Cuando uno disfruta de uno de sus mayores placeres suele convertirlo en un ritual. Con ello me refiero a que analiza todas sus fases, se predispone con anterioridad al hecho en sí mismo y se regodea después. Hoy analizaré, en un post muy personal, el ritual que gira entorno al maravilloso mundo de los viajes.
1. Lee, infórmate sobre el destino. El ritual del viaje hace que este comience mucho antes de su fecha de inicio. Yo diría que el ritual comienza cuando te compras la guía de viajes elegida o comienzas a informarte sobre el destino turístico. La sensación experimentada ya va conformando parte del ritual.
2. Elige la ruta, las actividades, cierra todos los detalles. Comenzar a preparar el viaje ya implica decidir: donde viajaremos, qué haremos, cuánto tiempo estaremos en cada sitio… ¡emocionante!
3. Pide opiniones, comparte, busca información sobre otros viajeros en Internet. Aunque muchas veces la guía resuelve casi todas las cuestiones (para mí por ejemplo la Lonely Planet, sin ánimo de dar publicidad, es una biblia viajera), siempre viene bien conocer la opinión de otros turistas. Así tendremos una visión más global, nos ayudarán a decidirnos y sobre todos, nos motivarán para conocer el país.
5. Disfruta del viaje. El mayor ritual es disfrutar del viaje. Cada uno a su manera, aprovecha al máximo su periplo. Para mantener el ritual más allá del recorrido, haz fotos y toma notas. Tampoco tantas que no te dejen disfrutar de lo que estás viendo…
6. A la vuelta, descarga las fotos, escribe un par de textos sobre el viaje. Para finalizar, siempre es bueno dejar huella de tu paso por un sitio nuevo. Intenta canalizar tus emociones y recordar tus pasos en el viaje. Será enriquecedor.
7. Comparte tu visión sobre el destino turístico. Poner en común el conocimiento y las experiencias que te ha aportado el viaje será también fascinante.
¿Hechas algún otro elemento del ritual en falta? ¡Gracias!
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