lo primero. Me ha quedado muy claro: un bloguero de viajes sin viajes es como un coche sin gasolina (al menos yo lo siento así).

Tener un blog alimenta tu pasión

Este punto conecta con el anterior. Creo que nunca sabré si la gran afición que tengo hoy en día a viajar comenzó con el blog o antes. Pero de lo que no hay duda es de que escribir sobre viajes –y todo lo que ello supone: leer a otros profesionales, escribir sobre las cosas que te apasionan o recibir propuestas relacionadas con esta afición- hace que pienses más sobre ello. A veces, hasta parece convertirse en una adicción. Y cuando empiezas, pues no hay vuelta atrás…

Blogtrips, sí

Otro de los temas cruciales en este mundo: la profesionalización. Cuando un blog tiene cierta vida, comienzan a llegar propuestas de colaboración como probar productos turísticos, hacer viajes a determinados destinos o invitaciones de hoteles y entonces, muchos se plantean: ¿Esto es ético? ¿Se pierde autenticidad? ¿Se traiciona a los lectores? En cuanto a la relación con los lectores y la ética, no hay problema si se advierte con claridad, pero el tema de estar escribiendo con un fin último comercial divide a la gente.

Mi opinión es que este tipo de viajes proporciona material al bloguero, que siempre desde su visión personal habla sobre lo que disfruta. Yo he tenido la ocasión de conocer Albacete, Cádiz o La Palma porque he sido invitada y la verdad, las he disfrutado como si viajara sola. Que no utilizaría todas mis vacaciones para ello -tanto porque no haría lo que quiero y al fin y al cabo es trabajo- está claro. Y también he dicho que no cuando las propuestas no me interesan. Lo encuentro totalmente loable.

Si queréis saber más sobre este tema en un post cuento como fue mi primera experiencia en un blog trip.

Irene, yo y mis opiniones

El título de este apartado es la coña eterna con mi nombre, Irene, y la película a la que hace referencia. Con ello, quiero decir que creo que la clave, además de un buen contenido, es opinar y dar estilo personal a todo lo que se escribe. Tu perspectiva, enfoque, forma de escribir, fotos y comentarios te definen, así que dales forma y apuesta por tu estilo. Y sé cercano, ya que para leer sobre un destino las personas no irán a un blog, ya que podrán informarse en una guía en papel. Ofrece algo más.

Yo intento destacar por esos post originales que he reunido en una sección llamada ‘Reflexiones de viajes’, aunque escribo en ella menos de lo que me gustaría porque no todos los días soy tan creativa.

Escribir es una terapia, como lo es viajar

“Trabaja de algo que te gusta y no tendrás que viajar ni un solo día de tu vida”, dicen. Evidentemente el blog no es mi principal dedicación, pero en cierto modo, cuando profesionalizamos la bitácora, todos lo hacemos con la ínfima esperanza de poder vivir algún día de ello. O de viajar, o de escribir, o de soñar. Aunque solo sea el deseo, alivia. Es como una especie de terapia. Una motivación. Y eso, en los tiempos que corren, no es poco. Salva. Respira uno como mejor… 😛

No sé por qué siempre que escribo de estas cosas me viene a la cabeza un fragmento de la película Piedras y tengo que reproducirlo: “¿Dónde irán los sueños cuando no los conseguimos? Porque a algún sitio tienen que ir… Aunque creo que al final los sueños no son más que una excusa, pero una excusa muy gorda: son la excusa para vivir”. Yo creo que mis sueños, diariamente, van al blog en el que escribo, aunque alguno seguramente también esté en otro lado, urdiendo un plan.

“Lo único constante en esta vida es el cambio”

Como reza la frase, puede que sea la única verdad que pueda contaros de este blog es esta: no tiene nada que ver con el que fue en inicio. Y seguramente no tendrá nada que ver con lo que será dentro de unos años. No lo son los títulos, ni la redacción, ni los contenidos, ni las fotos. He aprendido de otros blogs, de la experiencia, de mi trabajo y he intentado afinarlos siempre, poco a poco, para intentar mejorar.

Los viajes no solo son los lugares. Los viajes son los momentos

Los viajes son un conjunto de cosas, de eso no hay duda, pero con el tiempo, con la poca experiencia que he podido juntar, creo que lo más importante son los momentos. Aunque hay destinos que suelen ser maravillosos por sí mismos, la verdad es que no todos por esa sola característica, te ofrecen un momento genial. Cada uno tendrá sus preferencias, pero para mí, cada vez más, un buen momento requiere de un paseo agradable, mucho pateo, colorido, belleza, un buen paisaje, un atardecer, gente entrañable o una buena comida. Hay muchos elementos, pero solo la mezcla perfecta de alguno o todos ellos da ese algo que nos vuelve locos. Que nos engancha.

Si no puedes retenerlos; puedes recordarlos

Otra de las cosas buenas que tiene tener un blog es poder recordar esos momentos que han sido tan importante; tus viajes. No hay nada como volver a esos destinos que te han marcado, ver fotos que te hacen volver a un destino, a recordar anécdotas o a leer lo que piensas sobre ciertas cosas.

Pesa más lo bueno que lo malo

No podría acabar esta lista sin comentar algo de la parte “no tan buena” (sí, es un eufemismo: mala, la parte mala) de ser bloguero de viajes. Con la profesionalización y el hecho de conocer a otros colegas de afición, uno se da cuenta de que este mundo, como otros, se convierte en una especie de lucha de egos; de que te encuentras gente que puede ser cercana, simpática y sincera y otra que seguramente, casi sin querer, te mirará por encima del hombro y se creerá dueño de la verdad absoluta. Muchas opiniones (que vivan) y poco entendimiento. También hay otros retos frutrantes, como puede ser la falta de ideas nuevas al escribir o la desgana por no ver cómo el blog crece y que por fin lleguen esas miles de personas que llegarán a leerme 😛

Estas cosas existen, están ahí, pero son pocas y son cobardes. Y sobre todo, son menos razones que las buenas; las que casi todas las semanas me llevan delante de un ordenador a escribir sobre lo que más me gusta hacer. Y las que cada mes me llevan a conocer lugares nuevos; a sentirme más libre de lo que me siento haciendo cualquier otra cosa.

Nadie dijo que fuera fácil y en el fondo, la verdad, creo que así tiene que ser. Así es la vida y como decía una buena amiga, si no fuera así habría que cambiarla para que fuera así.