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Rutas costeras en Asturias: Playa de la Griega – Playa de la Isla

Santiago 3 octubre, 2012

griega-colunga

De playa a playa: Rutas a pie por las sendas costeras de Asturias

RUTA: PR.AS-196 “Los Misterios del Mar”

CONCEJO: Colunga

EXTENSIÓN: 5 km

DURACIÓN: 2 horas largas

PERFIL: favorable, salvo la subida inicial. Fácil

PISO: Bueno, senda natural en su mayor parte

PANORÁMICA: abierta y pegada al mar, salvo el bosque inicial.

ACCESO: autovía del Cantábrico, A8/E70, salida 345 Colunga, a medio camino entre Villaviciosa y Ribadesella – N-632 a Colunga – AS-257 a Lastres: a unos tres kilómetros, desviación derecha a Playa de la Griega.

SALIDA: Playa de La Griega (Colunga): arenal no urbano de unos 800 m, con servicios de aparcamiento, restauración y camping. Buenas olas.

LLEGADA: Playa de la Isla (Colunga): arenal urbano de unos 800m, con paseo marítimo y un característico islote-peñón que le da nombre.

RECORRIDO: Comienza al este de la playa de La Griega, en el puente que la separa de la zona del camping para salvar el pequeño río Colunga o Lliberdón, que allí desemboca. De tierra arenosa bien compactada, con barandilla y miradores en madera, arranca en fuerte pendiente que, antes de internarse ladera arriba por la falda del acantilado, a escasos 600 metros del inicio, abre un pequeño ramal a la izquierda hacia un mirador sobre el agua y, con la marea baja, sobre el yacimiento de icnitas, las huellas de dinosaurios que en pleno Mesozoico poblaron el lugar. Estamos en plena Costa de los Dinosaurios, zona rica en hallazgos, entre Gijón y Ribadesella.

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Volvemos a la senda principal, ahora ya camino de monte, irregular y más estrecho, que penetra en pronunciada subida a través de un amplio y tupido bosque de eucaliptos. Una vez arriba, zigzaguea por la ladera contraria en fuerte bajada hasta hacerse recto, ancho y llano en campo abierto. Si lo seguimos, llegamos al pequeño pueblo de Güerres, pero nuestra senda se desvía hacia la izquierda al poco de empezar la recta y desciende pegada a tierras de labor hasta encontrarse de nuevo con el mar. Al oeste, al fondo a nuestra espalda, aparece el muelle de Lastres, mientras nosotros proseguimos la marcha al borde de altos acantilados, escarpaduras casi verticales de enorme belleza, por una vereda natural estrechísima que invita al descanso de trecho en trecho con sus mesas y bancos y miradores de madera situados estratégicamente a lo largo del recorrido. Es, sin duda, el tramo más espectacular.

A nuestra derecha, frente a la línea del horizonte marino, apenas hay ya árboles, solo algunos frutales. Prados y más prados, suavemente ondulados y verdes, salpicados de amplias matas de arbusto y matorral propios de la costa, hermosas sobre la hierba donde pastan, libres y despreocupadas, numerosas vacas, ovejas y cabras. A medida que avanzamos, la altura sobre el agua va disminuyendo y aparecen algunas calas recogidas, con ínfulas de playa, hasta que vemos por fin las primeras huertas y casas del casco urbano de La Isla.

Pasamos una pequeña arboleda, un enorme roquedal marino y un muro en cerrada curva que sirve de protección contra el mar a una terraza ajardinada y casi infranqueable, la altísima vegetación devorándolo todo, que termina al otro lado, donde muere definitivamente el tramo. Saltamos por los escalones habilitados para ello y pisamos la primera calle del pueblo. Solo queda cruzarlo, entre casas bien cuidadas, y girar hacia la izquierda en busca del agua, de la Playa de la Isla, nuestra meta final. ¡Es la hora del baño, valientes!

VISITAS OPCIONALES: Villa de Colunga; pueblo marinero y televisivo de Lastres; núcleo rural de Güerres; Museo Jurásico de Asturias (MUJA), en la rasa colunguesa de San Telmo; mirador de El Fitu, bajo la sierra del Sueve, al sur.

Texto: Santiago Somoza

Imagen: Flickr

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Santiago

Santi Somoza, de estirpe asturiana en la desembocadura del Eo, allí donde ástures y galaicos se dan la mano, aferrado siempre a su clan galego-forneiro, hipermétrope enjuto, jubiloso jubilado, maestro de nada y aprendiz de todo, pacífico y socarrón, descreído, escéptico, indignado, viajero letraherido y maratoniano corredor de fondo, ave nocturna y perpetrador de tangos, amigo de sus amigos, amante del buen vino y la poesía y, por encima de todo, de sus tres queridísimas mujeres. View all posts by Santiago →

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