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RUTA: SL.AS-18 “Ruta de las Minas II”

CONCEJO: Castrillón

ORIENTACIÓN: de O a E

EXTENSIÓN: 5 km y medio

DURACIÓN: 2 horas y media

PERFIL: Dificultad media baja, con algunos repechos y toboganes asequibles. Pavimento muy cómodo y buena infraestructura caminera: mesas, bancos, miradores, descansos, áreas verdes, merenderos… en los dos tramos de verdadera senda

PANORÁMICA: Dos partes bastante diferentes, pero interesantes ambas: la primero, de Santa Mª. del Mar a Arnao, más abierta y pegada al mar, con altos acantilados y una panorámica asombrosa; la segunda, de aquí a Salinas, más interior, boscosa y cerrada, sobre todo en la bajada final.

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ACCESO: autovía del Cantábrico, A8/E70, salida 420 a Vegarrozadas y Piedras Blancas: N-632 – N-643 a Santa María del Mar (otro acceso válido sería el señalado en la ruta 5, vía aeropuerto de Asturias).

SALIDA: Playa de Santa María del Mar, en la desembocadura del río La Ferrería, urbana y residencial, amplia ensenada con paseo marítimo y cámping

LLEGADA: Playa de Salinas, la más concurrida de la zona, un arenal urbano de más de dos kilómetros, apto para baño y surf, con un precioso paseo marítimo. Lugar de antiguo balneario, hoy reconstruido, y turismo residencial.

RECORRIDO: Salimos del mismo punto donde terminamos la ruta anterior: la Playa de Santa María del Mar. En su extremo oriental, se baja un puentecillo de madera desde la carretera sobre el río playero, se cruza al otro lado del arenal y, a pie de acantilado, comienza la senda, que trepa por la ladera en fuerte pendiente. Es de gravilla con un pequeño riego asfáltico, tanto que ya se levanta en algunos puntos. Pero no está mal, encajado en su bordes de madera, con bancos y miradores cada pocos pasos y con unas preciosas vistas que mejoran a medida que se va ganado altura.

Al oeste, el  recorrido de nuestra ruta anterior: primero se divisa toda la costa y valle de Santa María, desde Bahínas a Naveces; luego, el cabo Vidrias; y más arriba, una vez que pasamos el islote de La Ladrona, casi pegado a la costa, ya comienza a verse la isla de Deva, antesala del Playón de Bayas. En el sentido de nuestra marcha hacia el oriente, caminando con el mar a babor, al borde de altísimos acantilados de postal, alcanzamos el Mirador de las Arribas, el punto más alto, con la primera vista del pueblo de Arnao, minero de carbón y cinc: viejo castillete (el más antiguo de Asturias, hoy Centro de Interpretación del Cinc y del Devónico), playa, Fábrica y caserío urbano. Bajamos y lo recorremos por ese orden, ahora sobre asfalto.

Cruzando por el centro del parque urbano local, frondoso y verde, se retoma, al otro lado y no sin alguna dificultad, la senda de tierra, que arranca de una estrecha callejuela de cemento a mitad de calle, cuesta arriba y entre casas, el mojón indicador medio escondido a un lado. La subida es aquí bastante fácil, muy abierta y rodeada de monte bajo.

A media altura, al lado de un panel explicativo, una breve parada y una mirada atrás nos permitirán contemplar toda la zona de Arnao que hemos pateado y el imponente complejo industrial a nuestros pies, que mira al mar en su estratégica e incomparable ubicación. Aparecen luego los pinos y los helechos, pero la vegetación no es aún ni muy alta ni tupida. El Mirador de Pinos Altos, en la cima, es una amplia explanada verde con dos sucesivas Áreas Recreativas, amplias y bien dotadas, la última de las cuales cae en vertical precipicio sobre la carretera y el paseo de Salinas, una miniatura a nuestros pies.

Nuestra senda continúa por la ladera opuesta del elevado mirador, que ahora sí es un verdadero bosque de pinos altos. Los enormes tojales sustituyen aquí a los helechos y se asoman al camino, encajado y sombrío, que baja en picado y en cerradísimas curvas hasta toparse con las primeras casas de Salinas, altos edificios de pisos en colmena que, vistos aún desde arriba, nos reciben con una sensación de vértigo.

dibujo

El pedrón oficial anuncia el final de la senda, que desemboca en la carretera general de salida hacia Arnao, justo frente al Balneario, con el Paseo y la Playa de Salinas detrás. Al fondo, a la izquierda, se ve La Peñona, amplio mirador rocoso sobre el mar, con su Museo de Anclas al aire libre, escoltadas de banderas y esculturas, de visita obligada, y algo más atrás el túnel que se traga el tráfico rodado. Y hacia el este, ya al final de la playa, nos acercaremos a las dunas de El Espartal, a un paso de la playa de San Juan de Nieva, ya en la Ría de Avilés.

VISITAS OPCIONALES: Santa María del Mar (pueblo y zona de playa); Arnao (pueblo, playa, Centro de Interpretación y Fábrica); Salinas (playa y paseo, Museo de Anclas, dunar); Avilés.

por Santiago

Santi Somoza, de estirpe asturiana en la desembocadura del Eo, allí donde ástures y galaicos se dan la mano, aferrado siempre a su clan galego-forneiro, hipermétrope enjuto, jubiloso jubilado, maestro de nada y aprendiz de todo, pacífico y socarrón, descreído, escéptico, indignado, viajero letraherido y maratoniano corredor de fondo, ave nocturna y perpetrador de tangos, amigo de sus amigos, amante del buen vino y la poesía y, por encima de todo, de sus tres queridísimas mujeres.

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