El mayor atractivo del Algarve son las múltiples formas de roca que componen su litoral: sus colores, sus figuras… Además, la erosión del viento ha formado muchas grutas y cuevas que conforman un paisaje único. Y uno de los mayores exponentes de ello es la Ponta da Piedade, uno de los extremos del mar portugués, que dan también un encanto especial a esta costa y que acaban en el Cabo de San Vicente, el punto más occidental del continente europeo.
Para llegar a Ponta da Piedade hay que ir a Lagos y seguir las indicaciones por las afueras de la localidad. Al llegar, podremos aparcar el coche en la zona de parking e ir andando hasta los distintos miradores formados por la naturaleza… Corona el monte el faro de Ponta da Piedade, que fue construido entre 1912 y 1913.
Para poder hacer una excursión por la zona de Ponta da Piedade debemos bajar unas largas escaleras y hacer cola (en el caso) para tomar un barco. El recorrido vale 12,5 euros, dura media hora y consiste básicamente en mirar y tomar fotos. El capitán de la pequeña embarcación explicará todo a medida que se vaya viendo y contará las cosas que la sabiduría popular ha visto en las rocas y las originales formas que han tomado.
Así, el viajero podrá ver un garage, una chimenea, la cara de Michael Jackson, un mono, un elefante, un pequeño elefante, una catedral, Bellas Artes, un camello, al mismísimo Titanic y al iceberg, un corazón, el Arco del Triunfo y una cocina. También se verán las playas de las cercanías, vease: Dona Ana, Playa Camilo y Playa Grande. Eso sí, uno no podrá bajarse porque los recorridos son pequeños y tampoco darse un baño. Pero merece la pena. Yo estuve debatiéndome si subir o no, por eso de que me parecía todo poco natural, pero finalmente mereció la pena. El hombre que nos enseñó las rocas era auténtico y aunque el viaje es corto, se hace intenso.
La excursión muestra la belleza del paisaje y los geniales fondos marinos de Portugal, las aguas cristalinas de la zona. No es raro que sea uno de los parajes más visitados y fotografiados del país. Una joya del Argarve.