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Qué ver en Cinque Terre, pueblos que parecen de cuento

Irene 15 noviembre, 2012

manarola

A medida que uno se va aficionando a viajar, siempre llega el momento en el que se agobia pensando: Hay tantos lugares que ver y tan poco tiempo y dinero para conocerlos. Esta sensación es aún más intensa hoy, que contamos con medios como Internet, donde podemos ver a diario fotos de sitios espectaculares. Por eso, cuando uno se te queda grabado en la mente, intentas con todas tus fuerzas ir. Eso me ha pasado con Cinque Terre, los cinco pueblos localizados en zona del Norte de Italia, concretamente en la región de Liguria, que parecen de cuento porque están situados sobre una escaparpada montaña que llega al mar. Hoy os contaré cómo fue mi visita al lugar el pasado septiembre y qué ver en este encantador rincón del mundo.

Yo fui en furgoneta desde España, pasando por otros pueblos franceses que también merecieron mucho la pena. No está muy lejos de la frontera con Italia y hay que seguir la autopista costera hasta el desvío a La Spezia. Esta región es muy industrial y en mi opinión, no merece especial atención.

Eso sí: a Cinque Terre se suele ir en tren porque hay mucho problema para aparcar, por lo que hay que pasar la noche en La Spezia o población cercanas como San Terenzo o Lerici, estas dos últimas mucho más bonitas. Todo dependerá de si llevas coche. En este caso, en la Oficina de Turismo de La Spezia te pueden informar de los distintos pueblos y opciones de alojamiento. Está en la vía principal de la ciudad. Los trenes en temporada alta pasan cada poco tiempo y el billete que se compra es el que da la opción de ir caminando desde el último pueblo –Monterosso– hasta el más cercano a la estación -Riomaggiore-. En mi viaje, mala suerte la nuestra, este camino estaba cerrado por el mal tiempo. Estos pueblos están pegados al mar, por lo que hay partes del camino que literalmente se supenden sobre el agua. De hecho, alguno de ellos ha sufrido grandes inundaciones que han causado estragos en esta bonita tierra, concretamente Vernazza.

El conjunto de pueblos son Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore, todos de una belleza natural sin parangón y Patrimonio de la Unesco. Ninguno es demasiado grande -el terreno limita totalmente su expansión-, se separan del mar por muros en seco, detrás de los cuales se ve el mar golpeando con toda su fuerza y las terrazas de cultivo son su forma de vivir, que además le da un toque único al paisaje. Algo muy singular es también la forma en la que se disponen las casas, pues al situarse sobre la pendiente, dan la sensación de estar escalonadas.

monterosso

Por las circunstancias, al final decidimos conocer solo dos pueblos: Monterosso y Manarola, este último el más conocido y objetivo en mi mente viajera desde hace tanto tiempo. En el primero, al bajar del tren, descubrimos que quizás fuera el menos pintoresco de los cinco, sobre todo porque tiene menos pendiente, pero pronto nos encadiló su paseo marítimo. Además, si quieres darte un baño en verano con buen tiempo, puede ser una gran opción. Tomamos algo y nos asomamos al paseo que llevaba al resto de pueblos, haciéndonos una idea de la belleza del lugar. Pero pronto tuvimos que retroceder. Tomamos algo y decidimos irnos a Manarola. Nos ganaba por momentos la impaciencia.

Cuando llegas a la pequeña calle principal de Manarola, todo sigue pareciéndote de cuento, pero hay que decir que es más bien una postal. Si fui en septiembre y estaba lleno, no me quiero imaginar en agosto. La fuerte pendiente se nota y hay balcones que dividen los distintos pisos de la localidad; sigues bajando y hay muchos establecimientos; barcas en plena calle; y al fondo, muy cerca, el mar. Por el paseo, hay bancos y varios puntos donde contemplar la maravillosa postal que es Manarola.

Entonces ya puedes sacar la cámara y hacer mil fotos a esa belleza. Las fachadas de colores y el fuerte golpe del mar en el muro hacen aún mejor la imagen. Si sigues subiendo hay un merendero y unos baños. Cuando vuelves a la ciudad, también puedes subir a la zona alta del pueblo, donde está la iglesia de San Lorenzo y desde donde hay también distintas pero geniales vistas. Y ya está todo hecho. Manarola es uno de los sitios más rápidos de visitar en los que he estado y sin duda, uno de los más bonitos. Es algo parecido a ir a un museo y ver un cuadro.

Y con esta comparación me refiero también al único defecto que le veo a este lugar. Hay demasiada gente. Tengo que decir que si bien la zona me encantó, Cinque Terre es muy turística y en la misma región, hay pueblos de una belleza comparable. Por ejemplo Lerici o Portovenere. Os invito a saber más sobre el primero de ellos en el resumen de la etapa de mi viaje por tierras italianas.

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Comments (2)

  1. Ohhh un buen aperitivo de lo que me espera, ¡muchas gracias! Qué ganas tengo de conocer Cinque Terre, me pasa como a ti: un día lo vi por Internet y desde entonces siempre he querido ir.
    Un abrazo de la cosmopolilla.

  2. Pingback: El impulso, factor clave en los viajes (y en la vida)

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