Más allá de clichés sobre el país vecino o enfrentamientos fútiles encarnados en muñecos de guiñol, Francia es un país turística y culturalmente admirable. Desde el momento en que pisé suelo francés, fui poco a poco dándome cuenta de que su virtud está en los detalles, en las pequeñas cosas. Por eso hoy hablaré una a una de las razones por las que amar a Francia.
Silencio
En distintos momentos de mi viaje en furgoneta por la costa este francesa fui consciente de lo silenciosos que son los franceses, al menos en comparación con mi país, España. Gracias a ello, se puede disfrutar de una gran paz en una plaza llena de gente, por ejemplo, donde la gente habla pero apenas se percibe un bisbiseo, o en los campings, donde la sensación de desconexión es máxima. Es una sensación parecida a bajarse del mundo por unas horas.
Servicios
Colliure fue el primer pueblo que visité de Francia y me sorprendió ver baños públicos en sus calles. En este caso, no estaban muy sucios, si bien he hablado este tema con gente que me ha dicho que en otras zonas del país, sí (en París, por ejemplo, dicen, están sucios y son bastante caros). Después seguí viendo este servicio en ciudades como Antibes o Annecy.
Por otro lado, me gustó disfrutar de descuentos en las atracciones turísticas (no en todas). Yo soy estudiante y es cierto que estas rebajas no son una novedad, pues habitualmente se hacen, en muchos países. Pero mi acompañante está en paro y en uno de los pueblos no pagó entrada al castillo por su situación laboral. Además, ni siquiera tuvo que demostrarlo.
En Francia, el fenómeno de las autocaravanas está muy extendido. Para fomentarlo, hay servicios específicos para este tipo de viajes, como áreas de servicio donde por unos 7 euros (depende del lugar) puedes pasar la noche con más seguridad y disfrutar de baños. En este viaje me pregunté: ¿Se quedan los franceses en su país porque España no tiene tales instalaciones?
Pero este tipo de vehículo no es el único que está presente allí por doquier: la bicicleta, esa forma de moverse que apenas contamina y que ayuda a las personas a estar más activas, está también muy presente en Francia. Y por añadido, claro está: carriles bici que dan importancia al ciclista y que llaman la atención en el centro de las ciudades. Motivo también de que admiráramos la calidad de vida que se genera con este tipo de iniciativas. Pero ello se comenta en el siguiente apartado.
Calidad de vida
La Clasificación Internacional de Vida nombró a Francia como el país con mejor calidad de vida allá por 2010, por su sistema de salud, pero también por «las flores que crecen en las ventanas, los amplios y hermosos jardines, encantadores cafés al aire libre y calles limpias”.
Y no hacen falta referencias oficiales, esto se ve rápidamente en un viaje por el país: los franceses cuidan lo suyo y lo cuidan bien. En todos los pueblos y ciudades que he visitado tuve esa sensación. Pero es que además es evidente que cuentan con recursos para ello. En Francia, en casi todos los lugares se percibe un alto nivel de vida; pero también un gusto especial por la estética y el estilo.
Simpatía
Cierto es que uno al viajar, se encuentra con gente predispuesta a tratarlo bien (aunque no siempre). Pero aunque es una conclusión totalmente subjetiva, puedo decir abiertamente que con todos los franceses que traté quedé encantada. Especialmente agradecida estoy a un turista francés que mientras pescaba nos contó lo mejor de su país y gracias al cual recorrimos lugares preciosos como Colliure o Gruissan. Pero también a otras muchas personas que fueron muy amables.
Hay un rumor popular que dice que la gente de París es algo estirada y en las veces que he estado allí puede ser que me encontrara con casos así, pero tampoco creo que sea algo generalizado.
Bohemia
Yo no sé la vuestra, pero mi imagen de los franceses proviene del cine y me los imaginaba a todos alrededor de una mesa, debatiendo sobre actualidad o cultura y bebiendo vino. Es una asociación que hacía al ambiente artístico/cultural/bohemio que imaginaba allí. Y me quedé con un par de referencias que me hicieron pensar que no me equivocaba.
En Colliure pude disfrutar de una actuación callejera de un joven artista y de ver cómo la gente se paraba a verle y aplaudía al acabar la canción. Además, en la Provenza vi muchas tiendas vintage o retro que asocié a esa imagen de una Francia chic y moderna, pero un estilo siempre nostálgico de otros tiempos. También me recordó la influencia de los artistas franceses el seguir la pista de Van Gogh por la costa este francesa, a pesar de que este es holandés. Se vino atraído por ese encanto gusto que tiene el país, que en ocasiones parece él mismo, una obra de arte.
Nos ha encantado tu artículo así que las numerosas anécdotas de tus viajes a Francia. Gracias por hablar esta imagen tan positiva de nuestro país y su gente, ¡esperamos acogerte de nuevo en Francia muy pronto!