Llevo varios viajes a las Islas Canarias y tengo que decir que ninguno de ellos me ha decepcionado. Gran Canaria era la única de las principales islas que me quedaba y dado que quizás esperaba algo menos, la sorpresa fue genial. Sus buenas playas, un centro-norte de la isla más verde y una comida especial fueron los principales ingredientes para disfrutar al máximo de 4 días en la isla, si bien no los únicos. A lo largo de este texto os contaré nuestra experiencia, completa, sanadora y especial, indicando aquellos lugares que ver y que no os podéis perder.
Viajamos a la isla en abril, una buena opción que nos permitió disfrutar del destino en una época con menos gente y relativo buen tiempo, ya que los grados en el archipiélago siempre son adecuados (en este caso, en torno a 20) y pudimos así disfrutar del primer baño del año. Llegamos un jueves y partimos un domingo, con el deseo de desconectar de unos meses intensos de trabajo y si bien nos supo a poco, encontramos también muchos elementos que nos hicieron tener un break totalmente necesario para la rutina.
Este objetivo marcará la experiencia, mucho más tranquila que en otras ocasiones. Quizá recomiende menos lugares y más restaurantes o el hotel, que elegí con algo más de mimo ya que necesitaba mucho más que en otras ocasiones, encontrar descanso, comodidad y paz.
Día 1: toma de contacto y visita a la Sardina del Norte
El primer día en la isla, test de antígenos mediante, fue una toma de contacto y la búsqueda de nuestro rincón en el destino. Tras instalarnos en el hotel, en la zona de las Canteras de la ciudad de Las Palmas, comimos en los alrededores de la playa, considerada una de las mejores de tipo urbano de España (y por tanto, seguramente, también de todo el mundo). Aunque tiene siempre muchísima gente, el arenal tiene unas condiciones ideales para el baño y es muy bello, por lo que cuando teníamos un hueco, siempre volvíamos al paseo para disfrutar del mar y de la vista, preciosa.
La Sardina del Norte, calma y playa en Gran Canaria
Tras marcar el paso tranquilo del viaje y echar una siesta, por la tarde nos dirigimos a un pueblo más pequeño que no está muy alejado, la Sardina del Norte. Encajonado por las altas montañas de esta zona, tiene unas condiciones ideales para resguardarse del viento, que estos días era bastante fuerte y hacía que la sensación térmica fuera algo más baja. Por eso, os recomiendo que si lo visitéis, no olvidéis el bañador como hice yo, ya que su playa es muy agradable y seguramente ideal para disfrutar de un baño. Nosotros tan solo nos mojamos los pies y nos sentamos en la arena disfrutando del ambiente, que era intenso.
El pueblo no nos pareció especialmente bonito, si bien el paisaje, con grandes formaciones rocosas al fondo, tenía su encanto. Paseamos hasta el final del pueblo, donde las piedras y la naturaleza cortan de forma abrupta el camino y nos recordaron lo especial de estas islas de origen volcánico.
Día 2: descubriendo las playas del sur
Uno de los principales motivos que encandila al viajero de las Islas Canarias son sus playas, ya que tiene algunas joyas imprescindibles. En Gran Canaria hay muchas y variadas para visitar, de las que nosotros elegimos para este segundo día dos: la de las Dunas de Maspalomas para la mañana, y la playa de Anfi para la tarde, uno de esos paraísos conocidos por todos, rodeada de hoteles y abarrotada imagino en verano, pero que al ser abril pudimos disfrutar con relativa comodidad.
Las Dunas de Maspalomas, una joya natural
Las Dunas de Maspalomas, una de las referencias más populares de la isla, es un tesoro natural situado en el sur de la isla. A lo largo de más de cuatrocientas hectáreas se disfruta de este espectáculo natural que ha ido tomando esa forma lunar tan característica y que resulta tan único a la vista. Parte de la zona está protegida y no se puede pisar, pero otra está abierta y se puede ir recorriendo a pie. Nosotros dimos un largo paseo duna arriba, duna abajo; recorriéndolas prácticamente solos.
Además del bello paisaje, la playa kilométrica que tenemos gracias al próximo mar, es también muy bonita y aunque no llegamos al tramo más popular, conocida como la playa del Inglés, tuvimos espacio suficiente para dejar que el paisaje renovara un poco nuestro cuerpo. Hacía un poco de fresco y por eso no nos bañamos, pero hicimos una larga caminata.
Buenas playas en Gran Canaria
Por la tarde, teníamos dos opciones (dejamos la playa de Tiritaña para otra ocasión), pero nos decantamos por visitar la playa de Anfi, uno de los arenales más privilegiados de la isla. Aunque es una playa situada en el típico enclave súper turístico, sus aguas cristalinas hacen que sea bastante irresistible y que visitada fuera de temporada, merezca absolutamente la pena. Allí nos olvidamos por un rato de nuestra vida en la ciudad, nos dimos un baño reconfortante (aunque costó porque el agua estaba bien fría) y nos deleitamos con el color del agua y la arena blanca (que aunque es artificial está muy bien conseguida).
Nos quedaron muchas playas por conocer (especialmente la Playa de Güi Güi, que nos hubiera llevado un día conocer), pero las que vimos nos encantaron y dejaron este capítulo como uno de los fuertes de la isla para recomendar y para no perder la ocasión de volver.
Día 3: conociendo el interior de la isla, un tesoro natural
Este día tomamos rumbo al centro-norte de la isla, allí donde se encuentran sus cumbres y los tonos más verdes, gracias a las leves lluvias que se producen. Pero este periplo lo es también a zonas más aisladas, recónditas y por tanto a veces también más auténticas que tan sólo desde el coche son ya una maravilla. Las carreteras son vertiginosas y a veces es necesario parar para disfrutar del paisaje, ya que más que un punto en concreto, fue lo que más disfruté de ese día. Y fue mi día favorito allí.
Nuestra primera parada era el Roque Nublo, tercer punto más alto de la isla (unos 1.813 metros sobre el nivel del mar) y que nos permitirá una corta caminata para disfrutar de forma calmada del entorno. Dejamos el coche cerca del punto donde comienza el paseo, ya que no hay mucho aparcamiento; y disfrutamos tranquilamente del camino, salpicado por un montón de flores y plantas coloridas que le dan su toque al conjunto.
La genial caminata a Roque Nublo, imprescindible
Fueron cinco kilómetros donde nos maravillamos con las terrazas formadas sobre el terreno que teníamos a la vista, donde poco a poco el cielo se fue despejando y dejamos por debajo a las nubes que iban dejando la “lluvia horizontal” sobre la zona y donde hicimos un poco de deporte para sentirnos bien. Una vez alcanzado el Roque Nublo, peñón mucho más impactante de cerca ya que mide 80 metros desde su base, aún pudimos escalar un poquito para rodearlo y obtener aún mejores vistas. ¡Una pasada de mirador natural!
Las estampas que se logran desde este paseo son difíciles de describir, pero es totalmente recomendable poder vivirlo en directo. Al fondo, en un día claro, se puede ver con claridad Tenerife y el Teide, horizonte perfecto para este rincón natural que nos dejó un genial sabor de boca.
A la vuelta, seguimos disfrutando de ese recorrido tan especial e hicimos una parada en Teror, un pueblo coqueto y con una arquitectura muy singular donde destacan sus pintorescos balcones de madera, que también os recomiendo mucho conocer. Como puntos de interés, destaca la Basílica de la Virgen del Pino, pero que cuando fuimos estaba en obras y no pudimos la conocer.
Se trata de un destino de peregrinaje de la parte más devota de la isla, ya que Nuestra Señora del Pino es la patrona de la Diócesis de Gran Canaria, y se celebra una de las fiestas más importantes: la fiesta del Pino. Más allá de esto, nosotros disfrutamos de sus anchas calles y ambiente tranquilo.
Día 4: tour por Las Palmas y despedida de la isla
El último día aún teníamos toda la mañana, pero ya estábamos condicionados por la vuelta, que sería a la tarde. Decidimos no movernos lejos y conocer la capital de la isla, Las Palmas, que fue sin duda otra de las sorpresas más agradables del viaje. Coqueta y elegante, esta urbe esconde en su casco antiguo algunos edificios y zonas que la hacen realmente agradable e interesante para visitar.
La Vegueta y Triana, casco antiguo de Las Palmas
Comenzamos el tour en La Vegueta, concretamente en la preciosa plaza de San Antonio Abad, pegado a la bonita Casa de Colón, hoy museo. De ahí paseamos por calles ensortijadas y con multitud de detalles hasta llegar a la Catedral de Santa Ana de Canarias; y su amplia y coqueta plaza. Aunque este barrio es pequeño hay varios puntos con mucho encanto y mereció realmente la pena. Luego también paseamos por Triana, algo más nuevo pero también con mucha historia y lleno de vida. Me gustó especialmente su toque modernista, expresado en algunos kioscos, casas de la zona y el edificio del Gabinete Literario.
Gracias a la recomendación de la guía del tour, aún pudimos descubrir otro rincón muy recomendable de la isla: el barrio de San Cristóbal de Las Palmas. De corte marinero y humilde, aún pudimos ver por última vez las olas rompiendo frente al mar; y comer en un restaurante bastante conocido entre los locales, con buen producto y sabor canario. Un lujo final para despedirnos de esta isla que tanto nos gustó.
Datos prácticos en Gran Canaria
Dónde comer
Zona de Playa de las Dunas de Maspalomas: comimos súper bien en el restaurante El Caldero. Además de un arroz muy bueno (tienen opciones de todo tipo), pedimos un plato de queso frito y no podía ser más original y estar más bueno. ¡Muy recomendable!
Zona de Playa de Las Canteras: aunque no en la misma playa, nos acercamos a dos restaurantes que nos encantaron y os recomendamos. Uno de ellos y el más especial en el que comimos es el Hoocks, donde os indicaré el plato estrella para que disfrutéis de él: se trata del bowl de panceta de la isla cocinada a baja temperatura, aguacate, huevo y arroz. ¡Qué rico! Además tienen buenas cervezas internacionales.
Otro restaurante que nos gustó y que conocimos porque cuando pasábamos por allí nos encantaba su estética fue el Chiwawa. Es de comida mexicana y quizás no tan especial como el anterior, pero su estética, servicio y mimo nos encantó.
Zona de San Cristóbal, en Las Palmas: llegamos por recomendación local y nos alegramos mucho de conocerlo. El Atlante tiene buen producto local y precios económicos, además de estar cerca del mar. No dudéis en probar el gofio escaldado, hecho con este ingrediente local y pescado, así como acompañado de cebolla para “mojar”. Las lapas o el queso frito están también de muerte.
Dónde dormir
Nuestra elección fue el hotel Chez Abel, situado en la playa de las Canteras, y la experiencia fue sobresaliente. Aunque no está a pie de playa, sí está muy cerca, y puedes escuchar el mar desde sus balcones. Nosotros pagamos un poco más por una habitación con terraza amplia y fue nuestro rincón favorito durante varios días.
Todo está cuidado y tiene todo lo disponible para poder cocinar allí. Además, el desayuno es original y por el momento excepcional que estamos viviendo, te lo sirven en la habitación a la hora que indiques. Cuenta también con servicio de lavandería, gimnasio o salas de reuniones en caso de que el viaje sea de negocios. Un 10 para unos días de descanso y relax más que merecidos.
Un viaje por Canarias
*Otras ideas de viaje por Canarias: como adelanté al principio, creo que el archipiélago canario es siempre una garantía de elección en un viaje. Buen tiempo, buenas playas, buena gastronomía, una idiosincrasia única, naturaleza, paisajes… por eso, te redirijo también a otros post sobre nuestros viajes:
- Seis días en Lanzarote, quizás la más bonita si bien la más tranquila para mi gusto.
- Ruta por Fuerteventura, la mejor a nivel de playas, si bien la más normal en cuanto a paisajes.
- Ruta por La Palma, la más salvaje, si bien quizás la menos accesible.
- Ruta por Tenerife, para mí la más completa, si bien una de las más turísticas.
Me alegro que te haya gustado la isla. No se que concepto tiene el turista de Gran Canaria, pero creo que no es muy buena, por eso cuando vienen sorprende de lo maravilloso que es su interior.
Te dejaste bastantes sitios para cuando vuelvas.
Te esperamos
Saludos