Empecé a beber vino en una bodega, así que tengo especial cariño a estos lugares. Creo que esta bebida es tan rica y variada que podríamos sumergirnos -probando los millones de opciones que hay- en su mundo durante toda una vida y encontrar en ello un enorme placer. Además, la bodega que visitamos en nuestro reciente viaje a País Vasco -a San Sebastián y Vitoria-, la del vino Marqués de Riscal, es doblemente especial. Además de hacer un producto de primera, sus paredes han sido remodeladas para modernizarse y presentar una estética única en todo el país. La conocí hace muchos años en foto y desde entonces, sabía que algún día me dejaría caer por allí.
¿Por qué es tan especial este templo del vino? Pues porque a las puertas del siglo XXI y en sintonía total con él, la compañía decidió apostar por las últimas innovaciones para su producción pero también para hacer lo que llamaron ‘la ciudad del vino’. Ello consistió en un hotel de lujo, un spa y dos restaurantes de la máxima calidad, también. Y quizás ello no hubiera sido único si no hubieran contado con uno de los arquitectos más reputados a nivel mundial, Frank Gehry.
La reforma de la bodega fue obra de Frank Gehry
Reconocido con el Premio Pritzker en 1989, es conocido en España por ser el diseñador del Museo Guggenheim Bilbao, con el que la bodega guarda cierto parecido. En su idea de que una obra arquitectónica debe ser además una obra artística, creó lo que ahora sirve como servicio turístico pero que además se integra perfectamente en el paisaje.
La bodega es sin duda una genial razón para hacer una incursión, aunque fuera pequeña como en nuestro caso, en la Rioja Alavesa. Se sitúa en Elciego, que es también un pueblo de calles empedradas con mucho encanto e ideal para comer después de la visita si tenemos interés.
Quizás a gente una obra así le pueda chirriar, quién sabe, pero para mí es algo maravilloso que algo tan moderno pueda quedar bien con un paisaje tan rural. Me encanta. Además, que alguien tan reconocido a nivel mundial recale en un pequeño pueblo de España me parece también un hecho genial -claro está que Don dinero todo lo puede, pero eso no lo hace menos genial-.
Sin duda, además de la gran obra que precedió a lo más puramente estético, la cubierta exterior es lo que más llama la atención. Es un homenaje además al vino que le dio vida, pues los colores del aluminio -granate arosado, dorado y plata- se corresponden con los principales elementos del vino Marqués de Riscal: las tonalidades rojizas del producto, el dorado de la malla y el plateado de la cápsula de la botella de vino. Por otro lado, también se mantienen estructuras de arenisca, el material más común en la zona; y madera.
La visita a la bodega de Marqués de Riscal
Nuestra visita a la bodega de Marqués de Riscal, se situó en el marco de una escapada a País Vasco. Tuvimos otras en mente, pero además de interesante, la bodega facilita mucho la visita y tiene un montón de horarios que poder utilizar. Así que fue fácil decantarnos por ella.
Para poner fáciles las cosas, se puede acceder a la compra de entradas directamente desde la página principal. Allí podréis consultar con certeza los horarios, pero entre semana suele haber bastantes horarios por la mañana y alguno más salteado por la tarde; y los fines de semana, visitas cada media hora.
La visita comienza con una introducción de la empresa desde sus inicios. Tiene una larga tradición, que se remonta a 1858. Después se permite acceder a diferentes puntos desde donde se disfrutar una vista genial de la parte nueva, pudiendo observar la gran obra de Frank Gehry. A ello le suceden las visitas a varias salas donde se producen los vinos.
En un área de los vinos VIP, me llamó la atención que hay una parte del proceso que los trabajadores aún hacen de forma manual. También tuvimos la oportunidad de ver una sala donde se guardan los vinos de añadas muy lejanas y que aún a día de hoy se abren para que expertos valoren su estado. Como curiosidad, para abrir la botella se rompe el cuello de la misma, ya que el corcho puede deshacerse y arruinarlo todo.
Como colofón, se pueden probar dos vinos de la casa, que quizás fuera en realidad lo más importante. La cata tiene las partes habituales -prueba de color, olor, sabor- y la guía explica la variedad de producto de la que hacen gala. El blanco que probamos era joven, así que para mi gusto, me quedo con el tinto, un reserva de 2014 buenísimo. ¡Buenísimo! La verdad es que me gustan los sabores fuertes y con solera, y el vino Marqués de Riscal es sin duda un gran exponente de este tipo de vinos.
Os recomiendo mucho encontrar unos días para visitar esta bodega y su entorno. ¡Creo que os encantará!
Datos prácticos
Cómo llegar: lo más fácil para hacer esta visita es llegar en tu coche. Desde Madrid, nosotros tardamos 3.50 horas. Antes, veníamos de País Vasco, triángulo que nos resultó fácil de recorrer y que es muy interesante si no conoces esta parte de España. Nos quedamos con ganas de conocer mejor esta zona de Álava, conocida como La Rioja-Alavesa; sus pueblos y sus lugares relacionados con el vino. Pero estamos seguros de que en otra ocasión será.
Si te interesa la zona más norteña, te recomendamos conocer Bilbao y sus alrededores, San Sebastián, Vitoria y el País Vasco francés. Yo es la tercera vez que visito la región y no me canso, la verdad. El paisaje, el carácter, la comida, lo cuidado que está todo… merece realmente la pena.
Dónde dormir: si vais específicamente a la bodega, podéis buscar alojamiento en la zona. Nosotras hicimos noche en el Hotel Sercotel Codina, en San Sebastián, que además de ser un alojamiento con todo tipo de comodidades, nos salió a 55 euros la noche por persona. Muy recomendable.
Dónde comer: hay varios restaurantes en Elciego y muchos de los que están cerca de la carretera tienen precios de menú de fin de semana altos (25 euros). Nosotras comimos en el restaurante La Florida, que no tiene un menú muy caro (17 euros) y sí varios platos que elegir y gastronomía de la tierra.